El Atl¨¦tico sale a hombros

Harto de saber perder, el Atl¨¦tico ha aprendido a ganar y ya es campe¨®n de Liga. A pesar del empate de ayer, el suyo fue un triunfo tan rotundo que mereci¨® el aplauso del Camp Nou, enfadado igualmente con el Bar?a. No ha habido equipo m¨¢s cuerdo que el rojiblanco en un campeonato disparatado para el Barcelona y el Madrid. Nada ha sido m¨¢s l¨®gico que el ¨¦xito del Atl¨¦tico, invicto en sus seis duelos con los azulgrana, igual que para el Valencia de C¨²per y Ranieri. Aunque el partido fue m¨¢s malo que bueno, los muchachos de Simeone siempre fueron reconocibles porque defendieron bien, compitieron mejor, se corrigieron siempre y se sobrepusieron con grandeza a las mayores penalidades, como las lesiones de Diego Costa y Arda Turan y el gol de Alexis. Justo lo contrario que el Barcelona, desnortado e irreconocible durante el a?o, v¨ªctima de una fatalidad at¨¢vica y ahora mismo muy vulnerable, impotente en ataque y vencido a bal¨®n parado, tambi¨¦n ante God¨ªn.

El Atl¨¦tico es un equipo de presente, fiable en las finales, vital y en¨¦rgico, primaveral futbol¨ªsticamente, muy por encima del Bar?a, caduco e ido desde hace tiempo, extraviado despu¨¦s de perder en la cancha a Messi. No est¨¢ el 10 y ya se han despedido el portero, el entrenador y el capit¨¢n, por no hablar del dimitido presidente Rosell. No hay club m¨¢s cruel consigo mismo que el Barcelona, protagonista de un rosario de calamidades, rematadas con la p¨¦rdida de la Liga en el Camp Nou. Las cosas siempre pueden ir a peor en el Bar?a. Al v¨ªa crucis le faltaba un ¨²ltimo partido contra el Atl¨¦tico. No tienen equipo hoy los azulgrana, ni se advierten las figuras, y se ha perdido la identidad. No juegan bien, el entrador cambia mal y no hay futbolista con la personalidad y liderazgo suficiente para revertir la miseria. Aunque puedan empezar bien, las cosas acaban mal en el Bar?a.

?A la carga! No vacil¨® Martino en la confecci¨®n del once titular ni tampoco el Camp Nou en su apoyo incondicional al equipo, como qued¨® escrito en el mosaico gigante de recibida a los dos contendientes: ¡°Som el Bar?a¡±. La carga ambiental contagi¨® a los jugadores, que se desplegaron de manera valiente, hasta cierto punto temeraria, sin temor al resultado, desbocados a por Courtois. A tomar por saco el estilo; el fin justificaba los medios el d¨ªa del juicio final. Arriesgaba Piqu¨¦ con su alineaci¨®n y agresividad y atacaban tres delanteros y no cuatro medios, como hab¨ªa pasado en los partidos solemnes de Liga y Champions. Ni se inmut¨® el Atl¨¦tico ante la agitaci¨®n del Barcelona. Tocaban m¨¢s y mejor los rojiblancos y se desataban los azulgrana, que renunciaron a la elaboraci¨®n en favor de la verticalidad, nada de masticar la jugada, el f¨²tbol que favorece a Cesc y penaliza a Xavi, sentado en el banco con Martino.

El in¨¦dito plan exig¨ªa un despliegue f¨ªsico monumental por parte del Bar?a y tambi¨¦n del Atl¨¦tico. No era f¨¢cil parar ni precisar el pase sino que se impon¨ªa ir y volver, un trasiego del que sorprendentemente sali¨® mal parado el plantel de Simeone, m¨¢s lozano que el de Martino. Diego Costa se rompi¨® en una transici¨®n y poco despu¨¦s se cay¨® Arda Turan. A falta de finura y precisi¨®n, sin remates ni ocasiones, reiterativos en la p¨¦rdida del bal¨®n, ausente el f¨²tbol, los azulgrana se propusieron ganar el partido por intimidaci¨®n y eliminaci¨®n, terreno que de manera in¨¦dita no parec¨ªa favorecer al Atl¨¦tico, que se ca¨ªa a trozos, desvencijado por el esfuerzo del a?o, pendiente todav¨ªa de la Liga de Campeones. El partido se consumi¨® durante un buen rato por los efectos del ruido, alejado el silencio que siempre acompa?¨® a las mejores versiones del Bar?a, ayer m¨¢s revolucionado que nunca, entregado a futbolistas polvorientos como Alexis.

El chileno emboc¨® a la escuadra izquierda de Courtois el ¨²nico tiro a porter¨ªa del Barcelona hasta el descanso. 1-0. Cesc templ¨® el bal¨®n, amortiguado por el pecho de Messi y Alexis se gir¨® para soltar un remate con la derecha escalofriante por duro, ajustado y certero, imposible para le meta del Atl¨¦tico. El tocopillano es infalible cuando remata de primeras, sin pensar ni mirar, consecuente con una manera de ser que pasa por acertar en lo imposible y fallar en lo sencillo. No contaban los rojiblancos con un tanto en contra salido de la nada y si no tomaron el segundo fue porque no hubo ariete que descolgara los centros continuos de Alves. El inesperado gol destempl¨® a Tiago y God¨ªn, que tomaron dos tarjetas, y oblig¨® a recomponerse al Atl¨¦tico, de nuevo en el partido despu¨¦s de forzar un surtido de c¨®rneres que dejaron en evidencia a Pinto, un saco de nervios, igual de mal con los pies que con las manos, un agujero para los azulgrana, sangrantes a bal¨®n parado en cada partido.

El empate se cantaba en cada saque de esquina y as¨ª lleg¨® el 1-1 despu¨¦s de un remate al palo de Villa: Gabi sac¨® desde el bander¨ªn y en el punto de penalti, libre de marca, cabece¨® God¨ªn. El encuentro gir¨® en contra del Bar?a de la misma manera que antes se hab¨ªa empinado para el Atl¨¦tico. Busquets se lesion¨® y a escena sali¨® Song y no Xavi, un cambio que delat¨® la precariedad, desorientaci¨®n y desnaturalizaci¨®n del Bar?a. No aparec¨ªa el reci¨¦n renovado Messi y a Martino no le qued¨® m¨¢s remedio que recurrir a Neymar. Ayer no funcion¨® el brasile?o como revulsivo, ni Xavi como recurso ni tampoco que Song ejerciera de central para que Piqu¨¦ se situara de 9. No perdi¨® el sitio el Atl¨¦tico ante la ofuscaci¨®n ofensiva del Bar?a, falto de velocidad y de memoria, excelentemente resguardado por la garra de Mascherano. La jugada final fue una perfecta caricatura del reducido Bar?a: Pinto acudi¨® a rematar un c¨®rner ante Courtois.

Muri¨® el Bar?a en el ¨²ltimo partido de Liga como antes se desvencij¨® en la final de Copa y en los cuartos de la Champions. Ya sea desde sensatez o la irracionalidad, cuando los azulgrana dependen de s¨ª mismos en un partido, son carne de ca?¨®n para cualquier adversario serio, y m¨¢s para el excelente Atl¨¦tico, muy organizado y solidario, con un gran sentido del juego colectivo que le permite sobrevivir a las individualidades, de nuevo campe¨®n de Liga despu¨¦s de 18 a?os. Adi¨®s al bipartidismo, imperante desde 2004 cuando triunf¨® el Valencia, y gloria al Atl¨¦tico, que va camino de Lisboa a disputar la Champions como campe¨®n de Liga.