¡°Mi padre me dec¨ªa: ¡®?Tienes una Champions? ?Yo s¨ª! ?A la cama!¡±
El madridismo juvenil no sabe lo que vale un peine. Eso debe pensar Manolo Sanchis Hontiyuelo (Madrid, 1965) de los hinchas que reclaman la D¨¦cima tras 12 a?os de traves¨ªa del desierto. El hombre que levant¨® la Copa de Europa m¨¢s esperada por la afici¨®n, la S¨¦ptima, carg¨® sobre sus hombros 32 a?os de expectaci¨®n familiar. Su padre, Manolo Sanchis Mart¨ªnez, conquist¨® la Sexta en 1966 y ello le dot¨® de una autoridad descomunal hasta que su primog¨¦nito cumpli¨® con su destino.
Pregunta. ?La presi¨®n por ganar la S¨¦ptima se la met¨ªa el p¨²blico o su padre?
Respuesta. Es que mi padre es un cuco. Lo m¨¢s valioso que pueden hacer por ti cuando eres futbolista es decirte que no. Mi padre me fue de bastante ayuda. Cuando yo tos¨ªa, ¨¦l ya hab¨ªa tenido tres gripes. Tenemos un salto generacional importante, no s¨®lo en lo deportivo sino social. Pero nuestras conversaciones han sido tremendas. Algunas, para m¨ª, frustrantes. Sobre todo cuando no hab¨ªa ganado la Champions. Imag¨ªnate una noche de verano en plan familiar. Empezamos a discutir qui¨¦n era mejor, si Kubala o Di St¨¦fano. Y llegaba un momento en que mi padre, cuando se cansaba de discutir, me dec¨ªa: ¡®?Pero c¨¢llate! ?T¨² tienes una Champions? ?Yo s¨ª tengo una! ?A la cama!¡¯. Y ah¨ª se acababa la conversaci¨®n.
Gracias a Carlo Ancelotti este equipo se ve mucho m¨¢s dedicado a atacar¡±
P. ?Qu¨¦ signific¨® ser testigo de la extinci¨®n de una ¨¦poca dorada sin el premio de la Champions?
R. Pertenec¨ª a una generaci¨®n que se consider¨® ganadora moral de una Copa de Europa que acab¨® ganando el PSV. Y yo, por m¨¢s que busco el t¨ªtulo en mi casa, no lo encuentro. Ni el de ganador ni el de moral. Ser ganador moral no sirve para nada. Hay un momento en el que puedes decidir si ganas o no ganas, que es mientras disputas el partido. Las circunstancias por las que ganas o no ganas, una vez que acaba el partido, pasan a ser objeto de discusi¨®n de quien quiera marear mucho la perdiz, pero son inamovibles.
Las mejores im¨¢genes de la s¨¦ptima Copa de Europa del Madrid
P. El Milan de Sacchi acab¨® con la gran quimera de su quinta. Asumieron la superioridad del rival con una deportividad que ahora resulta extra?a...
R. Nuestra forma de jugar encajaba en la t¨¢ctica del Milan. Hay un ejemplo triangular. El juego de Federer le encaja perfectamente a Nadal y en los enfrentamientos de ambos es apabullantemente favorable a Nadal. El juego de Nadal le encaja perfectamente a Djokovic. Y dir¨ªa m¨¢s: el juego de Djokovic le encaja perfectamente a Federer. Nosotros al Milan no le hac¨ªamos nada. Nos mataban con cuatro ideas. ?Y qu¨¦ vamos a hacerle? Era mejor que nosotros. No nos qued¨® m¨¢s remedio que levantarnos.
Un gran talonario no garantiza nada.Esta final democratiza el f¨²tbol¡±
P. ?C¨®mo vivi¨® la final de ?msterdam?
R. Mucha gente de mi familia, mi mujer incluso, me dijo que desde que meti¨® el gol Pedja Mijatovic en el minuto 67 hasta el final, se hizo una eternidad. Y yo les dije que para m¨ª fueron tres minutos. Ten¨ªa tal concentraci¨®n, tal abstracci¨®n, estaba tan metido en el partido que para m¨ª fue un abrir y cerrar de ojos. Entiendo que para la gente fuese un sufrimiento porque la Juve atac¨® y nos cre¨® alg¨²n problema. Pero mi sensaci¨®n es que aquello iba muy r¨¢pido. Ni lo pas¨¦ bien ni mal. Fue profesional. A veces no tienes suficiente conciencia de lo que est¨¢s haciendo para saber si lo pasas de un modo u otro. Simplemente lo pasas. Y mi sensaci¨®n era de una mentalizaci¨®n tremenda. A veces pensar no es bueno. Darle demasiadas vueltas al coco elimina fuerzas para lo que tienes que dedicarlas.
P. ?El momento m¨¢s feliz?
R. Cuando el ¨¢rbitro pit¨® el final y lo que llevaba 32 a?os siendo una esperanza y un deseo frustrado del madridismo se convirti¨® en una realidad.
