Bale despierta con un golazo
Los de Ancelotti, con goles de Illarramendi, Bale, con un trallazo e Isco, se deshacen (3-0) del flojo conjunto ilicitano
La gente acudi¨® a Chamart¨ªn para ver a Bale y a Jes¨¦ con m¨¢s inter¨¦s de lo que fue a ver al Madrid jugar contra el Elche. El duelo que librar¨ªan los equipos carec¨ªa de incertidumbre mientras que la carrera que protagonizan Bale y Jes¨¦ evocaba sentimientos grandiosos. Se juegan un puesto el futbolista m¨¢s caro de la historia y el mejor canterano que se asienta en el Madrid en los ¨²ltimos tres lustros. Esta Liga empobrecida no es capaz de rivalizar contra semejante concurso y el encuentro confirm¨® punto por punto las expectativas. El Madrid aplast¨® al Elche sin arrugarse el uniforme y el espect¨¢culo lo pusieron los dos hombres examinados. Jes¨¦ porque hizo lo que pudo por elevarse sobre una vulgaridad de partido que acab¨® trag¨¢ndoselo. Bale porque dej¨® que se le escaparan las oportunidades, de tropiezo en tropiezo, hasta el ca?onazo final. El 2-0, un gol espl¨¦ndido que zanj¨® el animado debate en la tribuna.
REAL MADRID, 3; ELCHE, 0
Real Madrid: Diego L¨®pez; Carvajal, Pepe, Varane, Arbeloa; Xabi Alonso (Casemiro, m.83), Illarramendi, Di Mar¨ªa; Bale, Jes¨¦ (Isco, m.73) y Benzema (Morata, m.81). No utilizados: Casillas; Ramos, Coentr?o y Nacho.
Elche: Manu Herrera; Cisma, Lomb¨¢n, Bot¨ªa, Edu Albacar; Carles Gil (Cristian Herrera, m.79), Rub¨¦n P¨¦rez, Rivera (Aar¨®n, m.73), Manu del Moral (Fidel, m.73), Javi M¨¢rquez; y Coro. No utilizados: Jos¨¦ Carlos, Mantec¨®n, Boakye y Pelegr¨ªn.
Goles: 1-0, m.34: Illarramendi. 2-0, m.62: Bale. 3-0, m.80: Isco.
?rbitro: Prieto Iglesias (Colegio Navarro). Amonest¨® a Pepe (50) por el Real Madrid; y a Rivera (40), Bot¨ªa (63) y Javi M¨¢rquez (70) por el Elche.
El Madrid se meti¨® en faena con pie firme. Intimid¨® m¨¢s por presencia f¨ªsica que por juego, con un despliegue que se fue apagando con el transcurso de los minutos. Como un torrente que desemboca en el mar, perdi¨® impulso contra una defensa ordenada. El Elche se apret¨® cuando no tuvo el bal¨®n, basculando un¨¢nime de lado a lado, y se despleg¨® con criterio cuando recuper¨® la pelota, agrup¨¢ndose alrededor de Rivera. Con Manu, Coro, Gil, Rub¨¦n y M¨¢rquez pobl¨® el medio campo hasta conseguir superioridades que le permitieron mantener la posesi¨®n. Escondieron la pelota a un rival que se enfr¨ªa cuando no es capaz de tenerla. Cumplieron por m¨¦ritos propios pero, sobre todo, cumplieron porque se encontraron con una situaci¨®n c¨®moda. Confortable porque cuando atac¨® el Madrid no consigui¨® ser creativo ni profundo, le falt¨® dinamismo y precisi¨®n. Las maniobras del Madrid se hicieron lentas y previsibles, y Lomb¨¢n y Bot¨ªa llegaron a tiempo de cerrar. Solo en una ocasi¨®n se vieron desbordados. Fue por culpa de un taconazo sublime de Benzema. El franc¨¦s se vali¨® de este gesto inesperado para brindar a Bale con el mejor pase en profundidad de la tarde. Bale arranc¨® desde la derecha y se qued¨® mano a mano con Herrera. El estadio cantaba el gol, pero el delantero, inhibido, hizo una pausa tan larga que Bot¨ªa recuper¨® a tiempo de cruzarse en su camino. Hubo pitos. Silbidos de los primeros impacientes.
