Mike, el narizotas
Summerbee, embajador del City y amigo de Best, vuelve al estadio donde jug¨® en 1974
A Mike Summerbee le llamaban el narizotas, por razones obvias. A¨²n se r¨ªe hoy cuando lo recuerda. ¡°Los fans del Everton eran especialmente ingeniosos al cantarme sobre mi nariz¡±, dice. Hoy volver¨¢ al Camp Nou, donde estuvo en 1974 como futbolista del City, club del que es embajador mundial. No es para menos. Mike, el narizotas, es toda una instituci¨®n en el equipo blue. Y sigue riendo al recordar: ¡°Summerbee, Summerbee, camin¨¦ un mill¨®n de millas en la punta de tu nariz¡±, le cantaban en el campo del United. ¡°En realidad no me molesta, me lo tom¨¦ como un cumplido. Les gustaba burlarse de mi nariz, pero de modo agradable. Recuerdo un d¨ªa que sal¨ª al campo de Goodison Park con una nariz de pl¨¢stico. Todos aceptaron la broma¡±.
Si algo le convierte en leyenda, m¨¢s all¨¢ de sus galopadas por la banda del viejo estadio del City o su presencia en el Mundial de 1970 con Inglaterra, son sus andanzas con George Best por Manchester. El m¨ªtico futbolista nacido en Belfast, jugador del United, es el padrino de bodas de Mike. Nunca se vio una foto como esa. Dicen que la tarde que se conocieron los dos miraban a la misma chica y que, con el tiempo, compartieron a cientos. No es casual que Mike cargara con el f¨¦retro del genio irland¨¦s hace nueve a?os. Hay cosas que ni la muerte rompe.
¡°Ten¨ªamos un pacto para los derbies: George no me tiraba ca?os y yo no le daba patadas¡±
Mike y George eran amigos y de ellos se explican batallas que llenan de risas las sobremesas en Manchester. Cuenta la leyenda que al salir de los bares, a ellas les vendaban los ojos, las sub¨ªan al coche y las llevaban al apartamento que compart¨ªan de solteros. Luego, todav¨ªa a ciegas, las devolv¨ªan al pub. ¡°As¨ª nunca pod¨ªan volver¡±, apuntan. ¡°Solo hab¨ªa una habitaci¨®n, de manera que hab¨ªa que correr para ocuparla primero. El problema es que George siempre llegaba antes que yo¡±, dice entre risas. Fueron dos tipos que se entendieron por encima de sus colores.
¡°Ten¨ªamos un pacto para los derbies. ?l no me tiraba ca?os y no me hac¨ªa quedar como un est¨²pido y yo no le daba patadas para no dejarle marcas en las piernas y as¨ª pod¨ªamos salir por la noche sin problema¡±, se r¨ªe Summerbee. Eso fue lo malo, o lo bueno, seg¨²n se mire: que se rieron de lo lindo. Pero Mike sab¨ªa irse a casa antes de que el sol le avisara de que hab¨ªa llegado la ma?ana y a George la noche nunca se le acababa. ¡°Tem¨ª por ¨¦l todos los d¨ªas de mi vida por el camino que compartimos durante esos a?os incre¨ªbles. Fue tan brusco... Le amaba y los d¨ªas que pasamos juntos ser¨¢n siempre un recuerdo maravilloso, pero George era George, ingobernable. Me han dicho a menudo que el suyo es el precio que debe pagar un genio¡±, rememora con cari?o y el dolor del que perdi¨® a un amigo en el camino.
Nacido el 15 de diciembre 1942, en Preston, Summerbee debut¨® como profesional con el Swindon Town en 1959 a los 16 a?os. Jug¨® m¨¢s de 200 partidos con el club de Wiltshire y marc¨® 38 goles. En 1965 el entrenador del Manchester City Joe Mercer le fich¨® por 35.000 libras. Era un extremo derecho con buena llegada, tan valiente como fino, y protagoniz¨® una ¨¦poca gloriosa de los citizens al ganar cuatro trofeos en tres temporadas entre 1968 y 1970. Con el City jug¨® m¨¢s de 400 partidos.
Buzzer (timbre en ingl¨¦s), como lo apodaban sus compa?eros de equipo, era famoso por arrear a los defensas antes de saludarles y asegura que el momento m¨¢s feliz de su vida coincide con su primer partido internacional con Inglaterra, ante Escocia, el 24 de febrero de 1968. ¡°Lo que m¨¢s ha cambiado en el f¨²tbol es el c¨¦sped¡±, asegura desde la grada del Etihad Stadium. ¡°Mira eso¡±, dice se?alando al tapete. ¡°Yo jam¨¢s jugu¨¦ en un campo tan bien cuidado¡±. En Manchester a¨²n se presume de camisa si en el cuello lleva la firma del que fue extremo blue. Aunque hace a?os que cerr¨® la tienda que ten¨ªa en el centro de la ciudad con su amigo Best, todav¨ªa se comercializan prendas con su nombre, que no se pronuncia en vano: incluso asoma en la pel¨ªcula Evasi¨®n o Victoria junto a Pel¨¦. Pero no es de eso de lo que est¨¢ m¨¢s orgulloso: ¡°En mi carrera me enfrent¨¦ a los mejores jugadores de mi generaci¨®n, pero la batalla contra el c¨¢ncer de pr¨®stata ha sido el mayor desaf¨ªo de mi vida¡±. Ese partido tambi¨¦n lo gan¨® el narizotas.
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