El gol de Sud¨¢frica ser¨¢ nuestro motor en Brasil
Andr¨¦s Iniesta recuerda las emociones del tanto que hace cuatro a?os fue el momento culminante de la historia de la selecci¨®n
Ya perd¨ª la cuenta de las veces que he visto el gol con el que ganamos la Copa del Mundo. Hay d¨ªas en que me lo encuentro por sorpresa, sin querer, por casualidad, simplemente mirando la televisi¨®n de la misma manera que admito que en ocasiones he sido yo quien he puesto el v¨ªdeo para recordar un momento que me alegra la vida y que, por otra parte, ha pasado a formar parte del paisaje de los programas deportivos dedicados al Mundial. Quiz¨¢ pueda parecer un recurso, o tal vez una rutina necesaria, para afrontar determinados momentos emocionales o simplemente generar una sensaci¨®n agradable de bienestar.
Yo me sent¨ª muy feliz cuando marqu¨¦ aquel gol; fue una sensaci¨®n diferente, ¨²nica, no conocida para m¨ª, tanto que no necesito las im¨¢genes para recordar la jugada sino que la tengo grabada en la memoria. Siempre he dicho que el gol a Holanda no es el que se ve en la tele. Lo puedo retransmitir con los ojos cerrados, sin ver las im¨¢genes que emite la pantalla, porque es algo que jam¨¢s se olvida. Yo sab¨ªa que ¨ªbamos a ganar la final y estaba convencido nada m¨¢s controlar la pelota de que iba a marcar. Las sensaciones que se viven en el campo son irrepetibles. Ese gol solo se mete una vez.
Quiero decir que es muy distinto verlo que hacerlo. Quiz¨¢ me recreo en la sensaci¨®n de querer sentirlo. Siempre me pongo los partidos que he jugado para mejorar, pero la final del Mundial es otra cosa. Para m¨ª, el torneo en general fue muy especial y tengo muy buenos recuerdos de todo. La gente nos trat¨® de manera genial y la convivencia result¨® espl¨¦ndida. Me impactaron las ganas que mostraba la gente por dar a conocer a su pa¨ªs, para vivir la Copa y facilitar las cosas a los participantes, la ilusi¨®n de Sud¨¢frica. Hab¨ªa alegr¨ªa, la cara de la gente se iluminaba, todo era bonito. Lo viv¨ª de forma id¨ªlica.
El ¨²timo d¨ªa, en Potschefstroom, el lugar donde estuvimos concentrados, fue conmovedor porque los anfitriones nos despidieron con l¨¢grimas en los ojos. Nos montamos en el bus convencidos de que pod¨ªamos ser campeones. Muy pocas veces estuve tan seguro de que ¨ªbamos a ganar un partido. Me sent¨ªa muy a gusto desde el tercer partido que jugamos contra Chile. Aquel d¨ªa me convenc¨ª de que definitivamente las cosas hab¨ªan cambiado para m¨ª. Me sent¨ª importante, muy seguro de m¨ª mismo, mejorado respecto a actuaciones anteriores y, adem¨¢s, marqu¨¦ tambi¨¦n uno de los dos goles del equipo.
Aquel tanto me fortaleci¨®. Hab¨ªa llegado apurado al Mundial. La temporada fue muy complicada, me lesion¨¦ en el amistoso previo contra Holanda y tambi¨¦n tuve problemas en el estreno contra Suiza. No consegu¨ªa limpiar, eliminar el dolor, liberarme. Tuve mucha suerte con los fisios, con Emili en el Barcelona y con Ra¨²l en la selecci¨®n, porque me ayudaron no solo a sanar sino a encontrar mi mejor punto de forma sin que pr¨¢cticamente me diera cuenta. Ocurri¨® la noche del segundo partido, contra Honduras. De pronto me sent¨ª bien, nada me dol¨ªa, ni el cuerpo ni la mente, y solo ten¨ªa ganas de jugar.
Quiz¨¢ lo que me pas¨® tambi¨¦n le ocurri¨® al equipo. Supimos sufrir, en la derrota y en la victoria, para despu¨¦s disfrutar. Hubo mucha sinton¨ªa en el vestuario y en la cancha y nos convencimos progresivamente de nuestras posibilidades, certificadas en las semifinales cuando eliminamos a Alemania. No hubo un partido f¨¢cil, cierto, pero tampoco ninguno que no se viera que pod¨ªamos ganarlo. Fuimos imparables hasta firmar el triunfo contra Holanda en la final de Johanesburgo. Me siento feliz, querido y respetado desde entonces, a punto para emprender un nuevo reto como es Brasil.
Es una oportunidad ¨²nica para continuar haciendo historia. Aunque tampoco ha sido una temporada f¨¢cil, aspiro a empezar el torneo con las mejores sensaciones. Yo creo en nuestro equipo, en todos los que formamos la selecci¨®n, gente que puede hacer las cosas bien y va a ir sin reservas a por ello sabiendo que las dificultades ser¨¢n mayores porque ahora ya no solo competimos con los rivales sino que se han redoblado las exigencias, pero tenemos mucha ilusi¨®n por hacerlo bien. El f¨²tbol se ha igualado en todos los sentidos; si no est¨¢s perfecto es imposible que ganes. Todo el mundo est¨¢ muy preparado.
No es momento de vivir de los recuerdos con nostalgia sino como est¨ªmulo para progresar. As¨ª que no se trata de poner la final y el gol para revivir lo que pas¨® sino que conviene tenerlo muy presente como motor de nuestra ilusi¨®n en Brasil. El f¨²tbol no funciona por repetici¨®n sino por convencimiento y somos los jugadores, los que tenemos el desaf¨ªo de demostrar que podemos volver a ganar la Copa del Mundo.
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