Los solistas a¨²pan al Bar?a
A falta de continuidad en el juego, los azulgrana han recuperado sus aspiraciones ligueras a partir de sus grandes individualidades, representadas sobre todo por los goles de Messi
Ya finalista de Copa, campe¨®n de la Supercopa y cuartofinalista de la Champions, el Barcelona se ha reenganchado a la Liga. Las victorias en el cl¨¢sico y el derbi han revalorizado su candidatura a renovar el t¨ªtulo despu¨¦s de protagonizar derrotas sonrojantes como la de Valladolid. La irregularidad ha sido manifiesta en un equipo que lleg¨® a comandar la tabla con +5 puntos respecto al Madrid para despu¨¦s quedarse moment¨¢neamente a -7 cuando iba perdiendo en el Bernab¨¦u. Al juego le ha faltado consistencia y continuidad, circunstancias que competen al colectivo y al entrenador, y por el contrario ha encontrado respuestas individuales, sobre todo en Messi e Iniesta. El partido del s¨¢bado en Cornell¨¤-El Prat tuvo tics muy parecidos a los de la semana anterior en Chamart¨ªn. Los buenos ratos alternan con los malos hasta que comparecen las figuras, sobre todo Messi, activado por decisi¨®n propia, por el pase interior de Iniesta o por la agitaci¨®n de Neymar. Al Bar?a le cuesta completar un buen encuentro, descompensado como est¨¢ en la cancha, como si convivieran dos equipos en uno: el pico de forma de Messi, Iniesta, Alba y Piqu¨¦ contrasta con el baj¨®n de Cesc ¡ªdecisivo en cambio al inicio de curso¡ª, el mal momento de Mascherano y la desubicaci¨®n de Neymar, empe?ado en convertir cada una de sus intervenciones en la jugada del partido.
Neymar y Mascherano expresan precisamente las dudas por las que pasa el Bar?a. El equipo se alarga con exceso en el campo hasta perder sus se?as de identidad: posici¨®n, posesi¨®n y presi¨®n. El brasile?o no aprieta a la defensa contraria como Pedro y Alexis, y al argentino le cuesta defender en el balc¨®n del ¨¢rea. No es casualidad que en los encuentros m¨¢s exigentes formen los futbolistas m¨¢s emblem¨¢ticos por m¨¢s pol¨ªtica que parezca la decisi¨®n de Martino. Agrupar a los cuatro medios (Xavi, Busquets, Cesc e Iniesta) permite un mayor control a cambio de perder simetr¨ªa y profundidad, mientras que cuando se alinean dos extremos se gana agresividad y equilibrio, al tiempo que se exige un mayor adelantamiento de la l¨ªnea defensiva. Hay un plan A (4-3-3) y un plan B (4-4-2) en funci¨®n del partido.
El equipo se alarga con exceso por la falta de presi¨®n de los puntas y de anticipaci¨®n de la zaga
Ausente Puyol, un central que marcaba la l¨ªnea por anticipaci¨®n hasta la medular y mezclaba estupendamente con Piqu¨¦, el mayor cambio experimentado ¨²ltimamente por el Bar?a ha sido el retroceso de los centrales hasta estar m¨¢s cerca de su portero que de los volantes, muy especialmente de Busquets. No hay jugador m¨¢s sacrificado que el mediocentro, cuyo sitio ha ido fluctuando en funci¨®n del juego, a veces convertido en pasador y a menudo ejerciendo de tercer central.
El punto d¨¦bil azulgrana es la zona que media entre los centrales y los tres volantes, a veces corregido por el despliegue de los laterales Alves y Alba. Al equipo le cuesta juntarse, apretar las l¨ªneas, y actuar de forma compacta y sincronizada, circunstancia que dificulta especialmente los repliegues y propicia que se concedan ocasiones. El plan natural de juego demanda una pr¨¢ctica diaria muy esmerada en los entrenamientos. El trabajo, sin embargo, solo se visualiza de forma racheada en los encuentros. No hay coincidencia sobre los motivos. Los jugadores y el entrenador se pasan oficialmente la pelota, como si no pasara nada, a gusto con el marcador. No se habla de t¨¢ctica sino de estilo y de futbolistas. Los solistas, y especialmente quienes representan la cultura de juego, son ahora los abanderados del Bar?a.
Y Martino no se siente precisamente un acompa?ante sino que reclama su cuota de protagonismo, convencido de la necesidad de mezclar el juego y de las rotaciones para ser competitivos. El rosarino entiende que est¨¢ facilitando una dif¨ªcil transici¨®n, sobre todo por las reticencias que se dan en algunos sectores del propio club y del entorno, y se incomoda cuando se le demanda por su v¨ªnculo con la instituci¨®n, como si dedujera que no forma parte del proyecto. Ante la duda, se impone Messi, autor de 17 goles en los 12 ¨²ltimos partidos.
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