Cobarde mercado de traspasos
El plazo para traspasos y fichajes de la NBA ha llegado y se ha ido. Como suele ocurrir, los ladridos han superado con mucho a los mordiscos. S¨ª, se han hecho algunos tratos, pero Andre Miller, Gary Neal y Spencer Hawes dif¨ªcilmente se pueden considerar los nombres que siguen haciendo girar el carrusel de la NBA. Entonces, ?Por qu¨¦ esta falta de acci¨®n? ?Es que los buenos equipos no est¨¢n dispuestos a intentar la excelencia? ?O que los malos no aspiran a la mediocridad? ?No es mejor el movimiento que la inmovilidad? ?Por qu¨¦ no intercambiar algunas elecciones del draft por Rajon Rondo? ?Por qu¨¦ no intentar que los Lakers prescindan de Pau Gasol? ?Por qu¨¦ no despachar a Carmelo Anthony? En el caso de la mayor¨ªa de los equipos (y sobre todo, en el de los Knicks), no parece que la temporada pueda ir a peor.
Resulta particularmente dif¨ªcil imaginar a los directores generales de la NBA obstin¨¢ndose en no cambiar nada cuando se tiene en cuenta qui¨¦nes son: a menudo exjugadores y casi siempre esp¨ªritus agresivos. Considerando las personalidades que intervienen, los traspasos y fichajes de la NBA deber¨ªan parecerse a un mercadillo de segunda mano sin estructura definida. Nuestro chico no funciona aqu¨ª, vuestro chico no funciona all¨ª, vamos a ver si uno u otro funcionar¨ªa mejor en alg¨²n otro sitio. Excepto que los directores generales de la NBA tienen poco de directores generales.
Resulta tentador pensar en los equipos de la NBA como en entidades individuales, pero hacerlo es una estupidez. Mejor pensar que la NBA es como McDonald¡¯s, y que los Bucks son una sucursal que resulta que se encuentra en Milwaukee. Cada equipo no puede existir sin todos los dem¨¢s, y el conjunto juega un partido de suma cero. Al igual que solo es posible vender cierto n¨²mero de hamburguesas al d¨ªa, solo hay un determinado n¨²mero de victorias que alcanzar en una temporada de la NBA.
Los directores generales de la NBA no son los tipos ambiciosos y temerarios que nos gustar¨ªa pensar que son. Por el contrario, son los cl¨¢sicos cobardes que nos gustar¨ªa pensar que no son. No son como el consejero delegado de McDonald¡¯s; se parecen m¨¢s al encargado del puesto local de hamburguesas, y como la mayor¨ªa de estos, los directores generales de la NBA har¨¢n solo lo estrictamente necesario para evitar que los despidan.
Mientras que los aficionados pedimos fichajes y traspasos porque pensamos que nuestros equipos podr¨ªan ser mejores con alguien que no fuese O. J. Mayo, los directores generales est¨¢n perfectamente satisfechos con el tel¨¦fono guardado en el bolsillo. A menudo, el riesgo es mucho mayor que la recompensa. S¨ª, se podr¨ªa sacrificar una de las elecciones del draft para intercambiarlo por Rajon Rondo. Pero, ?y si a Rajon Rondo se le desintegra otra vez la rodilla? ?Y si una de las elecciones del draft se convierte en el pr¨®ximo LeBron James?
Aburrido, s¨ª, pero dif¨ªcil de cambiar. En todo caso, no antes de que la NBA introduzca los descensos. Apostar¨ªa a que habr¨ªa habido m¨¢s actividad en el mercado si los Bucks de Milwaukee estuviesen tratando de evitar que los enviasen a la NBDL. Por desgracia, no es probable que esto ocurra. La NBA piensa lo mismo que piensa McDonald¡¯s: si no est¨¢ roto, no lo arregles. Aunque el producto sean unas malas hamburguesas. O un insulso mercado de fichajes.
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