El discreto encanto de Pedro
Es un hombre honrado y cabal. Un trabajador cumplidor que deja que los hechos hablen por ¨¦l
De todos los temas de conversaci¨®n que nos aporta el f¨²tbol hay uno que genera m¨¢s palabras y m¨¢s calor que cualquier otro. ?Qui¨¦n es mejor, tal jugador o tal jugador? Entusiasma especialmente la cuesti¨®n cuando llega la hora de elegir al mejor del mundo en la ceremonia anual del Bal¨®n de Oro. Pero siempre est¨¢ presente.
Cuando hablamos de nuestro equipo debatimos pr¨¢cticamente todos los d¨ªas sobre qu¨¦ miembro de la plantilla el entrenador deber¨ªa alinear de lateral izquierdo, o de delantero centro, o de portero, o de lo que sea. V¨¦ase, por dar un ejemplo muy sonado este curso, el caso de la porter¨ªa del Madrid, ?Iker Casillas o Diego L¨®pez? El tema, como tantos otros, es inagotable. Y despu¨¦s tenemos, claro, las pol¨¦micas que se crean alrededor del equipo nacional, que si el seleccionador acierta o est¨¢ loco al poner a jugador X o Y en la lista para el Mundial.
Pero hoy vamos a para abrir una nueva vena de conversaci¨®n futbolera. No qui¨¦n es el mejor, sino qui¨¦n es el m¨¢s admirable. ?Qu¨¦ jugador ofrece el mejor ejemplo a seguir para el resto de los mortales?
"Una perla m¨¢s valiosa que toda su tribu,??Otelo, William Shakespeare.
Habr¨¢ otros candidatos pero aqu¨ª elegimos, por goleada, a Pedro Rodr¨ªguez, hasta hace poco conocido como Pedrito, el delantero canario del Barcelona y de la selecci¨®n espa?ola. A diferencia de Lionel Messi y Cristiano Ronaldo, Pedro lo ha ganado absolutamente todo. Mundial, Copa de Europa de naciones, Copa de Europa de clubes, campeonatos de Liga, Copas del Rey, Supercopas. Todo. Pero al verle uno no se lo pensar¨ªa. Nunca busca protagonismo, nunca llama la atenci¨®n, nunca se queja, siempre juega con alegr¨ªa y da lo mejor de s¨ª. Todo el mundo dice que el Bar?a ya no es lo que fue, pero Pedro no ha cambiado. Otros dan la impresi¨®n de que ya han hecho suficiente para el club, que ya se ganaron el pan, pero Pedro sigue trabajando cada d¨ªa para gan¨¢rselo como si no hubiera ganado nada. Autocomplacencia: cero. Entrega: cien.
Lo vimos una vez m¨¢s esta semana en el partido Espa?a-Italia. Sabemos que estos amistosos internacionales provocan pereza en algunos profesionales. En Pedro, no. Contra Italia defend¨ªa al borde del ¨¢rea y un minuto despu¨¦s amenazaba el ¨¢rea rival, desbordando por la banda, creando ocasiones, marcando el ¨²nico gol del partido. Luch¨® como si hubiera sido una final, igual que en todos los partidos que disputa.
Es un hombre honrado y cabal. Un trabajador cumplidor que deja que los hechos hablen por ¨¦l
Cuando lo sientan en el banquillo, que ocurre con bastante frecuencia, nunca transmite la sensaci¨®n de sentirse ofendido; cuando el entrenador le dice que salte al campo lo hace feliz, rebosando energ¨ªa y deseo, como un Border Collie acorralando ovejas a las ¨®rdenes de su pastor. Pedro no es un futbolista que siente que el mundo le debe favores, es un futbolista agradecido al mundo por la suerte que ha tenido.
Nunca lloriquea, dentro o fuera del campo. Nunca es irrespetuoso con el rival (nada de bailecitos cuando marca un gol). Y nunca finge. Ni se tira a la piscina, ni se lanza a la tierra como si le hubieran pegado un balazo letal cuando le hacen una entrada. Es un hombre honrado y cabal.
Pedro es con su club y con su afici¨®n, sea la del Bar?a o la de Espa?a, lo que deber¨ªan ser los funcionarios y los pol¨ªticos, y todos aquellos a que se les paga por actuar con responsabilidad. Es un servidor p¨²blico que no enga?a, un trabajador cumplidor que deja que los hechos hablen por ¨¦l. Si su naturaleza le hubiera permitido ser m¨¢s zorro, codicioso o fanfarr¨®n quiz¨¢ hubiera recibido m¨¢s reconocimientos y m¨¢s dinero; quiz¨¢ su nombre aparecer¨ªa alguna vez en las listas de los fichajes deseados por los clubes ricos de Europa. Pero no. ?l prefiere ser c¨®mo es y estar donde est¨¢.
Es el ejemplo a seguir porque es un tipo normal con el que cualquiera de los mortales comunes de la tierra se puede identificar. Nos ofrece la sana lecci¨®n de que con una actitud honesta frente a la vida se puede triunfar; nos ense?a que en la hoguera de vanidades del f¨²tbol profesional es posible mantener la decencia y la humildad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.