La ca¨ªda de Ronaldinho a Neymar
La actuaci¨®n del Barcelona en Valladolid fue tan deficiente que necesita la intervenci¨®n del club mientras se cuestiona el liderazgo de Messi para edificar el futuro azulgrana
Ning¨²n equipo contempor¨¢neo ha protagonizado un ciclo tan exitoso y largo como el del Bar?a. El delicioso f¨²tbol azulgrana ha sido tan consistente que los jugadores (Vald¨¦s, Puyol, Xavi, Iniesta, Messi) han sobrevivido a los distintos cambios de presidente (Laporta, Rosell y ahora Bartomeu), de entrenadores (Frank Rijkaard, Guardiola, Vilanova, Roura y actualmente Martino) y tambi¨¦n de ant¨ªdotos (Mourinho). Ni la inestabilidad institucional, expresada en las mociones de censura y periodos electorales, ni tampoco la fatalidad consustancial a la carta de naturaleza barcelonista (las enfermedades de Tito y Abidal), as¨ª como las m¨²ltiples circunstancias coyunturales (los problemas de Messi y Neymar con Hacienda) han alterado la trayectoria ganadora del equipo desde la llegada de Ronaldinho (2003) hasta la proclamaci¨®n de Messi como n¨²mero uno del mundo.
Las respuestas del equipo a cada derrota han sido tan contundentes que incluso la goleada del a?o pasado contra el Bayern fue asumida mayoritariamente con resignaci¨®n cristiana, como si se tratara de una advertencia divina contra la cargante jerarqu¨ªa del Barcelona, prototipo de club moralista, elegido como estandarte de la ¨²nica manera de entender el buen f¨²tbol. Alrededor del Bar?a se construy¨® una leyenda de club estupendo, a salvo de cualquier marcador y estad¨ªstica (de tener seis puntos de ventaja se ha pasado a estar a cuatro de distancia del Madrid). Incluso los resultados m¨¢s mezquinos han tenido coartada, hasta el 1-0 de Valladolid. La actuaci¨®n barcelonista fue tan deficiente que no admite m¨¢s disimulo. Ausente en la bonanza, necesita intervenir el consejo sin dilaci¨®n para evitar la miseria.
El equipo viaja partido a partido, fr¨¢gil y sin un plan a medio plazo
El goteo de dimisiones individuales por distintas causas (Guardiola, Tito, Rosell, Vald¨¦s, Puyol) exige una respuesta corporativa despu¨¦s de mucho tiempo de vida contemplativa, muy a gusto con la puesta del piloto autom¨¢tico. El equipo no ofrece ninguna fiabilidad en la Liga, un torneo regular por excelencia, y se duda de sus opciones en torneos a corto plazo como la Champions, por m¨¢s que haya ganado la Supercopa y sea finalista de la Copa. Quiz¨¢ por su car¨¢cter bipolar, los azulgrana prefieren batirse en el cuerpo a cuerpo, en las rondas que admiten esfuerzos selectivos y alineaciones a la carta a partir de cuatro centrocampistas (Xavi, Busquets, Cesc e Iniesta) que en los campeonatos a largo plazo, donde se requiere dedicaci¨®n diaria y un trabajo t¨¢ctico del que no hubo constancia en el estadio de Zorrilla, campo en que el Bar?a fue un equipo ca¨®tico y desalmado.
No se sabe si porque es consciente de sus limitaciones, y sobre todo de su fragilidad, el equipo viaja partido a partido, sin un plan a medio plazo, imprescindible desde la partida de Rosell. El reinado del Bar?a en la ¨²ltima d¨¦cada se ha edificado a partir de dos figuras reconocidas como Ronaldinho y Guardiola. Rosell dej¨® como legado al Gaucho cuando dimiti¨® como vicepresidente y ha claudicado como presidente despu¨¦s de contratar a Neymar. No es casualidad, sino que siempre crey¨® que los equipos se construyen a partir de grandes figuras y no desde la cultura de juego o de los mejores entrenadores.
Todav¨ªa ahora recuerda como se opuso a los fichajes de Ayala, Albelda y Aimar, en favor de Ronaldinho, cuando el confesor del presidente Laporta era Cruyff. Acept¨® despu¨¦s, una vez llegado a la presidencia, que mandara Guardiola, un cruyffista radical, hasta que el t¨¦cnico declin¨® renovar su contrato y despu¨¦s de un a?o sab¨¢tico fichara por el Bayern. Rosell declin¨® intervenir para que no fuera acusado por la afici¨®n de destruir la herencia guardiolista. Quer¨ªa que el equipo se consumiera por inanici¨®n igual que Laporta hasta que al rescate llegara Neymar. La jugada le ha salido mal por los contratos firmados con el brasile?o y porque se cuestiona el papel de liderazgo de Messi.
La llegada de Neymar no ha cubierto el vac¨ªo que dejaron El Gaucho y Guardiola
El argentino ha sido el hilo conductor de la etapa gloriosa del Bar?a. Ahora se cuestiona, sin embargo, si es la piedra sobre la que conviene edificar el futuro azulgrana, una funci¨®n que exige el liderazgo que tuvieron en su d¨ªa Ronaldinho y Guardiola. La llave la tiene finalmente el director deportivo, Antoni Zubizarreta, solapado en su d¨ªa por Guardiola y por Rosell, saco de todos los golpes, ninguneado por muchos y escudo en cambio del presidente Bartomeu, con quien ha congeniado mucho, incluso cuando el expresidente propuso fichar a Martino.
No disfruta el entrenador, los jugadores se han comido el queso desde que se march¨® el gato y el equipo es hipersensible a cualquier contrariedad, falto de car¨¢cter y de afecto, cansado de que le pidan cambio despu¨¦s de pagar las facturas de todos. No le queda m¨¢s remedio al Bar?a que competir desde la humildad, sin presumir de nada, mientras recompone una personalidad elaborada a partir de Ronaldinho y Guardiola, representantes de dos maneras opuestas de entender el f¨²tbol y que se supon¨ªa iba absorber Messi, hoy tan espectador como Neymar, la ¨²nica respuesta a los males del curso pasado. As¨ª de gordo es el problema del Bar?a a la espera del City. Necesitan los azulgrana respuestas inmediatas y tambi¨¦n para el pr¨®ximo a?o.
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