Nadal cae en 59 minutos

Con los calcetines todav¨ªa manchados por la arcilla de Roland Garros, donde el domingo celebr¨® el t¨ªtulo, Rafael Nadal perdi¨® 4-6 y 1-6 en su debut en la gira de hierba, contra el alem¨¢n Dustin Brown y en el torneo de Halle. Todo pas¨® demasiado r¨¢pido para el espa?ol, que arriesg¨® la espalda y las rodillas con tal de sumar d¨ªas de entrenamiento y juego sobre la superficie en la que se disputar¨¢ Wimbledon (desde el 23 de junio). En 59 minutos, su contrario demostr¨® cu¨¢nto separa al n¨²mero uno de su mejor versi¨®n sobre c¨¦sped, y lo dif¨ªcil que es la transici¨®n de la arcilla a la hierba: el campe¨®n de 14 grandes llegar¨¢ al tercer Grand Slam del a?o tras haber perdido cuatro de sus ¨²ltimos cinco encuentros sobre una superficie que le vio jugar cinco finales en cinco participaciones en la catedral del tenis, pero que se le atraganta desde 2012, cuando se agudizaron las tendinitis que martirizan sus rodillas.

La derrota fue un recordatorio de lo mucho que se puede hacer en hierba con poco. Brown explot¨® su saque, dej¨® un resto ganador tras otro sobre los segundos servicios de Nadal y asalt¨® la red con decisi¨®n. Sin posibilidad de entrar al debate desde la l¨ªnea de fondo, el espa?ol qued¨® a merced de los chispazos de su talento. La chistera, sin embargo, est¨¢ vac¨ªa de trucos m¨¢gicos tras dos agotadoras semanas en Par¨ªs. Aunque lleg¨® a negar un punto de break desde el suelo en su primer juego al saque, y tres en el 4-5 de la primera manga, el n¨²mero uno nunca encontr¨® la continuidad necesaria.

Si la hierba premia los saques, al suyo le falt¨® filo. Si el c¨¦sped examina la movilidad, a sus pasos les falt¨® firmeza, consecuencia de los pocos d¨ªas de adaptaci¨®n. Si el tapete obliga a doblar las rodillas y a bajar el trasero, se le vio demasiado estirado, a¨²n a la b¨²squeda del punto justo. En consecuencia, el n¨²mero 85, que compiti¨® desde la agresividad, domin¨® pl¨¢cidamente el encuentro y se despidi¨® d¨¢ndole un beso a la hierba. Para Nadal no fue una sorpresa: vol¨® desde Par¨ªs conociendo el riesgo de la apuesta, y supo que la dificultad aumentaba en cuanto conoci¨® el nombre del rival, un tenista que no le dio ritmo y le impidi¨® encontrar seguridades en el cambio de superficie jugando de tiro en tiro.

Con Wimbledon a la vuelta de la esquina, el campe¨®n de 14 grandes todav¨ªa busca desengrasar los automatismos propios de la hierba. Tiene tiempo. Tambi¨¦n, un reto: le espera Londres, donde se impuso en 2008 y 2010 y perdi¨® a la primera en 2013 y en el segundo partido en 2012.