Que Mourinho vuelva a Lisboa
El f¨²tbol es m¨¢s que 22 tipos luchando por meter una pelota en un arco. Contiene otros placeres. M¨¢s que deporte, es teatro. Y la esencia de la dramaturgia, como dijo Arist¨®teles, es el conflicto
![El técnico del Chelsea, José Mourinho.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/V5J7I67657PX5MBRJJYIXEHODU.jpg?auth=ab7583d2992c25962b2fc2d1ee74c0de76a887fc01fe823699b253a358f8cf59&width=414)
Morbo: Inter¨¦s malsano por personas o cosas. Atracci¨®n hacia acontecimientos desagradables.
Definici¨®n de la Real Academia Espa?ola.
Desde un punto de vista deportivo, o incluso moral, los que no tenemos equipo entre los cuatro semifinalistas de la Champions deber¨ªamos desear que el Atl¨¦tico de Madrid gane la competici¨®n. Y m¨¢s en estos tiempos en que casi todos estamos hartos del ciego cinismo con que las grandes corporaciones inciden en nuestros destinos.
El Real Madrid, el Bayern M¨²nich y el Chelsea son al f¨²tbol lo que Google a la web, Goldman Sachs a la banca de inversi¨®n, Nike al deporte, Apple a la inform¨¢tica, peronismo a la Argentina: grandes moles cuya raz¨®n de ser consiste en perpetuarse en el poder, generando el m¨¢ximo dinero posible.
El Madrid no solo es el club con los mayores ingresos del mundo sino que se comporta como un viejo sult¨¢n que suma concubinas por codicia m¨¢s que por placer o necesidad. El Bayern es la eterna, inmutable potencia del f¨²tbol alem¨¢n, otro s¨ªmbolo de voracidad, raptor de los mejores jugadores de sus vecinos. El Chelsea es el equipo del oligarca Roman Abramovich, que nunca cay¨® bien por los miles de millones que gan¨® (mejor no saber c¨®mo), y ahora cae peor por ser ruso y aliado de Putin (Ah, y tambi¨¦n porque tiene a un insufrible payaso como entrenador).
Si el Chelsea juega la final contra el Madrid habr¨¢ mucho m¨¢s en juego que una Copa de Europa. Tendremos la delicia paralela de presenciar una vendetta colectiva repleta de venganzas personales
El Atleti en cambio es el equipo del proletariado pele¨®n, de los atrevidos, de los que viven el f¨²tbol con pasi¨®n pero saben re¨ªrse de s¨ª mismos. Es el equipo hoy del gran Diego Cholo Simeone, entrenador que demuestra que se puede crear un equipo que juega al contraataque con disciplina guerrera sin tener que ser un cretino. La apasionada compenetraci¨®n del Cholo con lo que ocurre en el campo logra que su equipo siempre juegue con uno m¨¢s que el rival. Con ¨¦l en semifinales de la Champions, el Atleti es un simp¨¢tico y gamberro David enfrentado a tres goliats.
Pero. El f¨²tbol no s¨®lo de f¨²tbol vive. El f¨²tbol es m¨¢s que 22 tipos luchando por meter una pelota en un arco. El f¨²tbol contiene otros placeres. M¨¢s que deporte, es teatro. Y la esencia de la dramaturgia, como dijo Arist¨®teles, es el conflicto. Cuanto mayor y m¨¢s intenso el drama, mayor y m¨¢s intenso el espect¨¢culo. Lo ideal es que haya odio en la mezcla. Y nadie en el f¨²tbol odia y es odiado como Jos¨¦ Mourinho, el entrenador del Chelsea.
Que se merezca odio m¨¢s que carcajadas es una buena cuesti¨®n. Pero odio por ¨¦l hay, y mucho, aunque no tanto en el Atleti, el equipo al que se medir¨¢ en las semifinales. Donde sienten odio por ¨¦l en abundancia ¡ªy rencor, indignaci¨®n, desprecio, repugnancia¡ª es entre los otros dos semifinalistas que competir¨¢n en las pr¨®ximas semanas por una plaza en la final de Lisboa el 24 de mayo.
Es decir, si el Chelsea gana al Atl¨¦tico y juega en la final contra el Madrid habr¨¢ mucho m¨¢s en juego que una Copa de Europa. Tendremos la delicia paralela de presenciar una vendetta colectiva repleta de venganzas personales. Ganar para Mourinho ser¨ªa una doble satisfacci¨®n. Incluso conquistar su tercera Champions ser¨ªa para ¨¦l un placer menor comparado con el de arrebatarle la "d¨¦cima" al club que ¡ªtanto en la directiva, como en la afici¨®n y en los periodistas adeptos¡ª le desde?¨®.
Derrotar a Mourinho representar¨ªa para Casillas y Cristiano y otros madridistas ninguneados por el portugu¨¦s una gloriosa reivindicaci¨®n, del mismo modo que perder ser¨ªa singularmente humillante
Derrotar al Chelsea de Mourinho representar¨ªa para Iker Casillas y Cristiano Ronaldo y otros jugadores madridistas ninguneados por el portugu¨¦s una gloriosa reivindicaci¨®n, del mismo modo que perder contra ¨¦l ser¨ªa singularmente humillante.
Una final Chelsea-Bayern tendr¨ªa quiz¨¢ un punto mayor de intensidad, por lo estrictamente personal del asunto. Ser¨ªa una repetici¨®n de los duelos mano a mano que disputaron Mourinho y Guardiola cuando entrenaban al Madrid y al Barcelona. Los dos entrenadores no solo no se soportan como seres humanos. Sus filosof¨ªas del f¨²tbol son tan radicalmente opuestas como el comunismo y el capitalismo en tiempos de la guerra fr¨ªa, o como los sun¨ªes y los chi¨ªes hoy (y desde hace 1.400 a?os) en su interpretaci¨®n del Islam.
Perder esa final ser¨ªa infinitamente m¨¢s doloroso para Mourinho o Guardiola que perder una final. Y todos lo sabemos, lo cual le dar¨ªa un valor a?adido altamente enriquecedor al drama de un Bayern-Chelsea o, por otros aunque similares motivos, al de un Madrid-Chelsea
El coraz¨®n bueno querr¨¢ que el Atl¨¦tico venza al Chelsea y lo gane todo. El coraz¨®n morboso ir¨¢ con el Chelsea, deseando que el malsano Mourinho vuelva a Lisboa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.