Mercedes se viste de Red Bull
La escuder¨ªa alemana logra el segundo doblete seguido de Hamilton y Rosberg Fernando Alonso termina noveno
Conseguir el tercer doblete en casi 60 a?os y el segundo consecutivo, y que la c¨¢mara de televisi¨®n enfoque a tus coches sobre todo cuando est¨¢n a punto de estrellarse el uno contra el otro. Eso es lo que le pas¨® ayer en Bahr¨¦in a Mercedes, cuyo dominio en el Mundial de f¨®rmula 1 de esta temporada es absolutamente incuestionable, superior incluso a los mejores tiempos de Red Bull. Bajaban movidas las aguas despu¨¦s de las dos primeras paradas del calendario (Australia y Malasia), dos aut¨¦nticos bostezos para los aficionados, y lo cierto es que el panorama cambi¨® de golpe en la tercera cita, aunque solo fuera por las trifulcas que se sucedieron en el pelot¨®n. Por delante, nada nuevo: Lewis Hamilton y Nico Rosberg jug¨¢ndose la victoria hasta que intervienen las altas esferas de su escuder¨ªa, tratan de separarles deliberadamente para que la gresca no suba demasiado de amperios y asunto resuelto. El problema en este caso fue que la irrupci¨®n del coche de seguridad volvi¨® a agrupar al reba?o y con ello la distancia se esfum¨®, circunstancia que provoc¨® que los tambores de guerra volvieran a sonar con fuerza en el ¨²ltimo tramo.
Esta vez el premio gordo se lo volvi¨® a llevar el brit¨¢nico, que super¨® a su compa?ero en un arranque el¨¦ctrico y una clavada de frenos de esas que tanto le gustan, siempre un metro m¨¢s tarde que quien se mide con ¨¦l, y que despu¨¦s, en la reanudaci¨®n, aguant¨® sus achuchones a pesar de calzar neum¨¢ticos duros cuando su vecino circulaba con blandos. El tercero en cruzar la meta fue Sergio P¨¦rez, que lo hizo a 24 segundos del ganador pero que lo hubiera hecho mucho m¨¢s tarde de no ser por la aparici¨®n del coche de seguridad a 16 vueltas del final. ?El motivo? Que Pastor Maldonado sali¨® del garaje sin miramientos y se llev¨® puesto a Esteban Guti¨¦rrez, de Sauber, que dio un tirabuz¨®n completo en el aire: ¡°?Qu¨¦ fue eso?¡±, dijo alucinado el mexicano, justo antes de que se lo llevaran a hacerle una revisi¨®n m¨¦dica por seguridad.
Tras las cr¨ªticas por los cambios de normativa, esta vez el espect¨¢culo fue tremendo
Fernando Alonso mantuvo la novena plaza que ocup¨® en la parrilla de salida, un resultado a la altura del F14 que en estos momentos conducen el espa?ol y Kimi Raikkonen, que termin¨® justo detr¨¢s de ¨¦l.
Por la ma?ana, los gerifaltes que manejan el cotarro se reunieron de urgencia para analizar los males de un certamen que acaba de vivir la revoluci¨®n m¨¢s importante de los ¨²ltimos 30 a?os y que no hab¨ªa terminado de digerirlo bien. Por la tarde, los aut¨¦nticos protagonistas de este circo dieron un gran paso adelante y ofrecieron un espect¨¢culo tremendo, una de las carreras m¨¢s vibrantes de los ¨²ltimos tiempos, con adelantamientos a porrillo y mucha incertidumbre, tanto por saber si el triunfo caer¨ªa del lado de Rosberg o de Hamilton, como por la cantidad de cera que se reparti¨® tras ellos. Se las tuvieron tiesas los dos Mercedes, los dos pilotos de Force India, los dos de Red Bull y los dos de Williams, que fueron culebreando arriba y abajo en funci¨®n del estado de las gomas y de la necesidad de ahorrar o no combustible, la que probablemente se ha convertido en la variable m¨¢s decisiva de este 2014 y la que lleva a la mayor¨ªa por el camino de la amargura. Los ¨²nicos vacunados contra ello son las dos flechas plateadas, que van a su bola, muy por delante del resto y que pasaron por ese calvario hace mucho tiempo.
Existen dudas acerca de la diferencia real que separa los b¨®lidos del gigante alem¨¢n de las propuestas del resto de competidores. En los entrenamientos libres est¨¢ claro que esconden su potencial tanto como pueden y las cronometradas van bien para adivinar el rendimiento real de los prototipos a una sola vuelta. Pero las mejores condiciones para constatar en qu¨¦ punto se encuentra cada cual solo se dan los domingos. Y tampoco todos. En Bahr¨¦in, sin embargo, cualquiera que estuviera mirando los monitores de tiempo pudo comprobar la superioridad de Mercedes, sobre todo al final, cuando el coche de seguridad volvi¨® a largarse y volvi¨® a soltar a las fieras. Con Rosberg ech¨¢ndose a la yugular de Hamilton y el chico de Tewin cruz¨¢ndose en la pista para defenderse, el coj¨ªn que abrieron en una sola vuelta (la 47) fue de cuatro segundos y medio, una aut¨¦ntica barbaridad.
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