Maguregui, pasi¨®n por el f¨²tbol y leyenda del Athletic de los 50
Form¨® parte de la hist¨®rica alineaci¨®n rojiblanca que gan¨® la Liga y la Copa en 1956
Decir Maguregui (Miravalles, Bizkaia, 1934) era decir Mauri y viceversa en los a?os cincuenta. Mauri y Maguregui eran las partes del eslab¨®n que enganchaba la cadena. Nadie al que le guste el f¨²tbol en Espa?a y se haya preocupado por algo m¨¢s que de a qui¨¦n le han dado el Bal¨®n de Oro, sabr¨¢ que Mauri y Maguregui formaban la media m¨¢s famosa del f¨²tbol espa?ol en aquellas d¨¦cadas. Nadie determinar¨¢ si fue la mejor del momento, pero a mucha gente se lo pareci¨®, aunque solo fuera por ser la m¨¢s conocida. Jos¨¦ Mari Maguregui se fue el lunes, a los 79 a?os de edad, sin hacer ruido, ¡°agonizando en voz baja por cortes¨ªa¡±, como dec¨ªa Joaqu¨ªn Sabina que se fue el poeta ?ngel Gonz¨¢lez. En esa cortes¨ªa de ser el laborante y no el firmante, me recordaba hace seis meses, en conversaci¨®n telef¨®nica, un magn¨ªfico gol que le meti¨® al Elche a pase de ¡®Piru¡¯ Gainza con el que vino so?ando desde el centro del campo ¡°porque yo no era un goleador (marc¨® 41 con el Athletic en 234 partidos oficiales) y desde que vi salir el bal¨®n desde la defensa yo insist¨ªa: ¡°?Pas¨¢rsela a Piru, pas¨¢rsela a Piru!¡±, porque yo sab¨ªa que si el centro ven¨ªa de 'Piru' era medio gol. Y lo marqu¨¦ en plancha porque el centro lleg¨® a d¨®nde ten¨ªa que llegar¡±. En los archivos rojiblancos no consta que Maguregui marcara ese gol, pero que lo marc¨® fue seguro y lo menos significativo es qui¨¦n lo recibi¨®.
Maguregui era pura pasi¨®n futbol¨ªstica desde que accedi¨® al Athletic tras haber pasado por el Llodio, Villosa y Getxo, y mantenerse durante nueve temporadas en el club rojiblanco en el que debut¨® contra el Racing en 1952, como si fuera una premoci¨®n porque luego el tiempo le convirti¨® en el entrenador que m¨¢s temporadas (10) dirigi¨® al equipo c¨¢ntabro en toda su historia. Cuenta la leyenda, -a m¨ª me lo cont¨® un amigo- que en un partido trascendente del Racing, quiz¨¢s contra el Madrid, quiz¨¢s contra el Bar?a, Maguregui, corr¨ªa la temporada 19894-85, durante la charla previa en el vestuario, aleccion¨® a los futbolistas con una t¨¢ctica sencilla: ¡°Si hay un saque de banda, se la damos a Seti¨¦n; el portero saca y se la da a Seti¨¦n; si hay una falta lejana al ¨¢rea rival, se la damos a Seti¨¦n; si hay una falta directa, la tira Seti¨¦n; si hay un c¨®rner, lo saca Seti¨¦n y se la pone a Seti¨¦n para que remate¡±. ¡°M¨ªster¡±, dijo Seti¨¦n, ¡°yo no puedo hacer las dos cosas¡±. ¡°Mire, si usted no se siente preparado para este partido, no juega¡±.
Maguregui era la pasi¨®n llevada al extremo futbol¨ªstico, pero una pasi¨®n combinada con la humildad. ¡°Mauri era el que iba m¨¢s hacia adelante, yo me quedaba m¨¢s atr¨¢s¡±. Ser¨ªa lo que ahora es un medio centro defensivo, dec¨ªa ¨¦l, aunque entonces no hab¨ªa tanto tiquismiquis en las posiciones sobre el campo. Desde ah¨ª consigui¨® una Liga y tres Copas y disput¨® siete partidos internacionales con la selecci¨®n, seis de ellos amistosos. Tras dejar el Athletic visti¨® las camisetas de Sevilla, Espanyol y Recreativo.
El campo se le qued¨® peque?o y acabado el periplo de futbolista, con la pierna maltrecha, persigui¨¦ndole siempre por detr¨¢s del cuerpo, entren¨® al Sestao, Racing, Celta, Almer¨ªa, Espanyol, Atl¨¦tico de Madrid y Polideportivo Almer¨ªa. Curioso fue cuando el Almer¨ªa, tras haberlo ascendido a Primera Divisi¨®n en 1979, le ofreci¨® seguir como entrenador y al negociar las cl¨¢usulas le dej¨® que exigiera la cantidad que quisiese por objetivos. ?l dijo que no s¨¦ cu¨¢ntos millones por meterlo en Europa y el presidente con una sonrisa sard¨®nica acept¨® de buen grado. Mediada la segunda vuelta fue palideciendo porque el Almer¨ªa crec¨ªa y crec¨ªa, ganaba y ganaba, y las arcas se hac¨ªan estrechas para el objetivo pactado. Al final el equipo andaluz no entr¨® en Europa por seis puntos y m¨¢s de uno (no la afici¨®n) respir¨® aliviado. Luego a Maguregui se le adjudic¨® la fama de inventor del autob¨²s defensivo como mejor t¨¢ctica para no perder y por lo tanto el mejor argumento para ganar. M¨¢s tarde, top¨® con Jes¨²s Gil y el topetazo fue brutal. La diferencia, sin embargo, fue que Maguregui tra¨ªa un libro de historia detr¨¢s y el de Gil estaba en blanco, antes de emborronarse para siempre.
La ¨²ltima aparici¨®n p¨²blica de 'Magu' fue el 5 de junio en la despedida del viejo San Mam¨¦s. Andaba con dificultad, quiz¨¢s recordando aquellos a?os gloriosos, y lamentando que nunca entren¨® a su equipo del alma. Y de pronto se fue, recordando aquel gol que le marc¨® al Elche (las estad¨ªsticas solo son las enemigas de la memoria), el c¨®rner que no quiso rematar Seti¨¦n, la UEFA a la que estuvo a punto de meter al Almer¨ªa o el gol que le meti¨® a Suiza en un amistoso con Espa?a el d¨ªa de su debut. Y sabiendo que nadie le olvid¨®, que su autob¨²s fue el veh¨ªculo de la historia y no un argumento deportivo.
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