Aduriz pone en pie San Mam¨¦s
Tres goles del punta desatan el vendaval del Athletic ante el Granada
Todo era raro en San Mam¨¦s: el d¨ªa y la hora, viernes a las ocho y media as¨ª de la mano, formaban una extra?a pareja; y raro, por tanto, ten¨ªa que ser el protocolo. Porque a los seis minutos, Aduriz marc¨® un gol, cosa nada extra?a en el f¨²tbol, si no fuera por la manera de producirse. Se elev¨® como sube un cohete al cielo y luego deja unos segundos de emoci¨®n antes de explotar. El bal¨®n entr¨® acariciando el poste, mientras Roberto no entend¨ªa nada de lo sucedido. Embelesado, se trag¨® el gol.
Ese acto desarm¨® al Granada. M¨¢s a¨²n, cuando a los 18 minutos Aduriz caz¨® un contragolpe, se hizo un hueco y desde fuera del ¨¢rea le dio un zapatazo a la pelota que golpe¨®, literalmente, en la escuadra y se fue a la red como un homenaje a la valent¨ªa y a la precisi¨®n. Fue un gol bell¨ªsimo de los que encienden por igual a la grada y al futbolista. San Mam¨¦s ya ten¨ªa objeto de debate: cual fue mejor, ?el gol en suspensi¨®n o el ob¨²s teledirigido?
ATHLETIC, 4; GRANADA, 0
Athletic: Iraizoz; Iraola, Gurpegui, Laporte, Balenziaga (Saborit, m. 82); Rico, Iturraspe, Herrera (De Marcos, m. 79); Susaeta, Aduriz (Guillermo, m. 84) y Muniain. No utilizados: Herrer¨ªn; Mor¨¢n, San Jos¨¦ y Kike Sola.
Granada: Roberto; Nyom (Riki, m. 52), Coeff, Mainz, Angulo; Iturra, Fatau (Foulquier, m. 25), Recio; Pereira (Boateng, m. 75), El Arabi y Brahimi. No utilizados: Karnezis, Ben¨ªtez, Buonanotte y Morante.
Goles: 1-0. M. 6. Aduriz. 2-0. M. 18. Aduriz. 3-0. M. 73. Aduriz, de penalti. 4-0. M. 80. Gurpegui.
?rbitro: ?lvarez Izquierdo. Expuls¨® a Mainz (m. 72) y amonest¨® a Fatau y Brahimi.
San Mam¨¦s. 25.000 espectadores
Y hab¨ªa debate porque el Granada hab¨ªa quedado k.o. con esos dos pu?ales clavados en su porter¨ªa. Antes y despu¨¦s de los goles, algo ejemplificaba su inferioridad an¨ªmica: Iraola estaba m¨¢s tiempo en campo del Granada que Brahimi en el del Athletic, es decir el Granada viv¨ªa en su casa, como pod¨ªa y el Athletic era un excursionista inagotable permanentemente visitando al enemigo. Permanentemente le impulsaba Iturraspe, un futbolista que domina los tres idiomas del juego respecto al bal¨®n: cu¨¢ndo hay que ganarlo, cu¨¢ndo hay que protegerlo y cu¨¢ndo hay que jugarlo.
El Granada no encontr¨® su lugar en el campo ni su espacio en el partido. Lucas Alcaraz reaccion¨® pronto y retir¨® a Fatau por Foulquier. La ambici¨®n impuls¨® al Granada en la segunda mitad, pero a cambio cedi¨® metros al contragolpe del Athletic, un arte con el que disfrutan Herrera, Muniain y Susaeta. Las escaramuzas se sucedieron ante Roberto que no pas¨® fr¨ªo en San Mam¨¦s. Eran contragolpes de tiral¨ªneas con un Muniain inspirado y activista y un Aduriz que definitivamente hab¨ªa comprendido que estaba ante su gran noche. Ganaba el juego a¨¦reo, le sal¨ªan los regates y los ca?os a que a principio de temporada se le negaban, encontraba los espacios que buscaba. En noches as¨ª, esperas que nunca amanezca, que el ¨¢rbitro prolongue el partido entre doce y doscientos minutos. El Granada no era partidario. Menos a¨²n cuando Mainz derrib¨® a Aduriz en el ¨¢rea cuando iba a rematar y el ¨¢rbitro le expuls¨® y sancion¨® la acci¨®n con penalti. Lo lanz¨® ¨¦l mismo, como no pod¨ªa ser de otra forma y lo marc¨® rasito, suave, por el centro de la porter¨ªa, con tacto. Las grandes noches para ser adem¨¢s bellas han de ser variadas. Y el surtido de Aduriz tuvo todos los chocolates: el vuelo del primer gol, el zapatazo del segundo y el tacto del tercero. San Mam¨¦s se puso en pie cuando Valverde le sustituy¨® por el joven Guillermo. Y San Mam¨¦s se relami¨® cuando el cuarto gol lo marc¨® Gurpegui con el que mantiene un idilio emocional que se incrementa cada vez que la polvareda ajena envuelve al navarro. El Granada solo pudo asistir al peor de los festejos: al que no est¨¢s invitado.
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