El Levante juega de memoria

Un gol define por lo general un instante. El resultado de un acierto frente a una situaci¨®n determinada. En el caso del Levante sirve adem¨¢s para definir un planteamiento, una forma de interpretar los partidos. El tanto de Navarro escenific¨® la impermeabilidad de los granota para modificar su sistema de juego. Solidario, rudo, r¨²stico si se quiere, pero eficaz. Por eso si hace falta rematar tres veces el bal¨®n para avanzar un metro, aunque haya varios pares de piernas de por medio, para que termine pasando por debajo de las piernas del portero y aloj¨¢ndose en el fondo de la porter¨ªa a c¨¢mara lenta, se hace. Pero tambi¨¦n cabe la filigrana, aunque se estile menos. El tanto de Pedro L¨®pez, sutil, delicado, puso el lazo al Granada para los de Caparr¨®s, que con la victoria en Los C¨¢rmenes tiene la permanencia a tiro.

Le dur¨® la chispa al Granada lo que tard¨® Riki en cambiar la banda izquierda por la derecha. La maniobra alivi¨® a Vyntra, al que hasta entonces cada duelo con el extremo le hab¨ªa como un latigazo. Con El Arabi peleado con Navarro y Juanfran, el ataque del Granada se atasc¨®, provocando un colapso del que no puso salir en el tramo final de la primera mitad. Hasta entonces el Levante practic¨® ese juego de formaci¨®n estructurado, en el que cada jugador ocupa una parcela limitada, y que da poco pie a la improvisaci¨®n. De ah¨ª que Barral resultase de nuevo una isla lejos de la orilla de Rub¨¦n o Ivanschitz, que decidieron terminar ellos mismos cada jugada. Un remate desviado del austriaco fue la ocasi¨®n m¨¢s peligrosa para los de Caparr¨®s en la primera media hora de partido.

Tampoco es que al Granada le llovieran las ocasiones. Aunque s¨ª que le cay¨® un chaparr¨®n encima cuando ?lvarez Izquierdo, que hab¨ªa visto como David Navarro desviaba con la mano un centro desde la banda izquierda y hab¨ªa se?alado el punto de penalti, se arrepent¨ªa segundos m¨¢s tarde. Cosas del chivatazo por el pinganillo.

Esa rectificaci¨®n espole¨® al Levante, que sin demasiada elaboraci¨®n empez¨® a acercarse m¨¢s al ¨¢rea de Roberto. Sobre todo por medio de Rub¨¦n. El canterano tuvo la mejor ocasi¨®n para los granota, pero Roberto acert¨® a desviar al larguero su lanzamiento. Con esa oportunidad termin¨® la primera mitad, y como si no se le hubiera acabado la cuerda V¨ªctor se plant¨® ante el portero gallego en el primer minuto de la segunda. Mantuvo ese impulso ofensivo el Levante y en una jugada embarullada que empez¨® con un bal¨®n bombeado que pele¨® Diop primero con la cabeza, despu¨¦s con un remate que m¨¢s pareci¨® un gesto de arrastre que otra cosa, el bal¨®n lleg¨® a Navarro que lo col¨® por debajo de las piernas de Roberto.

Con esa ventaja el Levante se encontr¨® con el escenario que mejor conoce. Bien agazapado atr¨¢s, sin ninguna necesidad de dar tres pasos hacia delante, y con un rival que no sab¨ªa c¨®mo cambiarle el paso. Sin rastro de Riki o Brahimi, engullidos por la masa defensiva de los de Caparr¨®s, acab¨® por perder la paciencia y el partido. Pero antes vio como Pedro L¨®pez, con elegancia, colocaba el bal¨®n ajustado al palo derecho tras deshacerse de tres defensas. Ese es el Levante, oficio y sutileza, en dos goles.