Esp¨ªritu de revancha

ker Casillas hizo buena parte de su carrera en otros tiempos. Tiempos en los que el Madrid no dudaba de su grandeza y ganaba t¨ªtulos cada a?o. Tiempos en los que el Bar?a ocupaba el lugar reservado a los equipos atormentados por complejos que parec¨ªan incurables. El caso de Casillas es ¨²nico en el camerino del Madrid. Entre sus compa?eros prevalece una amplia mayor¨ªa que ha vivido sinti¨¦ndose profesionalmente oprimidos por la hegemon¨ªa azulgrana. Jugadores altivos que jam¨¢s se hab¨ªan sentido humillados antes de enfrentarse al equipo de Xavi. Hombres que, como Alonso, Pepe, Cristiano, Marcelo o Ramos, creen que se encuentran ante una oportunidad ¨²nica de reivindicarse. Una ocasi¨®n, tal vez irrepetible, de gritarle al mundo que no son inferiores al legendario Barcelona, y no solo eso. Tienen lo que hay que tener para devolver, gramo por gramo, las palizas recibidas anta?o. Les anima un esp¨ªritu de revancha: persiguen la goleada.

El entrenador, Carlo Ancelotti, comprueba desde hace m¨¢s de una semana que a su alrededor proliferan los optimistas. Ancelotti ve que sus futbolistas est¨¢n convencidos de su superioridad. Trat¨¢ndose de una persona cerebral, cultivada en el c¨¢lculo minucioso del f¨²tbol italiano, resulta asombroso verle hacer afirmaciones como la que hizo el domingo pasado con una sonrisa p¨ªcara. ¡°Yo no siempre soy prudente, ?eh?¡±, brome¨®, cuando le preguntaron por el ambiente de euforia que se respira en su vestuario. ¡°En general tenemos mucha ilusi¨®n porque hemos mejorado mucho. El ambiente es bueno, sano. Existe una gran motivaci¨®n¡±.

¡°El ambiente es bueno, sano. Existe una gran motivaci¨®n¡±, dice Ancelotti

En el cl¨¢sico de pasado ma?ana los futbolistas del Madrid aspiran a recobrar el viejo sentimiento de supremac¨ªa. Esas convicciones desvanecidas en alg¨²n punto lejano de la ¨²ltima d¨¦cada, quiz¨¢ durante la visita de Ronaldinho y Eto¡¯o al Bernab¨¦u (0-3) a finales de noviembre de 2005. Los ¨²nicos supervivientes de aquella goleada son Casillas y Ramos, y desde entonces no hab¨ªan observado nada igual. Desde que el Barcelona cay¨® en Anoeta, hace un mes, y, m¨¢s a¨²n, tras su descalabro en Valladolid, la plantilla est¨¢ segura de tener el t¨ªtulo en su mano. Los veteranos piensan que el Atl¨¦tico no resistir¨¢ el tir¨®n y que el Bar?a ha dejado de ser un rival temible, no por falta de clase sino por ausencia de entusiasmo. Lo explican por lo que intuyen de los compa?eros de selecci¨®n. En el mundillo de los profesionales ciertas noticias corren como el mercurio, y en Valdebebas quieren creer que Messi no volver¨¢ a competir como sol¨ªa hasta que la directiva del Bar?a no le firme la renovaci¨®n contractual que le prometi¨® hace un a?o. Messi, dicen, es el rostro visible de un conflicto que enfrenta a los jugadores con la junta de Bartomeu en una crisis de liderazgo.

Algunos madridistas intuyen que los azulgrana han perdido entusiasmo

Los jugadores del Madrid llevan una semana discutiendo sobre c¨®mo hacerle da?o al Barcelona. No han sido el Levante, el M¨¢laga y el Schalke el tema de conversaci¨®n m¨¢s recurrente en los corrillos sino la t¨¢ctica que m¨¢s estragos puede causar al equipo azulgrana. El abanderado de la planificaci¨®n es Xabi Alonso. La teor¨ªa apunta a que hay que entrar al partido presionando sin reservas para desbordar la defensa rival por su punto m¨¢s flaco: la l¨ªnea Alves-Piqu¨¦. Procurar marcar r¨¢pido y aprovechar el desconcierto resultante para aumentar la ventaja. La referencia es el 5-0. Y, luego, hasta donde sea posible... La exaltaci¨®n es total. El objetivo es completar un partido simb¨®lico con un marcador inaudito que sirva de l¨¢mina para tapar los escarnios sufridos. Un mensaje que recuerde que los a?os de padecimiento fueron producto de un accidente.

Las arengas recuerdan que el momento es ahora. Ahora que en el campo estar¨¢n los principales responsables del 5-0 del 29 de noviembre de 2010: Messi, Xavi, Iniesta, Busquets, Piqu¨¦¡­ La temporada que viene puede que sea tarde. La revancha, por no decir venganza, es urgente para la mayor parte del vestuario del Madrid. La gran oportunidad, el domingo.