Di Mar¨ªa se mezcla con Gazprom
Greenpeace se cuela en la rueda de prensa del Madrid en Copenhague mientras Ancelotti trata de frenar la marcha del volante argentino, que quiere abandonar el club
Los entrenadores no siempre hacen lo que quieren. A veces hacen lo que creen que deben hacer, siguiendo el hilo de compromisos, pactos adquiridos, componendas, o cuestiones relativas a la pol¨ªtica deportiva de los due?os de los clubes. De todas las decisiones que tom¨® Carlo Ancelotti desde que lleg¨® al Madrid, la que le result¨® m¨¢s desagradable fue el desplazamiento de ?ngel di Mar¨ªa para poner en su lugar a Gareth Bale, el fichaje estrella del verano. Ancelotti, que fue jugador, sinti¨® que con esta medida cumpl¨ªa con su deber de apoyar al club en sus inversiones al tiempo que romp¨ªa un principio de justicia. El principio de justicia es importante para crear un buen ambiente de trabajo en el vestuario. Eso que Ancelotti llama ¡°relaci¨®n de respeto¡±.
El t¨¦cnico y Pepe sonrieron ante la presencia de la organizaci¨®n ecologista
El disgusto de Di Mar¨ªa, que quiere abandonar el Madrid en enero para marcharse al M¨®naco y as¨ª llegar en forma al Mundial de Brasil, calent¨® la conferencia de prensa de ayer en Dinamarca. Estaban Ancelotti y Pepe en el Parken Stadion de Copenhague, hablando de estos asuntos y del partido de hoy, cuando desde el techo comenz¨® a bajar una pantalla retr¨¢ctil de proyecciones. La lona, accionada por un motor, se desenroll¨® a espaldas de los representantes del Madrid desplegando una consigna estampada en ingl¨¦s contra el primer patrocinador de la UEFA: Save the Arctic, show Gazprom the red card¡¯ [Salvemos el ?rtico, ense?a a Gazprom la tarjeta roja]. Lo firmaba Greenpeace.
Ancelotti y Pepe sonrieron mientras el asombro se extend¨ªa por la sala. La organizaci¨®n ecologista Greenpeace acababa de sabotear la conferencia ante las c¨¢maras y los micr¨®fonos de la prensa de media Europa, dando publicidad a su denuncia contra la compa?¨ªa rusa Gazprom, el mayor extractor de gas natural del planeta, por la contaminaci¨®n del ?rtico. Un empleado del Copenhaguen salt¨® a escena para quitar el cartel mientras los funcionarios de la UEFA buscaban hist¨¦ricos al culpable de accionar el bot¨®n que despleg¨® la pancarta.
Repuesto de la sorpresa, Ancelotti dijo desconocer la naturaleza de las intenciones de Di Mar¨ªa: ¡°Es una sorpresa porque el jugador no ha hablado conmigo ni con el club. Yo lo veo contento y tranquilo. Si ¨¦l tiene un problema y no est¨¢ contento tiene la puerta de mi despacho siempre abierta. Pero no ha venido. Tampoco es el momento de tener problemas. Estos problemas son para el verano. Ahora el problema no existe¡±.
Ahora no es posible traspasar a Di Mar¨ªa desde un punto de vista t¨¦cnico¡± Carlo Ancelotti
¡°Nunca habl¨¦ de ?zil desde un punto de vista econ¨®mico¡±, prosigui¨® el t¨¦cnico, cuando le preguntaron por los paralelismos entre la venta de ?zil, aprobada desde el club en verano por razones econ¨®micas, y la de Di Mar¨ªa. ¡°Habl¨¦ del traspaso de ?zil desde un punto de vista t¨¦cnico y estaba de acuerdo porque ten¨ªamos a Di Mar¨ªa y a Isco. Ahora no es posible traspasar a Di Mar¨ªa desde el punto de vista t¨¦cnico porque ¨¦l es muy importante para este equipo¡±.
La suplencia de Di Mar¨ªa ante el Sevilla en el Bernab¨¦u, el 30 de octubre, marc¨® el inicio del cumplimiento total de las estrategias trazadas desde los despachos. Cuando en la jornada siguiente, en Vallecas, Modric y Di Mar¨ªa regresaron a la alineaci¨®n titular, muchos en la plantilla interpretaron que Ancelotti utilizaba a los jugadores en los que cre¨ªa personalmente para sacar adelante los partidos dif¨ªciles y reservaba a los chicos del presidente, los ¨²ltimos fichajes de Florentino P¨¦rez, para los encuentros llevaderos del Bernab¨¦u, o para cuando el equipo estuviera rodado. La maniobra parec¨ªa perfecta pero el vestuario estaba revuelto. Di Mar¨ªa se mostr¨® muy dolido porque cree que con 4 goles y 7 asistencias ha dado motivos para que le mantuvieran entre los titulares.
En los primeros d¨ªas de septiembre, el t¨¦cnico se reuni¨® con Di Mar¨ªa y le pidi¨® que le siguiera dando motivos para mantenerlo en el equipo titular porque era el ¨²nico que le pod¨ªa ayudar a formar el 4-4-2. Con esto le dio a entender que su situaci¨®n era apretada, y que a la m¨ªnima ocasi¨®n que aflojara en su rendimiento deber¨ªa cambiarlo. El jugador le cont¨® a sus compa?eros que el italiano le hab¨ªa hablado con sinceridad y preocupaci¨®n porque le apreciaba como futbolista, y que ¨¦l, en un gesto de complicidad, le hab¨ªa dicho que conoc¨ªa perfectamente que las pol¨ªticas deportivas ten¨ªan una fuerza singular en el Madrid. ¡°Yo ya s¨¦ c¨®mo funciona este club¡±, le dijo Di Mar¨ªa al t¨¦cnico.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.