Un error de c¨¢lculo que cuesta una medalla
Javier Fern¨¢ndez, cuarto, modifica su ejercicio sobre la marcha y pierde el bronce por solamente 1,18 puntos ¡ñ La victoria fue para su compa?ero de entrenamientos, el japon¨¦s Hanyu
Un ejercicio de patinaje dura menos de cinco minutos. El recorrido que va de la esperanza a la decepci¨®n absoluta en el caso de Javier Fern¨¢ndez se prolong¨® solo unos minutos m¨¢s, los que tardaron los jueces en darle la puntuaci¨®n tras un ejercicio sin fallos aparentes. El gesto de incredulidad del patinador espa?ol cuando vio esos 166,94 puntos en el marcador del Iceberg Palace de Sochi lo dec¨ªa todo. El castigo fue consecuencia de un error de c¨¢lculo del que el patinador ni siquiera entonces era consciente, como tampoco pod¨ªa saber a¨²n que al final le acabar¨ªa costando el bronce, que hubiera sido la primera medalla ol¨ªmpica del patinaje espa?ol, por 1,18 puntos, los que le sac¨® el kazajo Denis Ten. Puede parecer un mundo, pero en el patinaje no es nada, como una cent¨¦sima en unos 100 metros de atletismo. O as¨ª.
Hay d¨ªas en los que todo parece salir mal y, sin embargo, acaban bien; d¨ªas en los que un patinador termina su programa a trompicones y al final de la jornada a¨²n mantiene sus posibilidades. Es lo que le pas¨® a Fern¨¢ndez el jueves, durante el primer d¨ªa de competici¨®n, cuando el ejercicio corto de movimientos obligatorios.
El problema fue el tercer cu¨¢druple. Le sali¨® un triple que repiti¨® luego, y por eso no puntu¨®
Y hay d¨ªas en los que todo va sobre ruedas, o sobre cuchillas finas y afiladas, m¨¢s bien, y acaban fatal. Fern¨¢ndez, de 22 a?os, se entren¨® ayer bien por la ma?ana, como si hubiera digerido sin mayor problema el programa corto del d¨ªa anterior en el que no alcanz¨® la puntuaci¨®n esperada. ¡°Vale, no estuve bien¡±, parec¨ªa decirse, ¡°pero a¨²n puedo luchar¡±. Con un programa largo entre los m¨¢s complicados del mundo, el madrile?o, que ya sabe lo que es competir en unos Juegos Ol¨ªmpicos porque estuvo en Vancouver hace cuatro a?os, todav¨ªa ten¨ªa capacidad para lograr una medalla: volver¨ªa entonces a hacer historia para el patinaje espa?ol; dar¨ªa continuidad al medallero del equipo ol¨ªmpico blanco, interrumpido en 1992, tras el bronce de la esquiadora Blanca Fern¨¢ndez Ochoa.
Por la ma?ana se entren¨® bien y calent¨® a¨²n mejor, gust¨¢ndose, clavando todos los saltos, intercambiando alguna que otra palabra con Brian Orser, su entrenador, que otra vez se ve¨ªa obligado a dividir sus atenciones, sus consejos y sus palabras de aliento con Fern¨¢ndez y el japon¨¦s Hanyu, el adolescente de 19 a?os felino como un gato que acabar¨ªa ganando el t¨ªtulo. En esos minutos que comparten los seis mejores patinadores antes de la batalla final se vio a un Fern¨¢ndez tranquilo, seguro de s¨ª mismo: nada que ver con el del d¨ªa anterior.
Nada detuvo el ritual del espa?ol antes de salir a la pista: el ¨²ltimo intercambio de pareceres con Orser, chupar un lim¨®n. Para entonces los 12.000 asientos del coqueto Iceberg Palace estaban ocupados, el p¨²blico ya hab¨ªa preparado sus ramos de flores y sus peluches, que es como muestra su entusiasmo por un patinador. En las gradas tambi¨¦n estaban los padres del patinador espa?ol y Javier Raya, que no consigui¨® meterse en la final, y su familia.
Empez¨® a sonar Peter Gunn y ya no era Javier Fern¨¢ndez sino ese papel que interpreta cada vez que sale al hielo. Bord¨® el primer cu¨¢druple. Parec¨ªa disfrutar de la coreograf¨ªa dise?ada a la medida de su personalidad, para que el actor que el espa?ol lleva dentro brille m¨¢s que nunca. El problema vino en el tercer cu¨¢druple, ese que convierte su programa en especial porque muy pocos patinadores del mundo son capaces de realizarlo, de dar un giro de cuatro vueltas tres veces durante el mismo ejercicio, ni siquiera el nuevo campe¨®n ol¨ªmpico. Fern¨¢ndez modific¨® el salto sobre la marcha y le sali¨® un triple. No hay problema. Los patinadores pueden cambiar el ejercicio seg¨²n vaya la actuaci¨®n porque no se sienten seguros, pierden las fuerzas o cualquier otra raz¨®n y de hecho es muy habitual que lo hagan.
El ganador se cay¨® de culo en la primera pirueta, pero impuso su complicado repertorio
La complicaci¨®n en el caso de Fern¨¢ndez lleg¨®, sin embargo, al final de su programa, el mismo con el que se acaba de revalidar su t¨ªtulo de campe¨®n de Europa. Repiti¨® el mismo triple Salchow (nombrado en honor de un patinador m¨ªtico). El r¨ªgido c¨®digo que regula los ejercicios de los patinadores proh¨ªbe repetir dos veces el mismo salto, salvo que se una inmediatamente con otro elemento. Fern¨¢ndez no lo hizo y los jueces no le valoraron esa dificultad. Si lo hubiera hecho tampoco habr¨ªa servido de nada porque ese reglamento tambi¨¦n veta hacer m¨¢s de tres combinaciones de saltos y el espa?ol hab¨ªa agotado su cupo.
Todo esto se supo despu¨¦s. Despu¨¦s de que Yuzuru Hanyu, inalcanzable desde el primer d¨ªa cuando bati¨® el r¨¦cord del mundo en el programa corto, se cayera de culo en el primer salto y tuviera otro fallo despu¨¦s, y a pesar de ello lograra la puntuaci¨®n m¨¢s alta del d¨ªa (178,64 puntos para un total de 280,09), as¨ª de complicado es su programa. Despu¨¦s de que el canadiense Chan, el campe¨®n del mundo, con fama de patinador seguro y regular, se viera obligado a apoyar las manos varias veces sobre el hielo y consiguiera acabar emocionado y segundo.
Javier Fern¨¢ndez, cuarto, pareci¨® encajar bien el golpe. Cuando compareci¨® ante los periodistas, con un coraz¨®n de peluche entre los dedos (ay, San Valent¨ªn justamente), estaba como en estado de shock. Ni siquiera era consciente del error que hab¨ªa cometido. Cuando le preguntaron c¨®mo explicar¨ªa a sus seguidores lo que hab¨ªa sucedido, simplemente contest¨®: ¡°El patinaje es as¨ª¡±.
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