La firme apuesta por Di Mar¨ªa
Carlo Ancelotti insiste con el jugador argentino como interior a costa de la suplencia de Isco e Illarra
A diferencia de Mourinho, cuya tendencia al ensimismamiento le restaba sensibilidad, Ancelotti posee un agudo olfato para detectar el malestar en sus jugadores. Este sentido es especialmente ¨²til para los entrenadores porque les permite anticiparse al mot¨ªn antes de que los amotinados siquiera imaginen una rebeli¨®n. Fue esta intuici¨®n la que hace un mes llev¨® a Ancelotti al convencimiento de que la marginaci¨®n de ?ngel di Mar¨ªa estaba deteriorando peligrosamente el clima de trabajo en la plantilla del Madrid. La restituci¨®n del argentino, el 22 de diciembre en Mestalla, despu¨¦s de dos partidos ausente, fue saludada con satisfacci¨®n por las principales figuras del vestuario y coincidi¨® con el inicio de una buena racha del equipo. Que el italiano ¡ªestando Bale de baja¡ª prescindiera de Isco e Illarra en San Mam¨¦s es consecuencia de esta apuesta firme. Contra el Athletic el diez fue Di Mar¨ªa. El empate, sin embargo, puede volverse contra el t¨¦cnico, observado con lupa desde los despachos de ACS y el Bernab¨¦u.
Ante la disyuntiva entre fortalecer el esp¨ªritu del vestuario y fortalecer la relaci¨®n con sus jefes, Ancelotti ha resuelto en favor del equipo. El t¨¦cnico italiano considera que el experimento del 4-2-3-1 no le garantiza la solidez defensiva que pretende, y para ello puso como ejemplos los partidos sufridos contra Osasuna y el Celta. Por la derecha le gusta Jes¨¦ ¡ªm¨¢s incluso que Gareth Bale¡ª y en el medio considera que Di Mar¨ªa le ofrece m¨¢s alternativas que nadie. Porque no se superpone a Alonso como Illarra, porque es m¨¢s agresivo en la marca que Isco, y porque lo mismo le proporciona desborde por afuera que capacidad de presionar alto para evitar que el rival logre posesiones largas.
Ancelotti concuerda en este punto con los jugadores de mayor peso en el camerino. Pepe, Ramos, Cristiano, o Casillas, son algunos de los futbolistas del Madrid que consideran que lo m¨¢s justo es que juegue Di Mar¨ªa, porque ni Bale, ni Isco, ni Illarra, han hecho m¨¢s m¨¦ritos para ganarse la titularidad. La medida no entra?ar¨ªa conflictos de no ser porque contradice la pol¨ªtica deportiva del club. Isco e Illarra costaron 70 millones de euros entre ambos el pasado verano y ayer vieron el partido sentados en el banquillo. En Valdebebas sostienen que a Florentino P¨¦rez, el presidente y principal valedor de las nuevas adquisiciones, no agradan estas alineaciones. Sin Bale en la convocatoria de Bilbao, la directiva esperaba una mayor participaci¨®n de los internacionales Sub'21.
Ancelotti nunca crey¨® en ellos realmente, pero en un principio pens¨® que deb¨ªa dar una oportunidad a Illarra y a Isco para que se instalaran en el equipo. Lo hizo por consideraci¨®n hacia la directiva, que los hab¨ªa fichado. Pero con el tiempo advirti¨® que no solo no le garantizaban resultados sino que le pon¨ªan en tela de juicio ante el resto de los jugadores, suspicaces la mayor¨ªa de su excesiva sumisi¨®n al presidente.
Presa de remordimientos ante la situaci¨®n que sufri¨® Di Mar¨ªa en diciembre, suplente y objeto de todo tipo de especulaciones en el entorno del club, Ancelotti mantuvo una conversaci¨®n con el jugador. Le dijo que era consciente de que no le hab¨ªa tratado como merec¨ªa, y que si se esforzaba por acoplarse al medio campo le encontrar¨ªa un hueco entre los titulares. Desde entonces, la respuesta del jugador ha sido intachable y sus compa?eros lo perciben como una suerte de restauraci¨®n de los principios de justicia deportiva.
El plan de Ancelotti habr¨ªa continuado asent¨¢ndose de no ser porque un rechace, a la salida de una jugada a bal¨®n parado, acab¨® en la red de Diego L¨®pez. El empate (1-1) no deja al entrenador en la mejor posici¨®n imaginable ante una directiva muy vigilante.
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