El bestial pasto del b¨²falo rojo
El Red Bull Ring define la apuesta por la F-1 de Mateschitz, el propietario de la compa?¨ªa
La primera lata de Red Bull se vendi¨® en Austria el 1 de abril de 1987. En los 27 a?os posteriores, Dietrich Mateschitz (Sankt Marein, Austria, 70 a?os), su cofundador, ha comandado un proyecto tit¨¢nico que ha llevado a la compa?¨ªa de bebidas energ¨¦ticas a liderar el sector a escala mundial con un 43% del mercado y a ¨¦l, individualmente, a convertirse en la 136? fortuna del planeta seg¨²n la revista Forbes, con un patrimonio personal que supera los 6.500 millones de euros. Al margen del aspecto puramente empresarial, Mateschitz es el alma de una de las firmas m¨¢s reconocibles del panorama deportivo global. Una marca que en 2013 factur¨® 5.300 millones de euros y que posee dos escuder¨ªas de f¨®rmula 1, la disciplina que le dio el primer impulso para levantar el vuelo y que con el paso del tiempo (adem¨¢s de cuatro dobletes consecutivos entre 2010 y 2013) la ha posicionado como un valor de referencia. Este fin de semana abre las puertas el Red Bull Ring despu¨¦s de que la compa?¨ªa comprara el antiguo trazado de Osterreichring en 2009 y de haberlo remodelado hasta hacer de ¨¦l una de las instalaciones m¨¢s virgueras del calendario.
El escenario que esta domingo (14:00 horas, Antena 3 y TV3) albergar¨¢ la octava prueba del curso (Massa sale desde la pole y Alonso, cuarto) es la materializaci¨®n de la apuesta personal de Mateschitz por este certamen y su agradecimiento hacia la zona en la que se cri¨® y creci¨®. De hecho, los 240 millones de euros que ha costado el proyecto de actualizaci¨®n del circuito los ha desembolsado el magnate de su chequera personal, sin haber recurrido a la cuenta corporativa. Adem¨¢s de correr con todos los gastos de la obra, el magnate destin¨® otros 10 millones a sufragar el proyecto Werkbergen, a trav¨¦s del cual ofreci¨® a aquellos vecinos de Spielberg que lo solicitaran una ayuda econ¨®mica para adecentar sus casas y jardines para cuando la F-1 regresara, 11 a?os despu¨¦s.
El magnate ha puesto de su bolsillo los 240 millones que ha costado la actualizaci¨®n del circuito
Este gran premio es el ¨²ltimo cap¨ªtulo de la historia que vincula a Red Bull con las carreras y curiosamente el protagonista del primer episodio se pasea estos d¨ªas por la zona. Se trata de Gerhard Berger, que en 1989 fue el primer deportista patrocinado por el b¨²falo rojo. Casualidades de la vida, el piloto austr¨ªaco corr¨ªa entonces al volante de un Ferrari como compa?ero de Nigel Mansell. ¡°Que me eligieran fue un orgullo. Pienso en los inicios y es realmente incre¨ªble c¨®mo la compa?¨ªa fue creciendo m¨¢s y m¨¢s hasta adquirir su dimensi¨®n actual. Es una de las empresas m¨¢s grandes del mundo, con una imagen fant¨¢stica, adem¨¢s de un gran promotor de la F-1¡±, reconoc¨ªa en conversaci¨®n con este peri¨®dico.
El cuartel general de Red Bull se encuentra en Fuschl, a unos 200 kil¨®metros del circuito, aunque la mayor parte del trabajo de mercadotecnia se realiza desde el conocido como Hangar 7, un edificio multifuncional emplazado en el aeropuerto de Salzburgo y con una superficie de 4.100 m2. Se trata de una obra del arquitecto austr¨ªaco Volkar Burgstaller realizada b¨¢sicamente en acero (1.200 toneladas) y cristal (7.000 m2). La mastod¨®ntica estructura concentra la mayor parte de los aviones acrob¨¢ticos Flying Bulls, los monoplazas de F-1 y muchos otros veh¨ªculos; el restaurante Ikarus, premiado con una estrella Michelin; y varios bares y caf¨¦s ¡ªentre ellos uno elevado, el Threesixty, desde el que se puede contemplar todo el complejo. En este tremendo museo se concentran las mejores haza?as de la f¨¢bula de Red Bull, el cuento de hadas de un ex vendedor de cepillos de dientes que un d¨ªa aterriz¨® en Bangkok y qued¨® absolutamente petrificado por el sabor de un brebaje que la poblaci¨®n local beb¨ªa cuando quer¨ªa mantenerse despierta.
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