El domingo m¨¢s feliz de Costa Rica
El pa¨ªs centroamericano explota de alegr¨ªa tras el hist¨®rico pase de su selecci¨®n a cuartos de final en la Copa del Mundo de Brasil
Costa Rica, este domingo, ha explotado en j¨²bilo en dimensiones nunca vistas. Su selecci¨®n de f¨²tbol, que representa mucho m¨¢s que el mero deporte, alcanz¨® el mayor triunfo de su historia al calificar a los cuartos de final en Brasil tras sobreponerse despu¨¦s de que Grecia anotase un gol de ¨²ltimo minuto y obligara al encuentro a irse a la pr¨®rroga y a los penaltis. Un partido para el cual la palabra ¡°sufrimiento¡± es solo un eufemismo.
Las casas se vaciaron sobre las calles porque la fiesta fue (y lo ser¨¢ por un buen rato) p¨²blica y expl¨ªcita. Las camionetas transportaban gente euf¨®rica y, en las aceras, los desconocidos se abrazaban. El buen fantasma de Italia 90 se rindi¨® tambi¨¦n al desempe?o de los buenos alumnos del colombiano Jorge Luis Pinto. Esta es una fiesta como nunca.
Ya pocos recuerdan las sensaciones de un mes atr¨¢s, cuando las expectativas para la Sele eran m¨¢s que conservadoras. Este domingo no cab¨ªan ya las cautelas por los excampeones del ¡°grupo de la muerte¡± ni las inc¨®gnitas por el equipo griego. Los fan¨¢ticos llevan dos semanas celebrando la sorpresa, pero nunca como este domingo.
¡°El rival ahora es Holanda y la FIFA¡±, gritaba una mujer con su beb¨¦ en brazos
Su equipo es una colecci¨®n de ¡°maes pulseadores¡± (muchachos luchadores) que pasaron encima a sus ¨ªdolos de Italia o Inglaterra, por encima de sus admirados uruguayos y tambi¨¦n sobre esos griegos a quienes algunos encaraban como desconocidos.
Los h¨¦roes son todos, pero hay nombres que deslumbran a los fan¨¢ticos. Es el caso del volante Bryan Ruiz, anotador del gol de esta tarde, el ariete Joel Campbell (incansable luchador en solitario en un equipo diezmado por la expulsi¨®n de ?scar Duarte) y el arquero Keylor Navas, h¨¦roe indiscuble contra la metralla de Grecia y autor de una parada vital en la tanda de penales. Ellos encargaron de jalonear la carreta un paso m¨¢s y colocarla en un sitio alto desde donde todo se ve mejor, cuartos de final. Impensable, inaudito e incre¨ªble.
Los s¨ªmiles son hoy infinitos entre el f¨²tbol y la vida o la fuerza de un pa¨ªs, m¨¢s cuando se trata de una naci¨®n peque?a y centroamericana que vive enzarzada entre sus ambiciones y su conformismo, entre el ¡°s¨ª-se-puede¡± y el ¡°no-estamos-tan-mal¡±. Las redes sociales eran un hervidero de patriotismo y de alabanzas para sus nuevos h¨¦roes, pero tambi¨¦n eran una espera ansiosa por ver qu¨¦ dice el mundo ¡°sobre nosotros¡±.
Otros, enfiestados desde la ma?ana con alcohol, quiz¨¢ no logren recordar este domingo inolvidable. Colmaron las calles sostenidos por la muchedumbre. Todos, aficionados del futbol y fan¨¢ticos de ocasi¨®n acudieron el rito de celebraci¨®n gritando ¡°o¨¦-o¨¦-o¨¦, ticos-ticooos¡±, besando el escudo de Costa Rica estampado en las camisetas rojas. La fuente de la Hispanidad, en una rotonda al este del casco capitalino, donde este s¨¢bado tambi¨¦n celebr¨® lo suyo una parte de la colonia colombiana, volvi¨® a ser la caja tor¨¢xica del coraz¨®n acelerado por el f¨²tbol.
De nuevo se sum¨® el presidente Luis Guillermo Sol¨ªs se sum¨®. ¡°Aqu¨ª no se puede disimular. Es una sensaci¨®n hermosa. Hemos logrado impensable y es un momento especial en nuestra historia. Lo mejor es que la gente sienta que s¨ª se pueden hacer grandes cosas¡±.
Otros saltaban a¨²n en la plaza de la Democracia, s¨ªmbolo de una de las banderas de Costa Rica ante el mundo, junto al antiguo cuartel donde en 1948 derrocaron el ej¨¦rcito. ¡°Todo enorgullece hoy a este pa¨ªs. Todo, todo¡±, dec¨ªa Jorge en medio de la algarab¨ªa. Es un hombre maduro que antes de ver el partido particip¨® en la marcha de la diversidad sexual.
Antes celebr¨® la ventaja con la anotaci¨®n del 10 ¡°tico¡±, lament¨® la expulsi¨®n del defensor de origen nicarag¨¹ense, sufri¨® la embestida de Grecia y se derrumb¨® con su gol en el ep¨ªlogo. Y como ¨¦l, la mayor¨ªa de los 4,5 millones costarricenses, una poblaci¨®n poco acostumbrada a los sufrimientos, aunque s¨ª a las desilusiones de su futbol de ajeno a las glorias internacionales.
En Alajuela, la segunda ciudad del pa¨ªs, miles festejaban en el parque Juan Santamar¨ªa, el nombre del h¨¦roe nacional al que la historia oficial le acredita el triunfo en una guerra contra los filibusteros de Estados Unidos, en 1856. En el alma de la peque?a Costa Rica vive siempre el deseo de vencer a los grandes y esto tambi¨¦n val¨ªa ayer para el futbol. ¡°El rival ahora es Holanda y la FIFA¡±, gritaba una mujer con su beb¨¦ en brazos, en medio de la multitud.
En Cartago, la primera capital que tuvo Costa Rica y sede del abolengo poscolonial, la fiesta se arm¨® junto a ¡°Las ruinas¡±, un edificio religioso medio destruido, a poca distancia de la Bas¨ªlica de los ?ngeles. Esta es la casa de la Virgen de los ?ngeles, patrona de los cat¨®licos costarricenses. Su imagen se vio tambi¨¦n en las manos de algunos aficionados en la Fuente de la Hispanidad.
Algunos le agradec¨ªan ayer y le hac¨ªan promesas porque viene un partido contra el cuadro de Robben y Van Persie, un equipo que no cumple con ser excampe¨®n mundial y tampoco ser desconocido. Un desaf¨ªo nuevo en cuartos de final, un lugar que los ¡°ticos¡± no conocen, pero que disfrutar¨¢n este s¨¢bado. ¡°Nos ganamos el derecho a seguir sufriendo¡±, reflexionaba un vendedor de cornetas.
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