El Valencia deja perplejo al Palau

El Valencia se sali¨® con la suya cuando peor lo ten¨ªa. Contra pron¨®stico, contra un rival que en este momento da la sensaci¨®n de contar con un potencial muy superior y contra el ambiente de un Palau al que dej¨® perplejo. No fue para menos. El Valencia acab¨® jugando como un comando de francotiradores, diezmados por las bajas, las lesiones y la exclusi¨®n de Triguero. Perasovic acab¨® pr¨¢cticamente sin nada que remover en su banquillo. El entrenador croata solo pod¨ªa dedicarse ya a intentar ordenar como buenamente pod¨ªa a sus jugadores y a tratar de insuflarles una pizca de templanza, ya que ox¨ªgeno era imposible, durante los fren¨¦ticos ¨²ltimos compases del partido. En ellos, Lishchuk y Doellman tuvieron que rematar lo que solo minutos antes parec¨ªa incre¨ªble, una remontada obtenida en unas condiciones p¨¦simas, tras haber estado ya contra las cuerdas durante varias fases del segundo cuarto.

Pero se sali¨® con la suya el Valencia, en un sobreesfuerzo estremecedor. Tras perder los dos primeros encuentros en la Fonteta, tras dar sobradas muestras de que compareci¨® en la final diezmado e incapacitado para exhibir los recursos t¨¦cnicos y t¨¢cticos que luci¨® durante buena parte de su espl¨¦ndida temporada, solo le falt¨® a?adir a Sato a la lista de bajas en la que ya se encontraban Dubljevic y Aguilar. As¨ª las cosas, no era de extra?ar que ya en el segundo cuarto acumulara una desventaja de 14 puntos (40-26). No met¨ªa un triple el Valencia y se manten¨ªan las mismas pautas que en los dos primeros encuentros: un abrumador dominio del Barcelona en el rebote, que por momentos parec¨ªa festejar ya la clasificaci¨®n para su 16? final consecutiva en competiciones de la ACB con un peque?o castillo de fuegos artificiales. Una asistencia por la espalda de Navarro a Lampe, un alley oop de Dorsey de espaldas al aro... El Valencia hab¨ªa empezado con mucha fuerza y, con cuatro contragolpes en sus cinco primeros ataques, intent¨® desmentir el clamoroso pron¨®stico en que llegaba envuelto el tercer partido. Con la reacci¨®n del Barcelona, con m¨¢s de casi todo, rebote, jugadores, fuerza, recursos t¨¢cticos, todo parec¨ªa sentenciado.

No fue as¨ª. Doellman empez¨® a tomarle la distancia a Lampe y a Lorbek, muy grises, Tomic se diluy¨® a medida que Lishchuk manten¨ªa un mano a mano espl¨¦ndido con Dorsey. Ribas aceler¨® a su equipo con un recital de canastas de todas las facturas, incluido un triple, el primero que obtuvo el Valencia tras diez errores (49-45). De repente se le complic¨® el partido al Barcelona. Xavi Pascual recurri¨® a Pullen. El base cometi¨® tantos errores como aciertos. Y en el ¨²ltimo cuarto, dos triples consecutivos de Lucic y Lishchuk igularon el marcador a 59.

Quedaban nueve minutos. Triguero cometi¨® su quinta falta y casi al mismo tiempo Ribas tuvo que irse al banquillo con un esguice en el tobillo. No import¨®. Al Barcelona le entr¨® la tiritona. De golpe se cercior¨® de que tampoco le entraban los triples (1 de 18), de que el Valencia estaba igualando en el rebote (39-36), de que la estad¨ªstica de Navarro era horrible con seis triples fallados y solo una canasta en juego, de que Abrines, Sada, Pullen, Lorbek, Lampe, un mont¨®n de jugadores, estaban pasando por la cancha sin nada que decir. Todo lo contrario que Lishchuck y Doellman, que los cinco h¨¦roes que acabaron el partido para el Valencia y que, contra todo pron¨®stico pero muy merecidamente, forzaron el cuarto partido.