Los ¡®escarabajos¡¯ est¨¢n de vuelta
Colombia vive una ¡®fiebre rosa¡¯ con los triunfos de Quintana, Ur¨¢n y Arredondo
La imagen qued¨® grabada en la memoria de los colombianos. El tricolor nacional ondeaba en primera fila en Trieste mientras Nairo Quintana se sub¨ªa al podio para coronarse como el campe¨®n del Giro de Italia con una sonrisa que en Colombia pareci¨® infinita. Minutos antes, los comentaristas de las emisoras locales gritaban: ¡°Ah¨ª est¨¢ el gladiador que derrot¨® el viento helado de Irlanda, el virus, la gripa¡ ah¨ª est¨¢¡ el b¨¢rbaro pedaleo que lo llev¨® a la gloria, campe¨®n, campe¨®n¡ bendiciones¡±, dijo uno de ellos.
Fue el primer triunfo para un colombiano en esta prueba, el primero para un latinoamericano y el m¨¢ximo logro en la historia del ciclismo en Colombia, despu¨¦s de la m¨ªtica coronaci¨®n de Lucho Herrera en la Vuelta a Espa?a de 1987. Cuando Nairo pas¨® la l¨ªnea final, ocurri¨® una especie de flashback a los ochenta, cuando el pa¨ªs se deten¨ªa para pegarse a la radio a escuchar las gestas de Herrera y Fabio Parra, los primeros escarabajos ¡ªcomo los llaman en Colombia por su facilidad para trepar monta?as¡ª en remover con sus pedalazos a Europa, con el remate del himno nacional al final de cada etapa. De nuevo el pa¨ªs se paraliz¨® y le hizo una pausa a la campa?a presidencial. ¡°De todo coraz¨®n, una gran felicitaci¨®n a Nairo¡±, salud¨® Herrera.
Colombia no es guerra, sino amor. Nairo simboliza nuestra bandera, nuestra uni¨®n" Juan Manuel Santos, presidente de Colombia
En C¨®mbita, el pueblo natal de Nairo, una tierra a dos horas de Bogot¨¢, celebraron el triunfo de su hijo m¨¢s ilustre en las calles y se vistieron con la ruana rosa, un sobretodo tradicional que utilizan los campesinos para protegerse del fr¨ªo y que ti?eron imitando el color que llevaba Nairo al ganar el Giro. Hasta el presidente, Juan Manuel Santos, vestido con una camisa rosa, lleg¨® a celebrar a la entrada de la casa del campe¨®n, a las afueras de C¨®mbita, en donde se reunieron familiares y vecinos.
¡°Colombia no es guerra, sino amor. Nairo simboliza nuestra bandera, nuestra uni¨®n nacional, nuestro orgullo¡±, agreg¨® Santos. Pero no solo fue Nairo el que se llev¨® todos los aplausos. Tambi¨¦n Ur¨¢n y Arredondo se convirtieron por algunas horas en los reyes de las redes sociales. Los llamaban como Nairoman y Rigobator, un apodo que combina sus nombres y les da un aire de superh¨¦roes, y la etiqueta #ElGiroesColombia se volvi¨® tendencia en Twitter en pocos minutos.
En medio de la alegr¨ªa, la gesta de estos dos escarabajos reivindic¨® los or¨ªgenes humildes de cientos de ciclistas colombianos, luchadores, sencillos, como la de un Nairo que vivi¨® su infancia campesina en Boyac¨¢, un departamento agr¨ªcola en el que la mayor¨ªa de los labriegos se dedica al cultivo de papa y en donde se dice medio en broma, medio en serio, que cuando se escarba debajo de las piedras salen ciclistas. Los colombianos tambi¨¦n recordaron la dif¨ªcil adolescencia de Ur¨¢n en Urrao, Antioquia, pero tambi¨¦n su tes¨®n, ya que tuvo que hacerse cargo del negocio familiar de venta de loter¨ªa tras el asesinato de su padre. Su tragedia, al final, fue la responsable de que se subiera en la bicicleta.
Con la victoria de estos colombianos, el ciclismo nacional vuelve a estar en la primera plana del deporte mundial. Reaparecen los escarabajos desplazando al f¨²tbol que se alista para participar despu¨¦s de 16 a?os en un nuevo mundial de f¨²tbol en Brasil.
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