El Athletic descabeza al Bar?a
El equipo de Valverde acogota al de Martino y convierte su acto de fe en una victoria laboriosa El Atl¨¦tico, col¨ªder con los azulgrana, mientras que el Madrid se queda a tres puntos
Entre leones y panteras andaba el juego. El Athletic con la manada bien organizada buscando zarpazos definitivos y el Bar?a examinando cada movimiento para elegir el momento del ataque. Unos por el asedio, otros por el salto mortal. La presa era una victoria con efectos terap¨¦uticos para ambos cazadores. El Bar?a ven¨ªa de una cacer¨ªa frustrada en Holanda y la duda en el cuerpo de si no caz¨® por falta de hambre o por defecto de habilidad. La duda de si la ausencia de los jefes, Vald¨¦s y Messi, los mejores merodeadores de las dos ¨¢reas, era tan decisiva como para dejarles sin comida. El Athletic, con la fe incendiada de los suculentos manjares que obtiene en su territorio, quer¨ªa superar el trance de la caza mayor, la rev¨¢lida ante el primer cl¨¢sico de su nuevo campo.
Y en verdad que el Athletic, con su sentido grupal, rode¨® al Bar?a con un esp¨ªritu de gastadores en cuanto le avistaron en el campo. Fueron 10 minutos el¨¦ctricos en los que el equipo azulgrana perd¨ªa m¨¢s balones de los que acostumbra, acogotado en cada uno de sus movimientos, como si chapoteara en un campo inundado de rivales. San Mam¨¦s parec¨ªa una cancha de futbito en la que se amontonaban dos equipos de f¨²tbol. Mala noticia para el Bar?a, que tard¨® mucho tiempo en encontrar la espalda de los defensa rojiblancos y sufr¨ªa las acometidas de Muniain, por la izquierda, y de Susaeta (y su inseparable Iraola) por la derecha, con Toquero haciendo de gastador que reparte su trabajo entre lo que hace y lo que no deja hacer.
ATHLETIC, 1-BARCELONA, 0
Athletic: Iraizoz; Iraola, Gurpegi, Laporte, Balenziaga (Albizua, m. 81); Mikel Rico (San Jos¨¦, m. 87), Iturraspe; Susaeta, Ander Herrera, Muniain (Ibai G¨®mez, m. 86); y Toquero. No utilizados: Iago Herrer¨ªn; Be?at, De Marcos y Guillermo.
Barcelona: Pinto; Montoya, Piqu¨¦, Mascherano, Adriano; Xavi (Sergi Roberto, m. 78), Sergio Busquets, Iniesta (Pedro, m. 84); Alexis, Cesc y Neymar. No utilizados: Oier; Bartra, Song, Patric y Adama.
Goles: 1-0. M. 70. Muniain.
?rbitro: Mart¨ªnez Munuera. Amonest¨® a Mikel Rico, Neymar, Iturraspe, Busquets, Toquero, Mascherano y Adriano.
38.000 espectadores en el Nuevo San Mam¨¦s. Se guard¨® un minuto de silencio en memoria del expresidente del Athletic Jes¨²s Mar¨ªa Du?abeitia.
El partido para el Bar?a empez¨® con esos 10 minutos de retraso, cuando Xavi eligi¨® a Montoya como el mejor esp¨ªa para asaltar la banda derecha, visto que Neymar hac¨ªa dejaci¨®n de su autoridad moral, en ausencia de Messi, y se convert¨ªa en un futbolista resbaloso. Cada uno de sus regates acababa con el brasile?o hincando la rodilla en el suelo por uno, dos, tres, cuatro resbalones, aunque entre medio exigiera los mejores reflejos de Iraizoz para repeler un disparo violento. A tanto iba el asunto que tras una caricia sin m¨¢s de Iturraspe en el hombro derecho, Adriano se fue al suelo para que le atendieran de dolores en la pierna mientras se quejaba del carrillo izquierdo. M¨¢s pareci¨® que buscaba que en el par¨®n Neymar aprovechase para cambiarse de botas para dejar de hacer patinaje sobre hierba mojada.
