La grada y el bal¨®n brindan por Luis

Eterno Luis, rezaba una enorme pancarta adornada con im¨¢genes de Luis Aragon¨¦s, una de ellas de uno de los 11 partidos en los que defendi¨® como jugador los colores de la selecci¨®n. Al lado, una enorme camiseta de Espa?a con el dorsal 8, firmada por los aficionados que antes del partido transitaron por la Zona Espa?a situada en los aleda?os del Vicente Calder¨®n. Hacia la tribuna de la que colgaban los recuerdos de Aragon¨¦s se fue Sergio Ramos, uno de los cuatro titulares alineados por Del Bosque (junto a Casillas, Cesc e Iniesta) que formaron parte de la columna vertebral del fallecido exseleccionador.

Luego, ambas selecciones formaron y escucharon a la soprano granadina Mariola Cantarero cantar el Ave Mar¨ªa de Pietro Mascagni. Todo tan solemne como posteriormente silencioso tras la emocionante interpretaci¨®n de una de las estrellas del bel canto espa?ol. La Federaci¨®n Espa?ola de F¨²tbol dispuso este homenaje y tambi¨¦n una misa por la ma?ana en el cementerio de la Almudena, aunque el homenaje en el campo qued¨® deslucido por unas gradas muy vac¨ªas para tratarse de un partido entre las dos ¨²ltimas campeonas mundiales.

Iniciado el partido, apenas se escuch¨® el tradicional c¨¢ntico Luis Aragon¨¦s, Luis Aragon¨¦s. Quiz¨¢ el homenaje verdadero estaba m¨¢s en la hierba. En el estilo. Por encima del resultado, o de si Espa?a ten¨ªa m¨¢s o menos profundidad, el legado de esos dos minutos iniciales de toques sin que Italia lograra tocar el bal¨®n, de querer dominar el partido, de no tener los complejos que tantas veces encogieron a la selecci¨®n, fueron la mejor ofrenda. Fue precisamente con la selecci¨®n italiana con la que La Roja, con Luis en el banquillo, rompi¨® esa barrera fat¨ªdica de los cuartos de final en la Eurocopa de 2008. Aquel d¨ªa, su figura, en ch¨¢ndal y zapatillas, contrastaba sobremanera con la del elegante Roberto Donadoni, por entonces seleccionador italiano. El partido se decidi¨® en los penaltis y, a partir de ah¨ª, emergi¨® el germen ganador que desemboc¨® con la conquista del Mundial 2010 y la Eurocopa de 2012.

Aragon¨¦s supo transformar el juego de la selecci¨®n, afianzar una idea que le rondaba la cabeza desde el Mundial de Alemania 2006. Ten¨ªa en la cabeza un plan que pasaba por vertebrarlo alrededor de Xavi, Iniesta, Cesc y Silva. Los futbolistas bajitos se empe?aron en homenajear a Aragon¨¦s con el propio legado con el que le convirti¨® en la bandera del estilo: el toque y la clase, como en el gol de Pedro, el mejor recuerdo para El Sabio.