El Atl¨¦tico tambi¨¦n se atasca

Ten¨ªa el Atl¨¦tico el liderato en solitario a tiro y no lo caz¨®. Se atasc¨® en un duelo trabado, muy t¨¢ctico, con un rival que le hizo pocas concesiones tal y como esperaba Simeone. Esta vez no le dio para ganar con todas las virtudes que lo mantienen col¨ªder, igualado a 51 puntos con el Barcelona, pero con el Madrid en el cogote con un punto menos. Se percibi¨® decepci¨®n en la grada, tambi¨¦n en los jugadores. Ansiaban ese liderato porque supon¨ªa un golpe en la mesa que no se dio.

Con todo, no pareci¨® pesarle de inicio a los rojiblancos la responsabilidad de lo que supon¨ªa la victoria tras el traspi¨¦ del Bar?a en Levante. Sali¨® como siempre, a intentar encajonar al contrario en su ¨¢rea, por juego o por empuje. Simeone vislumbraba un partido duro y cuando el t¨¦cnico argentino utiliza ese t¨¦rmino es que espera a un contrario capaz de combatir a su equipo en el cuerpo a cuerpo, en las segundas jugadas y en la pelea por los espacios.

As¨ª fue, aunque quiz¨¢ no aguardaba el Atl¨¦tico el enroque conservador de inicio de Emery, que sent¨® a Reyes para adelantar a Alberto Moreno y blindar m¨¢s esa banda con Fernando Navarro. El dispositivo le salt¨® por los aires pasado el cuarto de hora. Perdi¨® una pelota Carri?o en el centro del campo que dio origen al saque de esquina. Una concesi¨®n excesiva en el caso de este Atl¨¦tico. Tir¨® un globo Gabi al segundo palo, lo cabece¨® God¨ªn al medio y Beto hizo el peor de los despejes posibles dejando la pelota muerta en el coraz¨®n del ¨¢rea para que Villa la empalara. Necesitaba el asturiano ese tanto, cuestionada su aportaci¨®n ofensiva al equipo como est¨¢. Estuvo activo, suelto en alg¨²n uno contra uno, pero sin hacer excesivo da?o. En realidad, la suya fue la t¨®nica general. Tampoco Diego Costa se encontr¨® con demasiadas oportunidades de explotar su zancada. Ni tampoco Ra¨²l Garc¨ªa tuvo ocasiones de aparecer desde la segunda l¨ªnea. Con todo, el primer tiempo fue de los rojiblancos, que se fueron al descanso como l¨ªderes y poco amenazados por un contrario que solo dejaba alg¨²n fogonazo de Rakitic.

Necesitaba Villa ese tanto, cuestionada como est¨¢ su aportaci¨®n ofensiva

Dejo Emery en la caseta las precauciones que hab¨ªa ense?ado en el primer tiempo y el segundo acto fue otro. Sent¨® a Nico Pareja, un central, para dar cabida a Gameiro. Se agazap¨® el Atl¨¦tico a la espera de poder sentenciar en una contra y el Sevilla tom¨® el mando. Fue un acoso relativo, pero le dio para desconectar a los rojiblancos, que no encontraron espacios para salir. Bacca empez¨® a ganar balones a¨¦reos a Miranda y a desahogar el juego para su centro del campo, con m¨¢s manejo a¨²n con la entrada de Marin. La mayor¨ªa de los ataques acababa en centros al ¨¢rea, hasta que en uno, Juanfran agarr¨® a Bacca y el colegiado se?al¨® penalti. Rakitic lo ajust¨® mucho al palo izquierdo y con todo Courtois estuvo a punto de caz¨¢rselo. La jugada fue protestada por el lateral derecho rojiblanco y tambi¨¦n por la grada, que un minuto antes hab¨ªa presenciado una jugada similar en el ¨¢rea contraria en la que Ra¨²l Garc¨ªa fue agarrado por Alberto Moreno. El penalti es el primero que le se?alan al Atl¨¦tico desde abril de 2012.

Diego Costa solo lleva un gol de jugada en todo 2014, los rivales le cierran espacios

Se fue arriba el Atl¨¦tico, con m¨¢s carga emocional que juego para tratar de encontrar un gol que nunca lleg¨®. Un disparo lejano de Villa que desvi¨® Beto fue su ocasi¨®n m¨¢s clara en el segundo tiempo. No fue capaz de producir con claridad. En los ¨²ltimos partidos se le ha visto espeso con la pelota, sin tanta frescura para desbaratar defensas que hasta ahora no le ofrec¨ªan resistencia. Solo lleva un gol de jugada en lo que va de 2014. Los equipos se le cierran cada vez m¨¢s y le est¨¢n exigiendo una mayor precisi¨®n en los ¨²ltimos metros. No le dej¨® el Sevilla expresarse en su mejor versi¨®n. Con Arda menos apoyado por Filipe Luis de lo habitual, el Atl¨¦tico perdi¨® otro de sus grandes recursos. Demasiado poco para un rival que supo cambiar y hacerse m¨¢s ambicioso cuando vio que pod¨ªa hacerle da?o a un equipo que nunca se sinti¨® c¨®modo. El Sevilla igual¨® a su adversario en intensidad y cuando logr¨® el empate supo trabar el encuentro para que no se le hiciera eterno el tramo final. La entrada del Cebolla tampoco tuvo el efecto deseado, porque el Sevilla no se descoloc¨® ni le intimid¨® el fervor de la grada, que ansiaba un triunfo que le diera el liderato en solitario a los suyos.