Carne de ca?¨®n en el Everest
La peligrosidad de la cascada del Khumbu, puerta de acceso al techo del planeta, genera una gran inc¨®gnita sobre la seguridad en una monta?a muy sujeta a intereses econ¨®micos
La puerta de acceso al Everest desde su vertiente sur o nepal¨ª es una ratonera. Para adentrarse en el amplio valle occidental que conduce a los alpinistas a los pies del Lhotse antes de enfilar hacia el collado sur de la monta?a m¨¢s codiciada del planeta es preciso superar antes la cascada de hielo del Khumbu, terreno glaciar impredecible. Ah¨ª mismo, a unos 5.800 metros, 500 metros de desnivel sobre el campo base, un alud caus¨® el pasado 18 de abril la mayor tragedia de esta monta?a: 16 sherpas perdieron la vida sepultados por toneladas de hielo.
La cascada del Khumbu es un laberinto de profundas grietas y enormes castillos de hielo de gran inestabilidad. Un equipo de sherpas trabaja all¨ª a diario buscando el itinerario menos peligroso, colocando cuerdas fijas y escaleras met¨¢licas para salvar sus enormes oquedades. La rotura de estas masas de hielo conocidas como seracs es un asunto impredecible, si bien se ven favorecidas por el aumento de la temperatura diurna. Lo normal es que los alpinistas pasen por ah¨ª con el fr¨ªo de la madrugada, cruzando los dedos. Los sherpas, en cambio, pasan de noche y de d¨ªa antes y despu¨¦s de portear sus cargas, extra?a y obligada manera de jugar a la ruleta rusa. Este viernes pasado, por ejemplo, se pudo contemplar un nuevo alud en la misma zona, mientras los habituales del campo base achacan al cambio clim¨¢tico la inestabilidad de un glaciar cada vez m¨¢s descarnado.
La reciente muerte de 16 sherpas ha colapsado la actividad y paralizado el negocio
La tragedia ha colapsado la actividad en el Everest, paralizado un negocio tur¨ªstico que mantiene en vilo al valle del Khumbu y obligado al Gobierno de Nepal a tomar cartas en el asunto. Varias compa?¨ªas de gu¨ªas han decidido cancelar su temporada, respetando el dolor de la comunidad sherpa. Otras, en cambio, desean seguir adelante y tienen el apoyo del gobierno, cuyos representantes se desplazaron esta semana hasta el campo base de la monta?a ¡°urgiendo¡± a las partes implicadas a continuar con su labor en la monta?a. El factor econ¨®mico sigue teniendo un peso enorme y est¨¢ en el centro de un debate que incluso divide a los sherpas: los que han perdido a familiares en el alud no desean regresar a la monta?a, les reprime el dolor y cierta superstici¨®n propia de su cultura y religi¨®n. Pero los hay remisos a renunciar a un sueldo de entre 4.000 y 6.000 euros por dos meses de trabajo, en un pa¨ªs en el que el salario medio anual apenas supera los 500 euros.
La tensi¨®n en el campo base sigue siendo alta, si bien empieza a ser tarde para equipar la monta?a y m¨¢s a¨²n sin el concurso de todos los sherpas cualificados. Tras la reuni¨®n celebrada en el campo base entre representantes del gobierno, unos 150 sherpas y 40 monta?eros extranjeros, la gran mayor¨ªa de los trabajadores y expedicionarios decidi¨® renunciar a escalar el Everest.
En paralelo, la comunidad sherpa ha lanzado un ¨®rdago al gobierno exigiendo seguros dignos en caso de accidente o fallecimiento, as¨ª como evacuaciones gratuitas en helic¨®ptero. La presi¨®n es la t¨®nica en el campo base del Everest. Por un lado, los clientes que pagan entre 40.000 y 100.000 d¨®lares (entre 28.000 y 72.000 euros) por hacerse con un hueco en la cima trasladan sus ans¨ªas a los responsables de las compa?¨ªas de gu¨ªas (estadounidenses, neozelandesas, brit¨¢nicas¡) y estos animan a sus sherpas a equipar lo antes posible la monta?a para aprovechar cualquier ventana de buen tiempo que se presente. A su vez, los sherpas son los primeros interesados en cumplir con su trabajo, cuesti¨®n de prestigio y de acceso al bonus que perciben por colocar a sus clientes en lo m¨¢s alto del globo. Pero el verdadero problema no es tanto econ¨®mico como de seguridad: ?pueden realmente llevar a cabo los sherpas su trabajo sin convertirse en carne de ca?¨®n?
Los porteadores reciben bonus por llevar a los clientes a lo alto del mundo
Al equipo de sherpas que equipa cada a?o la cascada del Khumbu y garantiza su mantenimiento se le apoda Icefall doctors y es un grupo de trabajo encargado de dar con la ruta m¨¢s segura esquivando aquellos seracs m¨¢s amenazadores. Deber¨ªan ser ellos quienes certificasen la peligrosidad del itinerario, extremo sumamente complejo y sometido a muchos condicionantes: nadie se imagina un Everest cerrado al p¨²blico, por muy suicida que resulte exponerse a peligros objetivos desmedidos.
Hasta el presente se contabilizan 264 fallecidos en el Everest, de los cuales 103 eran sherpas (43 murieron sepultados por aludes), pero el negocio debe continuar ya que hay mucho dinero en juego. La cascada del Khumbu siempre ha sido origen de desgracias, un problema que amenaza con crecer hasta hacerse insostenible o provocar una nueva carnicer¨ªa. El gobierno de Nepal ha insinuado estos d¨ªas que para evitar el cierre de su monta?a fetiche podr¨ªa llegar a permitir abastecer el campo 1 con helic¨®pteros para limitar al m¨¢ximo el tr¨¢fico humano en la cascada. No es dif¨ªcil imaginar un futuro no tan lejano en el que los alpinistas y sherpas lleguen al campo 1 en vuelo directo, sin pisar la temible cascada. De monta?ismo y ¨¦tica no se habla, por supuesto.
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