M¨¦xico desti?e a Brasil
El 'Tri¡¯ arranca un empate con un gran partido colectivo y el meta Ochoa como figura
Las calles atestadas de una poblaci¨®n multirracial. Mulatos, blancos y negros bebiendo cerveza en quioscos donde retumba la pagoda y la samba. Una bandera de Brasil gigante que cuelga de la pluma de una gr¨²a de construcci¨®n Un estadio que canta enfervorizado el himno a capela y una selecci¨®n que viste con sus colores tradicionales: la verdeamarela sobre pantal¨®n azul y medias blancas. Colores que siempre evocan recuerdos de fantas¨ªa en los Mundiales. Pero en el campo, Brasil no fue Brasil y empat¨® a cero ante una selecci¨®n mexicana recia, bien posicionada, con las ideas claras con el bal¨®n y un portero, Guillermo Ochoa, que dio un recital de reflejos cuando fue exigido.
Brasil fue ese suced¨¢neo deste?ido, musculado y fabril, sostenido por el resultadismo, por aquella conquista del Mundial 94 celebrado en Estados Unidos que acab¨® por enterrar el f¨²tbol arte. Por mucho que gane jugando as¨ª, ese f¨²tbol sin apenas futbolistas virtuosos en su once es un manifiesto contra su tradici¨®n y contra la alegr¨ªa de su pueblo, contra los virgueros que hacen las delicias de los turistas en cualquier espacio donde se juntan en la calle o en las playas.
Por momentos, M¨¦xico lleg¨® a zarandear a la selecci¨®n de Scolari, incapaz de armar juego desde una alineaci¨®n en la que solo cabe el talento de Neymar y ?scar como representantes de otros tiempos, de una Brasil m¨¢s rom¨¢ntica, genuina y entretenida. Las pocas veces que Neymar pudo bailar con la pelota, dignific¨® la historia, pero no fue suficiente. La otra se?a de identidad, los laterales, no acaba de ser definitiva. No parecen pasar ni Alves ni Marcelo por su mejor momento. Lo intentan y de vez en cuando rompen, pero no terminan de imponerse.
Dio cierta grima en el primer tiempo ver los problemas de Brasil para construir juego con Luiz Gustavo, Paulinho y Ramires, un trivote disimulado. En ese primer tiempo oscuro solo pudo generar peligro desde jugadas primarias. Primero un centro de Alves, en el que Neymar vol¨® sobre M¨¢rquez para conectar un cabezazo ajustado y a media altura que puso a Pel¨¦ en la memoria. Al testarazo respondi¨® Ochoa con una mano prodigiosa. La segunda ocasi¨®n clara vino de una jugada de estrategia, matada con el pecho por Thiago Silva a David Luiz en la que Ochoa achic¨® bien para tapar el remate del central. Su actuaci¨®n fue memorable con otras dos intervenciones salvadoras cuando Brasil atacaba a la desesperada en una descarga final alborotada. Neymar volvi¨® a estrellarse contra el meta en otro centro lateral y Thiago Silva tambi¨¦n se top¨® con el pecho del inspirado Ochoa en un cabezazo franco.
Eso fue lo que m¨¢s pudo crear Brasil, sometida por la presi¨®n y el intenso ritmo de M¨¦xico, que jug¨® sin complejos y con sencillez. En medio de los industriales centrocampistas brasile?os emergi¨® V¨¢zquez, un mediocentro liviano y bajito que gobern¨® el partido con tanta sencillez como agudeza en el pase. De ¨¦l part¨ªan los circuitos del bal¨®n que potenciaban a Aguilar y Herrera en la derecha y a Layun y Guardado en la izquierda. Herrera y V¨¢zquez probaron varias veces a Julio C¨¦sar desde lejos, favorecidos por la movilidad de Peralta y Giovani dos Santos. El trabajo de la dupla de ataque mexicana fue admirable, en el trabajo de zapa y en la b¨²squeda de los espacios. Siempre fueron una amenaza que mantuvo en vilo a Thiago Silva y a David Luiz.
En el otro ¨¢rea, M¨¢rquez dio una lecci¨®n de colocaci¨®n y temple, bien escoltado por H¨¦ctor Moreno y el Maza Rodr¨ªguez. Esa defensa de tres centrales sepult¨® a Fred y fue un muro para Neymar cada vez que intent¨® superarla con arrancadas individuales. Scolari, que meti¨® algo m¨¢s de f¨²tbol cuando dio entrada a Bernard por Ramires tras el descanso, levant¨® los pulgares festejando el empate. Chicharito y Ra¨²l Jim¨¦nez, en el descuento pusieron al borde de una derrota que hubiera generado un terremoto.
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