Lo cierto es que el Bar?a recuper¨® el bal¨®n y dio al partido la cuerda que necesitaba, mientras el Athletic lanzaba zarpazos que le manten¨ªan con la piel intacta en el encuentro e incluso con el gol a los pies de Muniain, a los 20 minutos. El ariete se enred¨® con el bal¨®n a medio metro de Pinto, cuando el gol m¨¢s que un arte era una obligaci¨®n.
Nunca le dejaba el Athletic al Bar?a vivir a gusto en su primera visita al nuevo San Mam¨¦s. La calidad individual le permit¨ªa al equipo de Martino acosar el ¨¢rea del Athletic, en cuanto Xavi encontraba las subidas de Adriano y Montoya, visto que Neymar y Alexis ten¨ªan los pies atornillados a la hierba y Cesc parec¨ªa una estrella errante en un universo oscuro. Lo cierto es que no hab¨ªa mezcla en el Bar?a y hab¨ªa precipitaci¨®n -ll¨¢mese ansiedad, si se quiere- en el Athletic, que sin embargo consegu¨ªa reducir las oportunidades de su rival a guarismos ¨ªnfimos. Eso alimentaba su fe y aunque no consta en ninguna publicaci¨®n cient¨ªfica que la fe mueva monta?as, a veces s¨ª mueve el f¨²tbol. Porque la fe le hizo robar al Athletic un bal¨®n casi imposible en la zona de tres cuartos porque creyeron en ello Herrera y Mikel Rico, que acudi¨® en su ayuda, y porque en cuanto vieron la pugna de sus compa?eros de manada los otros se fueron hacia el ¨¢rea sin imaginar por un solo segundo que perder¨ªan la disputa. Por eso Susaeta encontr¨® a Toquero y a Muniain dispuesto a apuntillar el gol. Y lo hizo el segundo convirtiendo la fe en obras y sumiendo al Bar?a en el mar de dudas que le atenazaba desde el partido frente al Ajax y por sus victorias m¨¢s contundentes que convincentes.
El Bar?a tard¨® mucho tiempo en encontrar la espalda de la defensa rojiblanca
El Athletic, que obten¨ªa la primera derrota del Bar?a en la Liga, ten¨ªa muchos nombres propios: el sentido t¨¢ctico de Iturraspe y de Mikel Rico, los escarceos de Susaeta, los flechazos de Herrera, la intensidad de Muniain (cuando entendi¨® que un buen partido inclu¨ªa tambi¨¦n frenar a su oponente, Montoya. Y cuando lo hizo fue el rey). Pero si el partido ten¨ªa un cuadro de hiperrealismo para dibujar su figura el protagonista deb¨ªa ser Toquero, ese ecce hommo que convierte el sudor en colonia para sus compa?eros. Un cabezazo suyo pudo sentenciar el partido antes del agobio final del Bar?a, m¨¢s corajudo que bello, y que evit¨® Pinto en un magn¨ªfico acto reflejo. No fue el mejor, pero mantuvo el term¨®metro del partido a un nivel cal¨®rico que contagi¨® al colectivo hasta convertir su acto de fe en el sacramento de la victoria.
El Bar?a confirm¨® todos sus temores. Los delanteros se cobijan en un anonimato est¨¢tico y Cesc, quiz¨¢s el ¨²ltimo inventor del falso nueve, es una madeja embarullada que no encuentra la aguja que la hile. Ni Xavi ni Iniesta, convertido en San Mam¨¦s en El Malquerido, por aquella antigua acci¨®n con Amorebieta, encontraron la manera de hacer un vestido, no ya de noche, sino de entretiempo para salir del paso. El fondo de armario no funciona y tuvo un cierto olor a alcanfor. Solo un derribo de Iturraspe a Neymar -que bien pudo conllevar la expulsi¨®n- fue el ¨²nico asomo del brasile?o, que luego lanz¨® la falta subsiguiente fuera. El partido se le atragant¨® de principio a fin. Primero por las botas, despu¨¦s por los pies. Quiz¨¢s en ambos casos. Todo naci¨® en la cabeza de un Bar?a descabezado.
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