Alemania se eleva entre el ¡®catenaccio¡¯
Italia se entreg¨® con pasi¨®n y sin premio en la organizaci¨®n del segundo Mundial de su historia tras el que hab¨ªa conquistado como anfitri¨®n en 1934 ante la mirada de Mussolini. Fue el campeonato del ¡®catenaccio¡¯, el de peor promedio de goles por partido (2,2). Triunf¨® Alemania con la pizarra de Beckenbauer y el liderazgo de Matthaus tras derrotar a Argentina en Roma en una final que se resolvi¨® con un gol de penalti de Brehme en el minuto 84 de un partido que parec¨ªa abocado a la pr¨®rroga. Por el camino quedaron la inopinada aparici¨®n del goleador italiano Salvatore Schillaci ('pichichi' del torneo con 6 goles); la m¨²sica y el baile de la Camer¨²n de Roger Milla; el toque de la Colombia de Maturana; la triqui?uela Bilardista del bid¨®n que anestesi¨® al brasile?o Branco; el r¨¦cord de imbatibilidad del guardameta Zenga y la en¨¦sima desventura de Espa?a. Esta vez, el yugoslavo Stojkovic ejerci¨® de verdugo en el cruce de octavos tras una primera fase marcada por el triplete de Michel a Corea y su ¡°?me lo merezco!¡±, que recogieron con nitidez los micr¨®fonos de ambiente del silencioso estadio Friuli de Udine y reson¨® en toda Espa?a. As¨ª se escribi¨® la historia del 14? Mundial de la historia.
ENTREVISTA A M?CHEL |
Internacional con Espa?a entre 1985 y 1992.
Disput¨® los Mundiales de M¨¦xico 1986 e Italia 1990.
¡°Nos falt¨® car¨¢cter para cambiar la historia¡±
Su gol fantasma a Brasil en 1986 en el estadio de Jalisco y su ¡°?me lo merezco!¡± ante Corea en 1990 en Udine son dos de las im¨¢genes m¨¢s legendarias de la enciclopedia espa?ola en los Mundiales. Jos¨¦ Miguel Gonz¨¢lez ¡®M¨ªchel¡¯ (Madrid, 1963) vivi¨® con frustraci¨®n la ¨¦poca en la que en la selecci¨®n se hablaba de la furia y no del tiki-taka, en la que Espa?a a¨²n no era La Roja y en la que su Quinta no encontr¨® el ecosistema propicio ni el respaldo un¨¢nime como para haber cambiado antes el curso de la historia. Fue internacional en 66 partidos entre 1985 y 1992 en los que marc¨® 21 goles, su n¨²mero mundialista, y acudi¨® a las citas de M¨¦xico e Italia. Sobre esta segunda, la de 1990, el actual entrenador del Olympiacos reflexiona entre la nostalgia del exjugador y la emoci¨®n de un apasionado del f¨²tbol.
Pregunta. ?Cu¨¢l es su primer recuerdo de aquel Mundial de Italia?
Respuesta. Podr¨ªa decir que los tres goles a Corea, pero tengo un sabor agridulce de aquel campeonato. Personalmente las cosas me fueron bien, pero no conseguimos dar vuelo a la selecci¨®n.
P. ?En su ¨¦poca, ir a la selecci¨®n era una ilusi¨®n o un compromiso?
R. Una ilusi¨®n, sin duda, pero hab¨ªa una barrera psicol¨®gica que nunca super¨¢bamos. No era tanto esa ¡®frontera de cuartos¡¯ de la que se hablaba como el hecho de trasladar a la selecci¨®n el nivel, la mentalidad y el respeto que ten¨ªamos en nuestros clubes. Afortunadamente el penalti de Cesc ante Italia cambi¨® la historia. En mi ¨¦poca no ¨¦ramos un grupo s¨®lido. No hab¨ªa una cohesi¨®n interna. Esa cohesi¨®n parte de la idea y la ideolog¨ªa y as¨ª como Luis Aragon¨¦s marc¨® un camino y dijo ¡®vamos por aqu¨ª y vamos todos juntos¡¯, nosotros no lo logramos. No nos llev¨¢bamos mal, pero ca¨ªamos siempre en el eterno debate de cu¨¢l era el estilo del f¨²tbol espa?ol.
