Mucho Atl¨¦tico para el viejo Bar?a
Los rojiblancos vuelven a las semifinales 40 a?os despu¨¦s al imponer su inmenso vigor y apetito frente a un rival inerme y desgastado que, con Messi quieto, solo tuvo a Neymar En el sorteo del viernes esperan Real Madrid, Chelsea y Bayern
El Calder¨®n, convertido en una misa pagana por eso que llaman el cholismo, fue el escenario de un cruce de caminos: el equipo de hoy frente al de ayer. El f¨²tbol vitalista del Atl¨¦tico, un conjunto en vigor dispuesto a armar el taco, frente a un Bar?a de reputados futbolistas con aire marchito. Este juego es un estado de ¨¢nimo y a este machote y subversivo Atl¨¦tico se le ve infinito ante el desgastado Bar?a. Tiene m¨¢s de un esp¨ªritu, el simeonista partido a partido, el aragonistaganar y ganar. Uno y otro credo lo han metabolizado hasta el hueso. Lo mismo le dio que no estuviera Costa. El Atl¨¦tico es una marea. El Bar?a ya solo remite al pasado, que no es eterno. Se hace un rondo a s¨ª mismo, le falta apetito, y alguien que meta ca?a en el entrenamiento y progrese en la pizarra. Su rumbo es tan misterioso como el de este Messi paralizado, al trote hacia no se sabe d¨®nde. A Messi siempre hubo que instruirle, pero Martino no ha dado con el libreto.
La victoria colchonera fue tan merecida como heroica. Ni una tacha para un grupo que ha hecho de la defensa un arte propio de los antidisturbios, un pelot¨®n de futbolistas, se llamen como se llamen, que juegan con el coraz¨®n en la boca. Es un equipo trabajad¨ªsimo, lo contrario que el Bar?a, que va con el piloto autom¨¢tico de otros tiempos. Aflojado en todas sus l¨ªneas, el conjunto cul¨¦ se fundi¨® ante un adversario con el que no ha podido en todo el curso. No conviene un marat¨®n con este Atl¨¦tico en trance. Sin conceptos y sentido de equipo, los azulgrana solo contaron con Neymar, que puso el alma que no se le vio a Messi en su desamparado pase¨ªllo por el Manzanares.
ATL?TICO, 1-BARCELONA, 0
Atl¨¦tico: Courtois; Juanfran, Miranda, God¨ªn, Filipe Luis; Ra¨²l Garc¨ªa, Gabi, Tiago, Koke; Adri¨¢n (Diego, m. 61) y Villa (C. Rodr¨ªguez, m. 79). No utilizados: Aranzub¨ªa; Ins¨²a, Alderweireld, Mario Su¨¢rez y Sosa.
Barcelona: Pinto; Dani Alves, Bartra, Mascherano, Jordi Alba; Xavi, Busquets, Iniesta (Pedro, m. 72); Messi, F¨¤bregas (Alexis, m. 60) y Neymar. No utilizados: Oier; Montoya, Adriano, Sergi Roberto y Song.
Goles: 1-0. M. 6. Koke.
?rbitro: Howard Webb (ING). Amonest¨® a Busquets, Koke, Mascherano y Alves.
54.800 espectadores en el Vicente Calder¨®n.
Con aire p¨®stumo y traje de luto, el Bar?a estuvo desvalido desde el calentamiento. Nada de pre¨¢mbulos, el Atl¨¦tico fue torrencial desde el inicio. Despert¨® su bestia y en veinte minutos ya ten¨ªa un gol y tres remates a los postes. El Bar?a jugaba con una defensa caricaturizada por cada embestida colchonera. Un pelotazo cualquiera y en el ¨¢rea de Pinto se montaba la marimorena. No hab¨ªa bal¨®n al cielo o despeje que no fuera para los muchachos del Cholo. Donde el Bar?a met¨ªa la u?a, su oponente pon¨ªa la puntera y la vida entera. Con esa ret¨®rica, imposible desbravar al Aleti.