P. ?La Copa le pareci¨® ligera o pesada?
R. Recuerdo que fueron pasando los jugadores por delante y yo, como capit¨¢n, me qued¨¦ en ¨²ltimo lugar. Hubo un momento antes de subir al podio en el que dej¨¦ de pensar en lo que iba a hacer. Entras en un estado de latencia y¡ ?vives! Vives lo que va ocurriendo, vives tu estado emocional a tope. Me han preguntado muchas veces por lo que pensaba en ese momento y por m¨¢s que intento rebuscar encuentro que yo no pensaba. No pensaba en nada, ni en lo que hab¨ªa conseguido, ni en mis 14 a?os en el equipo, ni en la celebraci¨®n. Simplemente estaba pendiente de que me dieran la Copa, pero mis movimientos eran involuntarios.
P. ?Hay paralelismos entre la ansiedad por la S¨¦ptima y la ansiedad por la D¨¦cima?
R. Para establecerlos con el clima que hab¨ªa en el madridismo en 1998 habr¨ªa que esperar 20 a?os m¨¢s. De momento las ganas de ganar la D¨¦cima se acumulan solo desde hace 12 a?os.
P. Quiz¨¢s ahora la Champions parece m¨¢s asequible por la capacidad del club de conseguir los mejores del mundo que en aquella ¨¦poca era impensable por razones jur¨ªdicas y financieras.
El talento tiende a la autocomplacencia. La gesti¨®n de ese talento es labor del t¨¦cnico¡±
R. El caso que estamos viviendo desmonta esa teor¨ªa. Gracias a Dios el f¨²tbol no deja de ser un juego impredecible. Un gran talonario no garantiza nada. Compiten el Madrid y el Atl¨¦tico con dos presupuestos que no tienen nada que ver, con dos filosof¨ªas contrapuestas, y jugar¨¢n de igual a igual dejando por el camino varios equipos que, por presupuesto, deber¨ªan haber estado en Lisboa. Esto democratiza el f¨²tbol y abre una incertidumbre.
P. ?Qui¨¦n es el favorito?
R. No lo hay, 50-50.
P. ?Imagina una final de entrenadores o de jugadores?
R. Los entrenadores tienen 11 meses para ir conformando o distorsionando el modo de jugar. Pero estos partidos son mucho m¨¢s de jugadores que de entrenadores.
P. ?Qu¨¦ mimbres de campe¨®n descubre en este Madrid?
R. La plantilla actual tiene un gran potencial. Ven¨ªamos de tres temporadas con un criterio de juego y una filosof¨ªa, y en el verano se tom¨® la decisi¨®n de cambiar sin que hubiera un cambio radical en la plantilla. La funci¨®n de Ancelotti no es sencilla. El equipo llevaba tres a?os con una forma de jugar y este verano le dijeron: ¡®T¨² tienes que cambiar la filosof¨ªa y encima no te vamos a dar tiempo; tienes que conseguir resultados desde la primera jornada de Liga¡¯. Al Madrid le falt¨® regularidad y consistencia en alg¨²n momento, pero viniendo de donde venimos, es el menor de los problemas. Tiene jugadores con gen¨¦tica de partidos importantes, calidad a raudales en todos los aspectos, y lo que necesita es gesti¨®n. El talento tiende a la autocomplacencia. La gesti¨®n del talento es la gran labor del entrenador. El Madrid tiene mucho talento, ha conseguido en algunos momentos funcionar como equipo, le falta algo de estabilidad, pero es capaz de ser un equipo campe¨®n como demostr¨® en M¨²nich. Si es capaz de imitarse a s¨ª mismo en Lisboa ser¨¢ un grand¨ªsimo finalista.
Si el Madrid es m¨¢s dominante es por Modric, el receptor del primer pase¡±
P. ?Qu¨¦ m¨¦rito atribuye a Ancelotti?
R. Lo primero que logr¨® fue modificar el ambiente del vestuario. Este no solo es un vestuario saludable, sino que lo parece. Luego, el equipo ha ido cambiando sus referencias y se le ve mucho m¨¢s dedicado a atacar que a contraatacar.
P. Hierro opina que el mayor cambio respecto al Madrid de Mourinho es el primer pase. Siempre se busca una salida limpia del bal¨®n.
R. Estoy de acuerdo, pero para m¨ª la gran diferencia no es qui¨¦n da el primer pase sino qui¨¦n lo recibe. La gente de atr¨¢s sigue saliendo con mucha calidad pero ahora encuentra un receptor que a veces no encontraba. Un receptor capaz de darle continuidad al juego. Si el Madrid es m¨¢s dominante en el juego, con posesiones m¨¢s largas, no es tanto por qui¨¦n inicia, sino por Modric. Tiene un gran m¨¦rito. Yo he sido de esos que ten¨ªan que dar el primer pase y me molaba tener un t¨ªo como Modric delante para recibirlo.
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