P. ?En qu¨¦ consist¨ªa ese debate de estilos?
R. Era un momento de esplendor de la Quinta del Buitre, el Barcelona hab¨ªa tenido un estilo m¨¢s diferenciado porque hab¨ªa tenido a Terry Venables como entrenador, emerg¨ªa Johan Cruyff¡hab¨ªa una transici¨®n, pero los jugadores m¨¢s caracter¨ªsticos del Barcelona en la selecci¨®n eran Bakero, Salinas¡ que, siendo grandes futbolistas, no ten¨ªan que nada que ver con el estilo de juego del Real Madrid y eso no era f¨¢cil conjuntarlo. Siempre hab¨ªa un debate interno. Si no eres un grupo s¨®lido te vuelves permeable a esos debates y al final afectan. Ahora los espa?oles nos hemos cansado de ser comparsas en estos campeonatos y decidimos ir todos a una.
P. ?Por qu¨¦ el estilo de la Quinta del Buitre no cal¨® en la selecci¨®n como ocurri¨® despu¨¦s con el modelo del Bar?a?
R. La gran selecci¨®n espa?ola de estos tiempos son siete u ocho futbolistas del Bar?a complementados por piezas clave del Madrid como Iker Casillas, Sergio Ramos y Xabi Alonso, que han sido fundamentales. Hablamos de tres l¨ªderes absolutos. Y sumar tres l¨ªderes as¨ª a Xavi, Iniesta, Cesc, Piqu¨¦¡es mucho liderazgo junto y muchos grandes jugadores. Es el estilo del Bar?a convertido en un estilo com¨²n por la personalidad de todos los jugadores. Esa es la diferencia. Aqu¨ª la idea futbol¨ªstica no se debate y car¨¢cter y competitividad tienen todos. En el 90, Luis Su¨¢rez intent¨® imponer un estilo de juego similar al de ahora, pero nos falt¨® consistencia.
P. ?A que jugaba aquella selecci¨®n?
R. Al principio jug¨¢bamos con la ilusi¨®n de poder marcar un estilo y al final nos dejamos arrastrar porque aparecieron las inseguridades. La idea, el esquema, los jugadores¡era similar al del Madrid de la Quinta, pero no s¨¦ porque en la selecci¨®n no ten¨ªamos el mismo peso que en nuestro equipo. No cuaj¨® porque futbol¨ªsticamente ¨¦ramos d¨¦biles no solo con los pies, tambi¨¦n con la cabeza. Nos falt¨® car¨¢cter para cambiar la historia. Car¨¢cter interno para mantener el grupo por encima de todo.
P. Aquel Mundial de Italia se torci¨® desde el comienzo tras un pobre 0-0 ante Uruguay.
R. Hab¨ªamos sido brillantes en la clasificaci¨®n pero aun as¨ª parec¨ªa que la cr¨ªtica nos estaba esperando. No nos sobrepusimos a eso e hicimos un partido espantoso. Fue un d¨ªa muy duro para Luis Su¨¢rez. Hab¨ªa trabajado muy bien con el equipo en todos los aspectos y en el primer partido no supimos estar a la altura de la competici¨®n. A partir de ah¨ª, si ya hab¨ªa debate se multiplic¨® y se convirti¨® en una fractura muy grande.
P. Despu¨¦s llegaron las victorias ante Corea (3-1) y B¨¦lgica (2-1).
R. Con Corea empezamos ganando, pero el equipo era un manojo de nervios. Hab¨ªa mucha inseguridad. Aquella noche me sali¨® todo y met¨ª tres goles, pero no ¨¦ramos un equipo. Daba la sensaci¨®n de que al primer contratiempo caer¨ªamos. Al partido siguiente contra B¨¦lgica volvimos a ser un equipo reconocible. Confiamos en nosotros, ganamos y nos hicimos con el primer puesto del grupo. Fue el partido m¨¢s reconocible de aquella selecci¨®n, el m¨¢s fiel a la idea que nos hab¨ªa llevado a ese Mundial, pero ni antes ni despu¨¦s fuimos nosotros. Todo ese tiempo hubo una gran tensi¨®n, las ruedas de prensa eran explosivas y la situaci¨®n del seleccionador insostenible.
P. ?Esa tensi¨®n es lo que hab¨ªa detr¨¢s del ¡°?me lo merezco!¡±?
R. S¨ª. Porque yo era futbolista y ten¨ªa la oportunidad de desquitarme en el campo. Mi familia, mis amigos y mis seguidores no pod¨ªan rematar. Yo remat¨¦ y fue una mala conjugaci¨®n del verbo, ten¨ªa que haber dicho un ¡®nos lo merecemos¡¯ porque hab¨ªa sido muy duro saber que en Espa?a hab¨ªa cr¨ªticas injustas a nivel personal y deportivo.
