Messi asoma en la sala de espera
El Barcelona, con dos goles del argentino y con m¨¢s intensidad y pegada que finura, supera (3-1) al Milan
El Camp Nou es ahora mismo una gran sala de espera. Las cosas van pasando muy poco a poco en la cancha y en cambio se discute sin pausa en la ciudad porque se suda sorprendentemente en el Camp Nou. Hay mucho debate sobre el valor del juego azulgrana y, sin embargo, los indicadores se?alan que no es un viaje a ninguna parte: el equipo est¨¢ invicto, es l¨ªder en la Liga y desde ayer ya est¨¢ clasificado para los octavos de la Copa de Europa despu¨¦s de derrotar a Balotelli. El Milan ya no es el Milan sino que anoche fue simplemente el equipo de SuperMario. Y, una vez planteada la contienda como una cuesti¨®n personal, Messi y Neymar marcaron las diferencias para suerte del Barcelona.
Alcanzado noviembre, cuando ya se dan algunos partidos de importancia, las rotaciones no pueden disimular el equipo ideal del entrenador del Bar?a. Martino ha llegado m¨¢s o menos al mismo punto que Vilanova, si se except¨²a la presencia de Neymar, y ayer repiti¨® la alineaci¨®n de San Siro. No hay manera de encajar a Cesc, ni siquiera cuando est¨¢ en forma, ni se encuentra hueco para Bartra. Un a?o despu¨¦s, sin embargo, el equipo no juega de la misma manera sino que parece distinto, sobretodo porque ha perdido delicadeza y ganado contundencia, como si quisiera marcar la l¨ªnea y se estuviera preparando para d¨ªas m¨¢s importantes, de momento muy resultadista.
BARCELONA, 3; MILAN, 1
Barcelona: Vald¨¦s; Alves, Piqu¨¦, Mascherano, Adriano; Xavi (Song, m. 88), Busquets, Iniesta (Cesc, m. 78); Alexis, Messi y Neymar (Pedro, m. 85). No utilizados: Pinto, Montoya, Bartra y Tello.
Milan: Abbiati; Abate, Zapata, Mex¨¨s, Emanuelson; Muntari, Montolivo, De Jong, Poli (Birsa, m. 74); Kak¨¢ (Matri, m. 84) y Robinho (Balotelli, m. 46). No utilizados: Coppola, Constant, Bonera y Zaccardo.
Goles: 1-0. M. 30. Messi, de penalti. 2-0. M. 40. Busquets. 2-1. M. 45. Piqu¨¦, en propia puerta. 3-1. M. 83. Messi.
?rbitro: Milorad Mazic (Serbia). Mostr¨® tarjeta amarilla a Abate, Muntari, De Jong y Alexis, que no podr¨¢ jugar el pr¨®ximo partido por acumulaci¨®n de amonestaciones.
Camp Nou. 80.517 espectadores.
Los partidos tienen menos vida y suspense, son m¨¢s convencionales, hay menos finura y precisi¨®n y en cambio se aprecia un mayor voluntarismo, intensidad y pegada. Hay pocas jugadas a uno y dos toques, se imponen las conducciones, ya no silba el bal¨®n y por el contrario el equipo siempre encuentra el momento para ser selectivo y resolver el choque. Hay tiempo de sobras para seguir el juego y tambi¨¦n para cantar los goles. Los partidos ya no se disfrutan sino que se disputan y mastican con independencia del rival. A falta de emoci¨®n, se impone el esfuerzo del plantel, a veces apresurado y poco clarividente y por contra siempre resolutivo por intervenci¨®n de una de sus figuras.
El delantero desequilibrante contin¨²a siendo Neymar. Los azulgrana contaron dos goles despu¨¦s de dos faltas sobre el 11 del Bar?a. El 1-0 lleg¨® de penalti, transformado por Messi, despu¨¦s de que el ¨¢rbitro penalizara un agarr¨®n de Abate al brasile?o, habilitado por Iniesta. Y Busquets cabece¨® un libre directo botado por Xavi por un derribo italiano sobre Neymar: 2-0. No perdonaron los azulgrana en sus dos ¨²nicas ocasiones de la misma manera que concedieron un tanto en propia puerta de Piqu¨¦ despu¨¦s de un centro de Kak¨¢ cuando el Milan hab¨ªa jugado tres cuartos de hora sin la pelota, solo pendiente de negar los espacios al Barcelona.
La efectividad azulgrana hab¨ªa sido m¨¢xima en las dos ¨¢reas. El equipo parec¨ªa ser consciente de que los encuentros se ganan por los goles, ya no por el f¨²tbol. A pesar de su decadencia, el Milan crey¨® que tendr¨ªa su oportunidad en el partido, y m¨¢s despu¨¦s de la entrada de Balotelli, un jugador que solo se dedica a las cosas imposibles. Balotelli le quiso robar el protagonismo reservado a Messi. Y el italiano consigui¨® que despabilara el argentino con un gol definitivo despu¨¦s de una buena combinaci¨®n con Cesc. La verticalidad del volante y el tiro del delantero abatieron sin discusi¨®n al plantel del discutido Allegri.
El tanto se celebr¨® con mucho entusiasmo, por ser el que cerraba el encuentro y porque era de Messi. El 10 se reencontr¨® con el gol, a bal¨®n parado y en movimiento; despu¨¦s aceler¨® a menudo, convencido de volver a ser explosivo; se ofreci¨®, nada de camuflarse, y sigui¨® la jugada en defensa y ataque. No hubo manera, sin embargo, de que sonriera: su mueca fue la expresi¨®n de que todav¨ªa no se siente a gusto con su f¨²tbol. Mira, se toca y no hay manera de que se le ponga buena cara. Hay momentos en que parece como si quisiera que se parara el f¨²tbol hasta que no se recupere del todo. La sintomatolog¨ªa que ofreci¨® est¨¢ en sinton¨ªa con el marcador: parece que va por buen camino.
No ha roto a jugar todav¨ªa Messi ni el Bar?a y, mientras se aguarda el d¨ªa de la reconciliaci¨®n futbol¨ªstica, las victorias se suceden a partir de actuaciones serias y pr¨¢cticas, a ser posible nada de concesiones, ni siquiera a la galer¨ªa. El equipo volvi¨® a pasar un mal rato cuando el Milan se estir¨® con Balotelli. Las sensaciones era muy malas para los azulgrana, porque no controlaban el juego, no sab¨ªan tampoco cerrar el partido a la contra y con el marcador a favor hasta Neymar no atin¨® a definir despu¨¦s de salir de hasta cuatro regates en una acci¨®n soberbia. Y justo cuando se renegaba del equipo, se tem¨ªa por el resultado y se imploraba a la fortuna, apareci¨® Messi para poner el 3-1
As¨ª se suceden los partidos del Bar?a. Hay tiempo de sobras para los resultadistas y los puristas, para Song y para Messi, para lo bueno y para lo malo, horas de sobra para seguir aguardando a que los artistas puedan volver a ponerse el esmoquin despu¨¦s de dignificar el traje de pana como jornaleros. Al menos, hubo noticias de Messi, ahora mismo ni nueve falso ni diez sino el jugador que le pone la firma al anunciado triunfo contra el Milan de Balotelli.
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