Un respiro para el Valladolid

Tres puntos, ox¨ªgeno, un alivio en medio del una temporada que es un sofoc¨®n para un equipo que se pas¨® medio partido paralizado por el fatalismo que rodea al Valladolid. Sin Ebert, que decidi¨® por la ma?ana que no quer¨ªa jugar a la espera de traspaso en el mercado de invierno, con poco f¨²tbol, menos ocasiones, el equipo de JIM encontr¨® en el gol de Rueda al borde del descanso el est¨ªmulo que necesitaba para que la sangre le regresara a las venas.

Hasta el gol, el Valladolid era un grupo soso, sin ganas de nada, cansad¨ªsimo de no ganar. La misma plantilla que hace algunos meses se relam¨ªa cuando enfrente estaba el Villarreal, un equipo que se preocupa del bal¨®n, que juega y deja jugar, se sent¨ªa ahora acogotado casi desde el vestuario. Por si fuera poco, los jugadores que deben marcar el camino se asomaron al partido con su peor versi¨®n. Javi Guerra y ?scar se quedaron abandonados a su suerte, a la caza de alg¨²n balonazo, de alg¨²n error de un central o de alguna jugada a bal¨®n parado. Resultaban intrascendentes cuando m¨¢s falta hac¨ªan.

El Villarreal no tuvo plan para resolver el problema que propon¨ªa el Valladolid. Sorprendido, se dej¨® llevar por la falta de ritmo que manejaba el rival, se atranc¨® en el centro del campo sin acertar a manejar la posesi¨®n que el equipo de JIM le hab¨ªa regalado. Los intentos de Giovani o de Uche no encontraban compa?¨ªa de ninguna l¨ªnea m¨¢s. En esa lleg¨® el gol de Rueda, un cabezazo limpio que sali¨® disparado a la escuadra y lo cambi¨® todo.

Marcelino, en solo 15 minutos, agot¨® sus cambios y reorden¨® su centro del campo, pero en la b¨²squeda de dar sentido a la posesi¨®n del cuero aisl¨® a sus delanteros y se encontr¨® con que el Valladolid hab¨ªa crecido. Se hab¨ªa transformado el equipo pucelano y hab¨ªa encontrado una solidez defensiva ins¨®lita con la aparici¨®n de Mitrovic, un central serbio llegado durante la semana de la liga portuguesa, y con un esfuerzo colectivo por tapar cualquier hueco. El Villarreal empuj¨® con mucho m¨²sculo y poco juego, y la ¨²nica vez que el cuero fue a ras de c¨¦sped el disparo de Uche se estrell¨® contra la capacidad de Mari?o para aguantar en el uno contra y cerrar as¨ª una victoria que es un tesoro.