Reyes de la infamia
Jugadores de todo tipo han sufrido ¡®cruces de cables¡¯ saldados con extra?as agresiones
A partir del 9 de julio de 2006, la prensa deportiva mundial dedic¨® todos sus esfuerzos a averiguar qu¨¦ le hab¨ªa dicho o hecho el central italiano Materazzi a Zinedine Zidane para provocar el cabezazo de un gentleman derrotado poco antes de acabar el Italia-Francia, final del Mundial. Surgieron m¨²ltiples especulaciones, m¨¢s o menos acreditadas, que hac¨ªan referencia a insultos soeces y provocaciones varias. Zidane nunca desvel¨® qu¨¦ le hab¨ªa hecho perder la cabeza. Asumi¨® la culpa y call¨®, en espera de que el tiempo le restituyera el honor perdido. Fue sancionado con tres partidos (luego conmutados por trabajos sociales) y el tiempo cur¨® la afrenta, o mejor la congel¨®, aunque nunca la borr¨®. Sin embargo, la mayor sanci¨®n de la historia fue la que se llev¨® el iraqu¨ª Samir Shakrr: un a?o por escupir al ¨¢rbitro en el Mundial de M¨¦xico de 1986.
Como nunca se borr¨® la agresi¨®n de Tassotti al espa?ol Luis Enrique en el Mundial de 1994, resuelto con siete partidos de sanci¨®n retroactiva, pues el ¨¢rbitro no castig¨® su acci¨®n. La imagen del asturiano chorreando sangre por la nariz despu¨¦s de un codazo nada accidental tambi¨¦n dio la vuelta al mundo y aviv¨® la eterna disputa entre Italia y la Espa?a derrotada. Pero los incidentes no se producen siempre entre futbolistas. En el Mundial de Inglaterra 1966, el argentino Antonio Ubaldo Rattin tard¨® diez minutos en abandonar el campo tras ser expulsado ¡°por actuar con mala intenci¨®n contra el ¨¢rbitro¡±. Requiri¨® los servicios de un traductor y, finalmente, antes de ingresar en los vestuarios, arranc¨® un bander¨ªn con la ense?a brit¨¢nica y se sent¨® en la alfombra roja que iba desde el campo al palco real donde estaba la reina de Inglaterra, mientras los aficionados gritaban ¡°?animals, animals, animals!¡±.
La mayor sanci¨®n de la historia, un a?o, se la llev¨® el iraqu¨ª Shaker en M¨¦xico 86
Pero el trono de la violencia contra los espectadores le correspondi¨® a Eric Cantona cuando en enero de 1995, en el campo del Crystal Palace, agredi¨® con una patada de k¨¢rate a Matthew Simmons, un joven espectador de 20 a?os, que cuando Cantona pasaba junto a su localidad le espet¨®: ¡°?Vu¨¦lvete a Francia, con tu puta madre, bastardo!¡±. Le cayeron 9 meses de sanci¨®n, dos semanas de prisi¨®n (sustituidas por 120 d¨ªas de trabajos comunitarios) y una multa econ¨®mica. Las explicaciones posteriores, pidiendo perd¨®n a todos ¡°y a la prostituta que esta noche ha dormido en mi cama¡±, le costaron una nueva multa econ¨®mica al jugador ¨²nico. Fue el principio del fin del genio Cantona.
En la jerarqu¨ªa de las agresiones figura con letras propias el madridista Juanito por agredir en 1986 al ¨¢rbitro germano oriental Adolf Prokov y, en 1987, al centrocampista alem¨¢n Matth?us, al que pis¨® la cabeza. Lo primero le cost¨® una sanci¨®n de dos a?os de la UEFA (reducida a 14 meses) y la segunda, cinco a?os en competiciones europeas. Su salida del Real Madrid fue inminente.
Pepe, central del Madrid, tambi¨¦n perdi¨® la cabeza en 2009 cuando agredi¨® a dos jugadores del Getafe, Casquero y Alb¨ªn, a los que golpe¨® con sa?a, sin bal¨®n y de forma enloquecida. Fue sancionado con 10 partidos. El portugu¨¦s se excus¨® diciendo que hab¨ªa sido provocado ¡°por lo que Casquero me iba diciendo¡±.
Reacciones inesperadas, como los mordiscos de Luis Su¨¢rez, que unos achacan al cruce de cables, y otros a reacciones desmedidas ante supuestas provocaciones.
En un partido disputado en Tucum¨¢n (Argentina), un perro lleg¨® al terreno de juego. Un futbolista de quienes iban perdiendo agarr¨® al bicho por el cuello y lo lanz¨® hacia la grada, con la mala suerte de que lo golpe¨® contra la valla. El perro resisti¨® y volvi¨® al campo, pero la tangana fue monumental y el futbolista fue expulsado, primero del campo y luego del club. Las redes sociales se incendiaron contra el futbolista argentino.
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