La hora invit¨® al sesteo y aficionados y jugadores se dejaron llevar por la inercia de un intercambio tibio. El Elche fatigaba para entretener la pelota y el Madrid se aplicaba en no partirse, en afirmarse, en trabajos de mantenimiento, siete atr¨¢s y tres arriba a esperar la ocasi¨®n. Di Mar¨ªa era el ¨²nico elemento que parec¨ªa alterar el equilibrio general con desmarques, cambios de ritmo, irrupciones por la derecha y por la izquierda. En una de esas centr¨® para Jes¨¦, que intent¨® enviar el bal¨®n al segundo palo con un remate de primeras. Lo toc¨® demasiado poco y no consigui¨® darle el efecto necesario para encontrar puerta.
Se agotaba el primer tiempo de este intercambio incruento cuando el Madrid se adelant¨® a la salida de un c¨®rner. Lo lanz¨® Di Mar¨ªa y lo control¨® fuera del ¨¢rea Illarra, habilitado, solo, antes de meter el derechazo. La pelota se desvi¨® en un defensa, confundi¨® al portero, y acab¨® en la red. El gol profundiz¨® el perfil del Madrid en estos d¨ªas. Una creciente capacidad de gestionar los partidos desde la organizaci¨®n defensiva hasta madurarlos y rematarlos sin necesidad de articular grandes jugadas. Contundencia atr¨¢s y punter¨ªa adelante.
El Elche regres¨® del descanso con energ¨ªa renovada, empe?ado en entretener al p¨²blico. Colg¨® un par de centros, uno de Gil, otro de Albacar, y agit¨® la tarde. Pepe se ocup¨® personalmente de desactivar cualquier avanzadilla y el partido volvi¨® a espesarse. Trabado, discontinuo, el duelo ofreci¨® pocas emociones hasta que Pepe abander¨® un contragolpe a grandes zancadas por el eje del campo. Vio a Bale a su derecha y le entreg¨® la pelota. El zurdo enganch¨® hacia el medio, ce?ido por Lomb¨¢n, y solt¨® el tiro. La pelota se fue al fondo sur y desde las gradas bajaron pitos. M¨¢s pitos que nunca contra Bale.
No se sabe si Bale percibi¨® lo que suced¨ªa, tal y como est¨¢, ensimismado, ansioso por cumplir. En contraste con el c¨¢lido ambiente de los campos ingleses, la impaciencia desapacible del Bernab¨¦u debi¨® parecerle inexplicable, si es que se detuvo a contemplar el entorno, los nervios, y esas ovaciones aisladas a Jes¨¦, que se debat¨ªa por agradar en la otra banda. Su situaci¨®n era cr¨ªtica cuando le dio la vuelta al destino. Fue durante una jugada aparentemente inocua, en el medio campo. Xabi le entreg¨® la pelota con la izquierda, en un pase corto, y ¨¦l, a m¨¢s de 30 metros de la porter¨ªa, sin ning¨²n defensa encima, se encontr¨® s¨²bitamente perfilado. Listo para armar el golpe con un movimiento arm¨®nico de brazos y cadera. Solt¨® el zurdazo con un swing y la pelota viaj¨® dulcemente hacia arriba antes de perder altura para golpear la cruceta y meterse en el arco. Fue un golazo. Una descarga el¨¦ctrica que levant¨® a la multitud de sus asientos y liber¨® un grito un¨¢nime de admiraci¨®n. Bale bien hab¨ªa valido pagar la entrada. El palco respir¨® aliviado y Ancelotti mand¨® el cambio como quien dicta sentencia: Isco por Jes¨¦.
El Elche estaba rendido cuando Benzema, que hizo otro buen partido, le regal¨® un bal¨®n a Isco de cara a Herrera. El malague?o envi¨® el disparo al fondo de las mallas antes de cubrirse de c¨¢nticos. La hinchada le aclam¨®, encantada de llevarse de recuerdo un ornamento m¨¢s. Para entonces ya nadie pitaba.
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