M¨²sica en Maracan¨¢, toca Colombia
Dos goles de James, uno de gran tiro y otro de estupenda jugada colectiva, funden a Uruguay
Hay en Brasil una selecci¨®n llamada Colombia que juega como los ¨¢ngeles, fresca, divertida y arm¨®nica, dulce y nada empalagosa, venenosa cuando ataca, tensa cuando defiende, deliciosa con la pelota, nueva reina de Maracan¨¢. No hay duda de que es la heredera de aquella generaci¨®n que ten¨ªa que conquistar Estados Unidos despu¨¦s de causar admiraci¨®n en Italia. La Colombia de P¨¦kerman elimin¨® con una pulcritud sobrecogedora a la pendenciera Uruguay. El partido fue un juego de ni?os para la jovial y creativa Colombia del excelso James Rodr¨ªguez.
Tiene Colombia un equipo estupendo y de momento el jugador de la Copa. James est¨¢ hoy por encima de Messi y Neymar. No solo porque ha marcado m¨¢s goles sino porque la mayor¨ªa de sus cinco tantos han sido obras de arte, sobre todo los dos de Maracan¨¢. El 1-0 sirvi¨® para certificar la calidad del propio James y el 2-0 defini¨® la soberbia actuaci¨®n global colombiana, el sentido de equipo, la fluidez del juego, la m¨²sica del f¨²tbol, la capacidad para visualizar el partido y encontrar la rendija para meter el pase y el gol. El bal¨®n silba en Colombia.
Uruguay qued¨® m¨¢s retratada que nunca ante Colombia. Los charr¨²as defienden que no necesitan la pelota. Juegan con u?as y dientes, sobre todo si se trata de derrotar a un campe¨®n del mundo, sea Inglaterra o Italia, o hay que conquistar un estadio m¨ªtico como Maracan¨¢ contra Brasil. La garra celeste aumenta en proporci¨®n al reto que se le presenta, de manera que pierde grandeza si se enfrenta a un rival aparentemente menor. As¨ª pas¨® contra Colombia. La salida de Luis Su¨¢rez ha sido terminal.
Colombia en cambio es un encanto de equipo, admirable por c¨®mo se maneja con la pelota y se organiza sin ning¨²n ruido, tan silenciosa que incluso se escucha el toque-toque de sus delicados centrocampistas, jugadores excelentes como Cuadrado y James. Ambos se arrancan desde el regate, sus conducciones son suaves y desequilibrantes porque eliminan a rivales, y sus pases resultan directos y precisos para los delanteros.
Cuadrado se arranc¨® muy artista y arrebatador por las dos bandas, tanto que los falsos laterales charr¨²as le dejaron una marca en cada jugada, la manera m¨¢s disuasoria de defender la cancha propia, y m¨¢s en Maracan¨¢. Los uruguayos utilizan por igual los hombros que los codos, las rodillas que las piernas, la cabeza que las muelas, irreductibles en el cuerpo a cuerpo, intimidadores para detener a Colombia. Los colombianos en cambio se valen de su carrocer¨ªa para armar la pierna y tirar a gol como sucedi¨® en el tiro monumental de James Rodr¨ªguez.
El volante del M¨®naco recibi¨® la pelota de la cabeza de Abel Aguilar. Nadie miraba a la porter¨ªa de Muslera salvo James Rodr¨ªguez. Aunque estaba de espaldas al marco, acun¨® el bal¨®n en su pecho con un control orientado soberbio, su tronco fue girando al tiempo que rodaba al cuero, para quedar frente al guardameta y clavar sin parar un zurdazo a la base del larguero de Uruguay. La bola dio en la base del travesa?o, bot¨® superada la l¨ªnea de meta y se col¨® de manera majestuosa ante el asombro de Maracan¨¢. James hab¨ªa decidido tirar antes de recibir de Aguilar.
Los movimientos del mediapunta colombiano delataron que ten¨ªa el gol ya en la cabeza antes de chutar contra Muslera. Los gestos t¨¦cnicos de los muchachos de P¨¦kerman contrastaban con el coraje de los guerreros de Tab¨¢rez. A un lado se tiraban ca?os y paredes, se escond¨ªa y exhib¨ªa el bal¨®n, se ganaba el campo con el f¨²tbol y al otro por contra se defend¨ªa la cancha y se reventaba el cuero, a la espera de una jugada epis¨®dica, de un c¨®rner o una falta, de un error de la zaga contraria, redoblaba con el apoyo de La Roca S¨¢nchez y esponjada por las salidas de Z¨²?iga.
Al rescate de Uruguay acudi¨® por un momento Cavani, obligado a jugar por dos ante la ausencia de Luis Su¨¢rez, fuera de forma Forl¨¢n. Cavani no alcanz¨® la pelota en un tiro de Gonz¨¢lez en la ¨²nica ocasi¨®n clara de Uruguay. La acci¨®n qued¨® hasta rid¨ªcula si se compara con la jugada del 2-0 de Colombia. Cuadrado comenz¨® la jugada en la derecha con un excelente toque y la acab¨® con una asistencia de cabeza para la llegada del infalible James. La pelota fue de costado a costado, bien tocada por Jackson, mejor centrada por Armero, rematada por James.
El golazo desquici¨® a Uruguay, que ni con los cambios dio con la manera de entrar en el partido, manejado por Colombia, resguardada en Ospina. Colombia se hace querer no solo por c¨®mo ataca sino tambi¨¦n por la manera en que se defiende, con calma, sin estridencias, de forma natural, apoyada en la t¨¦cnica de sus futbolistas fibrosos y explosivos. Tienen mucha cintura los juncos de P¨¦kerman, invicto en la Copa del Mundo. Colombia no pod¨ªa tener mejor regalo para celebrar su hist¨®rico pase a los cuartos por primera vez en su vida que enfrentarse a Brasil.
Brasil-Colombia, la sociedad James Rodr¨ªguez-Cuadrado contra la soledad de Neymar, violines contra tambores, todav¨ªa suena la m¨²sica de los cafeteros en Maracan¨¢. Los muchachos de P¨¦kerman no solo juegan bien como los de Maturana sino que adem¨¢s ganan con goles magistrales de James Rodr¨ªguez, el nuevo ¨ªdolo del pa¨ªs de Higuita y Valderrama, y de la cumbia aut¨¦ntica del f¨²tbol.
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