El Atl¨¦tico abusaba de un adversario encapotado, por intensidad, colmillo, ardor. Hombres contra p¨¢rvulos. Se vio en la jugada del gol, originada por un saque de Courtois. La gan¨® Ra¨²l Garc¨ªa, luego Adri¨¢n ¡ªque la envi¨® al poste¡ª; al rechace lleg¨® Villa, que la puso de maravilla para que de nuevo la cazara Adri¨¢n y apareciera Koke para poner al Calder¨®n en un pedestal. Los azulgrana, en las musara?as. En unos cuartos de final de la Copa de Europa el Bar?a induc¨ªa a pensar que estaba en el agoste?o Gamper. Era previsible el aluvi¨®n del Atl¨¦tico, y no se vio ant¨ªdoto alguno del Tata y los suyos. Imposible saber cu¨¢l era el plan, acorde con lo confuso de su tr¨¢nsito en esta temporada. Que si cuatro volantes, que si Alexis, que si Pedro, que si Iniesta se va antes de tiempo del Manzanares, que si tal o cual.
Sometido el Bar?a, Villa se estrell¨® con otro poste y poco despu¨¦s el infortunio estuvo en el larguero. El Bar?a, como toda la noche, no tuvo m¨¢s recursos que el caracoleo de Neymar y los plomizos y persistentes churros al ¨¢rea de Alves. Uno lo caz¨® Messi de cabeza y casi emboca. Luego, una fant¨¢stica pirueta de Neymar, con pisada y ca?o a Tiago, deriv¨® en otro remate fuera de Leo. No era Messi, ni ante el gol ni en la arquitectura del juego. Ahora le gustan las zonas templadas y ah¨ª, por en¨¦sima vez, se lo trag¨® la impagable columna de centrocampistas que alista Simeone. Tiago, Gabi, Koke, tipos con casta, irreducibles y, cuidado, con talento. Ninguno tendr¨¢ balones de oro, pero no bajan del notable y suman y suman.
No hab¨ªa forma de que el Bar?a atajara en la alambrada de espinas del Atl¨¦tico, en la que batallaban como colosos Villa y Adri¨¢n, conmovedores. Moroso con la pelota, el grupo de Martino era v¨ªctima de las ya c¨¦lebres emboscadas rojiblancas. Solo al comienzo del segundo tramo se vio un Bar?a con otra marcha, m¨¢s dispuesto a la faena. Se retras¨® el Atl¨¦tico m¨¢s de la cuenta y Neymar tuvo una cita a solas con Courtois. El belga es mucho belga, ha crecido tanto como su equipo.
El do de pecho azulgrana se desvaneci¨® pronto. Sin pistas de Messi, ni de casi nadie. El Atl¨¦tico se refresc¨®, cogi¨® voltaje y a la contra pudo cerrar la gala. Lo pudo hacer Gabi en una contra, pero no dio la puntilla y Neymar casi se lo hace pagar con un cabezazo que se le fue por una falange. Tan irreconocible es el Bar?a que, ahora, en vez de ir de pie va de cabeza.
El tramo final fue ¨¦pico, noventa minutos despu¨¦s no hab¨ªa rojiblanco que regulara el dep¨®sito. El Bar?a, reflejo de estos tiempos, ni muri¨® en la sala de espera de Courtois. El Atl¨¦tico es el presente, el m¨¢ximo exponente de que el f¨²tbol no tiene precio, no es un coto cerrado del dinero. Por algo el Calder¨®n es un himno a la felicidad. No en vano, cuarenta a?os despu¨¦s, ya est¨¢ en otra semifinal de la Copa de Europa. El Bar?a, por su parte, necesita un div¨¢n. Se le ve viejo y desgastado, repanchingado en la inercia de su majestuoso ciclo. Por m¨¢s que a¨²n vislumbre la Copa y la Liga, ante el jovial y exultante Atl¨¦tico pareci¨® caducar. Lo que queda es su fabuloso legado.
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