El gol vuelve a salir por San Mam¨¦s
El Athletic le endosa media docena al Almer¨ªa tras varios partidos de insolvencia en el ¨¢rea
Dicen los que los consiguen que los goles m¨¢s f¨¢ciles son lo m¨¢s dif¨ªciles de conseguir, que el exceso de claridad anula la visi¨®n, que la tranquilidad relaja la tensi¨®n necesaria para el acto supremo y no pocas veces se da el gatillazo. A priori, el gol de Mikel Rico (ya lleva cinco jugando de mediocentro), es el t¨ªpico gol f¨¢cil, producto de la desafinaci¨®n del contrario y no del acorde imaginativo del guitarrista. El caso es que el gol, si se repasa, parte de la fe de quien no est¨¢ donde no se le esperaba pero se empe?a en llegar a donde nadie hab¨ªa ido, ni siquiera la defensa del Almer¨ªa que corri¨® posesa hacia el diablo de Aduriz sin fijarse en si llevaba tridente o tenedor. El resto fue cosa de Rico, que lleg¨® escorado corriendo en sentido transversal a la porter¨ªa a la que ten¨ªa que rematar y en vez de tirar al primer poste o al mu?eco, que es lo que se acostumbra, la puso en la escuadra m¨¢s alejada torciendo el zapato, el tobillo y la inercia. Fue un gran gol, de los que pasan desapercibidos, porque son goles f¨¢ciles, con el portero como ¨²nico oponente y todo eso, como si un gol de tac¨®n fuera la suma algebraica del ¨¢ngulo que deja el portero en su marco, la fuerza que lleva el bal¨®n y el c¨ªrculo que dibuja el tal¨®n del pie en funci¨®n de la corva de la pierna. Sorpresa, as¨ª se llama. Intuici¨®n, apurando.
ATHLETIC, 6 - ALMER?A, 1
Athletic: Iraizoz; Iraola, San Jos¨¦, Laporte, Balenziaga; Iturraspe, Mikel Rico; Susaeta (Ibai G¨®mez, m, 50), Herrera, Muniain (De Marcos, m. 60); y Aduriz (Kike Sola, m. 74). No utilizados: Herrer¨ªn, Toquero, Be?at y Ekiza.
Almer¨ªa: Esteban; Rafita, Trujillo, Torsiglieri, Dubarbier; Aleix (Suso, m. 66), Verza, Azzez, Barbosa; Soriano (Zongo, m. 54) y ?scar D¨ªaz (T¨¦bar, m. 54). No utilizados: Ustari, Marcelo Silva, Corona y Man¨¦.
Goles: 1-0. M. 5. Mikel Rico. 2-0. M. 10. Herrera. 3-0. M. 30. Laporte. 3-1. M. 33. Helder Barbosa, a pase de Verza. 4-1. 52. Aduriz. 5-1. M. 67. Ibai G¨®mez. 6-1. M. 85. Ibai G¨®mez, de penalti.
?rbitro: Gil Manzano. Amonest¨® a San Jos¨¦, Torsiglieri, San Jos¨¦.
Unos 26.000 espectadores en San Mam¨¦s.
Pues as¨ª marc¨® Mikel Rico a los cinco minutos su quinto gol de la temporada, quiz¨¢s porque no hay quinto malo y porque hay toreros que manejan por igual la muleta que el capote de brega. Lo cierto es que el gol le ech¨® al Almer¨ªa de la peluquer¨ªa. Le dej¨® con los pelos erizados, atormentado por el secador de un equipo no solo empe?ado en ganar (obligaci¨®n de quien participa en una competici¨®n) sino de espantar los fantasmas de su ineficacia. Presionado por la sensaci¨®n de ser m¨²sicos an¨®nimos de estudio que leen bien los pentagramas pero que no encuentran la nota falsa (o sea el gol), tras sus visitas a Anoeta y al Villamar¨ªn, a los diez minutos el gol se contagi¨® como la viruela en aquellos a?os. A los 10 minutos, Herrera, m¨¢s asiduo a enviar regalos que a abrirlos, consigui¨® el segundo. Y 20 minutos despu¨¦s, Laporte cabece¨® un saque de esquina como lo hacen los centrales: con poder¨ªo, y si es sin oposici¨®n mejor.
Del Almer¨ªa no hab¨ªa noticias. Soriano, alineado con ?scar D¨ªaz, se asemejaba a un delantero en retirada en vez de al imaginero que fue. La tendencia en esos casos es retrasar al que ve en vez de cegarle m¨¢s arriba. Pero el Almer¨ªa le prefiri¨® en la niebla m¨¢s que en la claridad. Y se ahogaron los dos. Por detr¨¢s, el empuje del Athletic era suficiente para inundar las brazadas de Verza o el trabajo de Azzez. A¨²n de azul vibrante, se dir¨ªa que los futbolistas de Francisco Javier Rodr¨ªguez eran sombras luminosas en el campo. Tres goles en media hora de un equipo que padec¨ªa el catarro del gol, es como para pensarse si merece la pena circular por ese estadio con los faros apagados. Para el Athletic era gloria pura. Sin antibi¨®tico, sin copago por el medicamento del gol, el equipo de Valverde encontr¨® el mejor gen¨¦rico en el juego inteligente de Herrera, intermitente como los actores de car¨¢cter, y en el del vaquero pertinaz de Mikel Rico. A¨²n as¨ª encontr¨® el Almer¨ªa un resquicio para hacer valer su honrilla en un remate de cabeza de Helder Barbosa a un libre indirecto de Verza. El partido ya no picaba, pero se agradec¨ªa un poco de salsa americana en el plato.
Le pic¨® al Athletic, porque a los siete minutos de la reanudaci¨®n Aduriz desembal¨® un envoltorio de Muniain que le hab¨ªa mandado Ibai G¨®mez, pugnando con la defensa. Tercera terapia cumplida: goleada, primero, para quitar las cadenas a los fantasmas del gol, reencuentro de Herrera, despu¨¦s, y gol de Aduriz, en busca del goleador perdido. No se pod¨ªa pedir m¨¢s. ?O s¨ª? Pues s¨ª. Que Ibai G¨®mez, probablemente uno de los futbolistas de la Liga con mejor golpeo del bal¨®n, hiciera eso: golpear el bal¨®n de tal manera, es decir, que esa esfera en vez de chillar, aplaudiese por el sutil tacto con el que le trat¨® para marcar el quinto gol desde un costado del ¨¢rea grande buscando las telara?as m¨¢gicas de la escuadra. Lo que empez¨® con un gran gol, acab¨® con un bell¨ªsimo gol, aunque luego viniera un penalti de Trujillo a Kike Sola que transform¨® Ibai G¨®mez. Y es que el gol es m¨¢s caprichoso que el sol. O sale o no sale.
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