R. Despu¨¦s de 24 a?os, confieso abiertamente que era yo el que hac¨ªa las alineaciones (risas). Yo he sido el t¨ªo que en menos guateques ha estado y al que m¨¢s ligues se le han atribuido. Esos debates se alimentaban desde dentro y es una pena. Jam¨¢s se me ha ocurrido decirle a un entrenador a qui¨¦n ten¨ªa que poner porque para m¨ª todos los compa?eros eran iguales.
P. ?Los futbolistas leen peri¨®dicos en las concentraciones?
R. Claro que s¨ª. Hay muchos futbolistas que est¨¢n pendientes de eso y que viven de eso. Creen que la prensa les va a ayudar y ese es un error que rompe la cohesi¨®n interna. Alguien se te acerca y te dice ¡®como es que juega ¨¦l y no juegas t¨²¡¯ y eso se traduce en recelos y extra?eza alrededor del equipo.
P. El panorama que describe no parece el m¨¢s id¨®neo.
R. Cuando yo llegu¨¦ a la selecci¨®n en el 86 hab¨ªa una gran cohesi¨®n. Los Camacho, Gallego, V¨ªctor Mu?oz, Maceda, Goicoetxea¡ eran la guardia pretoriana y defend¨ªan a todos. Eran un equipo y un grupo. En el 90 no pas¨®.
P. La historia se acab¨® en octavos ante Yugoslavia (1-2).
R. Ese d¨ªa jugamos muy bien, con un Mart¨ªn V¨¢zquez estelar. Hizo un partidazo. Rematamos dos veces a los palos y est¨¢bamos haci¨¦ndolo perfecto, pero pas¨® la de siempre. Nos metieron un gol en un rechace defensivo y fuimos remando todo el partido hasta que conseguimos empatar casi al final. Me record¨® al partido ante B¨¦lgica en M¨¦xico 86. Hab¨ªamos sido mucho mejores y cuando m¨¢s confianza ten¨ªamos para seguir en el torneo nos eliminaron. Pero tampoco hab¨ªa empezado bien aquello.
P. Le responsabilizaron del gol de Stojkovic en la pr¨®rroga [por apartarse en la barrera].
R. Siempre pasaba algo y el culpable era siempre el mismo. Que si me hab¨ªa quitado de la barrera, que si no s¨¦ qu¨¦¡mis amigos siempre aparec¨ªan en los grandes acontecimientos. Hab¨ªan tragado mucha quina. Era una ¨¦poca en la que la prensa era muy distinta a la de ahora, mucho m¨¢s voraz, de blanco o negro¡con mucha gente joven que trataba de abrirse camino desde el sensacionalismo. La cr¨ªtica se centr¨® en nosotros por el icono que representaba la Quinta del Buitre.
P. ?Por qu¨¦ aquella generaci¨®n no concit¨® un respaldo un¨¢nime?
R. Ahora 30 a?os despu¨¦s estamos recogiendo ese reconocimiento y estamos en el coraz¨®n de la gente sin haber ganado nada especial. Entonces desafortunadamente, ¨¦ramos sospechosos por defender una idea de juego. En nuestra ¨¦poca, todos los buenos de ahora no hubieran conseguido jugar juntos y hubieran resultado sospechosos tambi¨¦n. Estaba la eterna discusi¨®n entre el m¨²sculo y el cerebro y la tentaci¨®n para el entrenador siempre era apostar por el m¨²sculo.
P. La famosa ¡®Furia¡¯.
R. S¨ª. No s¨¦ de donde sali¨® aquello. No conozco a ning¨²n equipo que haya sido campe¨®n de nada a base de furia. Que le hablen a Brasil de furia, o a la Francia de Zidane¡ o a la Holanda y la Alemania del 74¡ ?Beckembauer o Cruyff representaban a la furia? No s¨¦ por qu¨¦ nos dio por levantar esa bandera. Es como la moda que hubo durante un tiempo de traer jugadores y entrenadores extranjeros¡luego se ha demostrado que el f¨²tbol espa?ol es reconocido a nivel mundial.
