Los ¡®ni?os¡¯ y el ¡®abuelo¡¯
Torres y Courtois son aclamados y el meta Schwarzer, de 41 a?os, suple al lesionado Cech
Los hab¨ªa, pocos, que a¨²n recordaban la gesta de 40 a?os atr¨¢s; momentos que jam¨¢s pensaron volver a vivir y que ahora ven cada vez m¨¢s n¨ªtidos. Los hab¨ªa, muchos, ni?os, padres, fan¨¢ticos, conversos¡ que en la vida pensaron que el Manzanares podr¨ªa llegar a desembocar en Lisboa, en una final de la Champions. Todos, eso s¨ª, ten¨ªan dos nombres en la mente mientras caminaban hacia el Calder¨®n. El de dos ni?os, uno de 21 a?os, Courtois, y otro eterno, Torres, pese a los 30 que muestra su carn¨¦ de identidad.
Con los ¨²ltimos rayos de luz sobre Madrid saltaba el Chelsea a calentar y con ¨¦l las iracundas proclamas hacia el cuadro blue y su entrenador, Jos¨¦ Mourinho, de los cerca de 20.000 personas que comenzaban a poblar las gradas del Calder¨®n. Solo ¨¦l, Fernando Torres, se libraba de la reprobaci¨®n de los aficionados rojiblancos. Unos hinchas que se volcaron con el que ser¨¢ su ¨ªdolo para siempre, que volv¨ªa a pisar el Calder¨®n despu¨¦s de siete a?os con la camiseta de otro club. De poco serv¨ªan aquellos 15 minutos que disput¨® con Espa?a ante Francia, en un partido para el olvido hace dos a?os. Regresaba El Ni?o a su casa, de la que se fue rumbo a Liverpool para crecer. Volv¨ªa con dos Eurocopas, un Mundial, una Champions... y el cari?o eterno de una afici¨®n que jam¨¢s olvidar¨¢ c¨®mo se erigi¨® en l¨ªder con solo 17 a?os (debut¨® el 27 de mayo de 2001 ante el Legan¨¦s) cuando el Atl¨¦tico era un erial en Segunda Divisi¨®n.
El destino, el f¨²tbol en definitiva, quiso que Torres regresase apenas unos meses despu¨¦s de la muerte de su gran mentor, Luis Aragon¨¦s. Por dos ocasiones ovacion¨® la grada del Calder¨®n a Torres durante el calentamiento. Y una tercera cuando desde la megafon¨ªa se anunci¨® su nombre. Se silb¨® brevemente el 8 de Lampard y se hizo el silencio hasta que son¨®, de nuevo, el nombre de Fernando Torres.
El Calder¨®n core¨® al final el nombre del delantero, que dio su camiseta a la grada
Con Eto¡¯o en Londres, baja por lesi¨®n, Mourinho le daba la titularidad a Torres por cuarta vez en esta Champions. El delantero, m¨¢ximo artillero del Chelsea en Europa con tres dianas, no goza de la confianza del t¨¦cnico portugu¨¦s. Desde su llegada a Stamford Bridge, no solo le dijo que intentar¨ªa fichar un nueve, lo que en parte consigui¨® con la llegada de Eto¡¯o, sino que en la recta final ha lamentado la poca productividad, en su opini¨®n, de los atacantes. Aislado en la punta, lidiaba solitario Torres con Miranda y God¨ªn sin posibilidad alguna de asomarse a la meta de Courtois.
Sobre el meta belga, de 21 a?os, se situaron todos los focos desde que se conociese el emparejamiento de semifinales. Se med¨ªa uno de los pilares de este Atl¨¦tico para el recuerdo al equipo al que pertenece. Pero ¨¦l, como si nada. Ni se inmutaba cuando la grada explotaba: ¡°?Courtooooiisss, Courtoiiiis, Courrrtooiiiisss!¡±; tampoco cuando a los 17 minutos Petr Cech, al evitar un gol ol¨ªmpico de Koke, se lesionaba tras una mala ca¨ªda despu¨¦s de colgarse brevemente del larguero.
Los gritos, las miradas se giraban hacia Mark Schwarzer. El meta australiano, de 41 a?os, solo hab¨ªa disputado un partido esta temporada en la Premier, el pasado s¨¢bado, en la derrota ante el Sunderland. Entre dos ni?os, el protagonista termin¨® por ser un abuelo durante buena parte del encuentro. Hasta que, al final del partido, el Calder¨®n volvi¨® a mirar hacia Torres y Torres hacia el Calder¨®n. Con la hinchada coreando el nombre del antiguo ¨ªdolo, el delantero madrile?o lanz¨® su camiseta a los aficionados del Manzanares. Una camiseta negra, pero de coraz¨®n rojiblanco.
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