P. Y, tras caer eliminados, uno tiene ganas de seguir el Mundial desde casa.
R. S¨ª, por supuesto. Sigues los goles de Schillaci, ves c¨®mo Brehme es capaz de lanzar el penalti que hizo campeona a Alemania con la derecha en lugar de con la izquierda, o la aparici¨®n de Klinsmann, o como segu¨ªa jugando de bien Holanda tras ser campeona de Europa dos a?os antes¡No era ning¨²n esfuerzo ver un partido del Mundial, es mi hobbie. Soy aficionado. Convivo con la victoria y con la derrota desde siempre, pero no vivo en ellas. Si ganas hay que levantarse al d¨ªa siguiente y si pierdes hay que levantarse igualmente para seguir ganando. La vida solo con ¨¦xitos es muy aburrida y no te ense?a nada.
P. ?Le dieron la bota de bronce por sus cuatro goles?
R. No me dieron nada. Schillaci gan¨® la bota de oro con seis goles, luego Skuhravy marc¨® cinco y con cuatro goles est¨¢bamos cuatro jugadores empatados (Roger Milla, Lineker, Mattha¨¹s y yo). Si faltaba bronce para las botas siempre se lo quitaban a los espa?oles. A?os despu¨¦s a esta generaci¨®n tambi¨¦n le han quitado alg¨²n bal¨®n de oro. Entonces, el bronce no pasaba de Los Pirineos.
P. Parece que se lo pas¨® mejor en M¨¦xico que en Italia.
R. S¨ª. El de Italia fue un triunfo personal, pero nunca he entendido el futbol como algo personal sino como un deporte colectivo. De nada me sirvi¨® meter cuatro goles porque en M¨¦xico met¨ª medio y sin embargo estoy muy satisfecho con el trabajo que hicimos como grupo. Con el tiempo vas descubriendo lo importante que es la cabeza, la parte emocional. Cuando m¨¢s libre tienes la cabeza mejor rindes. En Italia 90 ninguno ten¨ªamos libre la cabeza y as¨ª es imposible que las piernas funcionaran. Quer¨ªamos ser mejores pero no lo conseguimos. Nos apasionaba el futbol, pero con eso no es suficiente. En el Mundial de M¨¦xico te acuerdas de muchas alegr¨ªas y de la tristeza de la eliminaci¨®n, pero no de rabia ni de dolor. En los recuerdos de Italia hay muchas controversias. Nos humillaron.
P. ?En qu¨¦ momento se torci¨® todo?
R. En la rueda de prensa del d¨ªa posterior al empate ante Uruguay. Cada medio pod¨ªa citar a tres jugadores y si un jugador recib¨ªa m¨¢s de tres citaciones ten¨ªa que acudir a rueda de prensa. Toda la prensa organiz¨® sus peticiones para sentarnos a todos en el banquillo¡16 jugadores subimos al estrado de la sala de prensa. Fue bochornoso porque solo preguntaron a tres¡a Butrague?o, a Zubizarreta y a m¨ª. Nuestro partido ante Uruguay fue lamentable, pero la escena que protagoniz¨® aquel d¨ªa el futbol espa?ol fue bochornosa. No se justifica. Fuimos nuestro peor enemigo. Me sent¨ª abochornado, humillado¡Al seleccionador lo mataron. Hab¨ªa dos facciones en la prensa y al final eso crea un revuelo y una controversia a la que no son ajenos los jugadores.
P. ?Hab¨ªa calidad, pero fall¨® el entorno pues?
R. Entonces no era un entorno de todos a una y luego ya hablaremos. Era otra cosa. Los medios de comunicaci¨®n han cambiado, los jugadores est¨¢n mucho m¨¢s preparados y entre todos protegemos al futbol espa?ol. Es una evoluci¨®n. Seguramente, cuando Cesc tira ese penalti, est¨¢ acostumbrado a vivir en el exilio y no sufre tanto esa presi¨®n. El azar hay que ir a buscarlo y Cesc fue a abrir esa puerta y le sali¨® bien porque sab¨ªa tirarlo.
P. ?Por qu¨¦ no sali¨® antes?
R. El del 86 fue un equipo mereci¨® cambiar la historia que afortunadamente se cambi¨® en 2008. Pero daba la sensaci¨®n de que siempre llam¨¢bamos a la mala suerte¡en el 84 a Arconada se le escapa el bal¨®n, el 86 mi gol a Brasil y los penaltis de B¨¦lgica, en el 90 nos ganan en la pr¨®rroga con dos tiros a puerta, en el 94 la jugada de Salinas¡siempre pasaba algo. A veces incluso jugando bien. Afortunadamente, aquella tanda de penaltis contra Italia cambi¨® la historia. He disfrutado como aficionado lo que no he podido disfrutar como jugador. Les agradezco mucho a estos internacionales que hablaran de las generaciones que se hab¨ªan quedado sin t¨ªtulos.
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