Amarillo es el color de moda en el Mundial
Colombia adora a su selecci¨®n y nunca un equipo de f¨²tbol cautiv¨® tanto como este colectivo que ha dise?ado con mano de orfebre maestro el argentino P¨¦kerman
Amarillo como las mariposas que flotaban en Macondo de la mano de los m¨ªticos personajes de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez o amarillo como las camisetas que la hinchada colombiana ha lucido en Belo Horizonte, Brasilia, Cuiaba y R¨ªo de Janeiro durante el Mundial, ciudades en las que el equipo de Jos¨¦ N¨¦stor P¨¦kerman ha dejado una grata impresi¨®n y ha recolectado 12 puntos de 12 posibles.
Colombia adora a su selecci¨®n y nunca un equipo de f¨²tbol cautiv¨® tanto como este colectivo que ha dise?ado con mano de orfebre maestro el argentino P¨¦kerman. El once interpreta la partitura alegre y festiva del Caribe, toca a placer en los campos y desgrana regates, sonrisas y goles con la misma facilidad con que Garc¨ªa M¨¢rquez convert¨ªa folios en piezas maestras de la literatura universal.
Este viernes en el estadio de Fortaleza, en medio de los 37 grados y la humedad, la selecci¨®n colombiana espera montarse al tren que pasa por la estaci¨®n de Aracataca y conduce directamente a la gloria eterna. Eliminar a Brasil en su casa ser¨ªa tanto como recibir el premio Nobel del f¨²tbol.
Colombia desgrana goles igual que Garc¨ªa M¨¢rquez convert¨ªa folios en piezas maestras
La selecci¨®n colombiana tiene al frente un may¨²sculo obst¨¢culo: juega contra el local y pocos logran derrotar al caballo del due?o del hip¨®dromo. Para derrotar a Brasil se necesita algo m¨¢s que el cerebro de James, el mejor jugador de Brasil 2014, las fintas y la cintura de Cuadrado, la solvencia del veterano Yepes en el fondo, las manos m¨¢gicas de Ospina en el arco. Se requiere suficiencia y categor¨ªa porque cualquier duda siempre ser¨¢ dirimida a favor del due?o de casa.
Para ganarle a Brasil, la selecci¨®n colombiana cuenta con algunos detalles a favor. Ha disputado 120 minutos menos de juego en un Mundial donde la econom¨ªa del esfuerzo juega un papel fundamental. El t¨¦cnico utiliz¨® ocho suplentes contra Jap¨®n en ronda eliminatoria y Colombia pas¨® directamente, sin necesidad de alargue, sobre Uruguay, mientras que Brasil se desgast¨® al extender su partido contra Chile hasta tiros desde el punto de penal con la sobredosis emocional y el desgaste f¨ªsico que ello significa.
Colombia ha viajado 2.000 kil¨®metros menos en avi¨®n y llega m¨¢s descansado y menos presionado. Para los tricolores todo es ganancia, ense?ados al papel de cenicienta y con poco recorrido mundialista, mientras que a los due?os de casa solo les sirve ser campeones. Cargar esa pesada mochila en la espalda de los auriverdes es fatigante y angustiante.
Mientras la selecci¨®n llega con un plan de juego arm¨®nico y definido, sabiendo exactamente cu¨¢l es la partitura y qui¨¦nes la interpretan, Brasil todav¨ªa no identifica un estilo y una manera de jugar. Brasil lucha contra los fantasmas de Pel¨¦, Zico, Rivelinho y Jairzinho entre otros y contra sus mitos vivientes, esos exfutbolistas convertidos hoy en comentaristas, que la despedazan a dentelladas cada vez que La Canarinha sale al campo.
Pero Colombia y en especial su t¨¦cnico recuerdan que nunca se puede dar por muerto a un campe¨®n y Brasil merece respeto. La historia no juega, pero los 75.000 que poblar¨¢n el Castelao, m¨¢s los 150 millones que sufrir¨¢n en sus casas, saben que, para ganarle a Brasil, Colombia tendr¨¢ que subir a¨²n dos escalafones en sus prestaciones futbol¨ªsticas.
Brasil lucha contra los fantasmas de Pel¨¦, Zico, Rivelinho y Jairzinho entre otros y contra sus mitos vivientes, hoy comentaristas, que la despedazan a dentelladas cada vez que La Canarinha sale al campo
El volumen de juego tricolor todav¨ªa no ha adquirido el tono e intensidad necesarios y el t¨¦cnico a¨²n tiene dudas sobre qui¨¦nes conformar¨¢n la pareja atacante para enfrentarse a Brasil. Contra Uruguay tan solo una acci¨®n genial de James Rodr¨ªguez desatasc¨® un partido que se hac¨ªa espeso por la falta de juego interior y percusi¨®n de sus atacantes. Con Cuadrado y seguramente con Ibarbo, que retornar¨¢ a la n¨®mina titular, la tricolor espera tener el f¨²tbol de banda suficiente para penetrar la zaga brasilera.
James toca las campanas y su vibraci¨®n suena a m¨²sica celestial, pero el verdadero descorchador es Cuadrado, rey del regate, el enga?o y la finta. Es tan bueno su f¨²tbol que los brasileros viejos dicen que tiene ¡°cosinhas de Garrincha¡±. Menudo elogio.
P¨¦kerman tendr¨¢ que pensar seriamente en el sitio donde quiere disputar el partido. Pararse muy cerca significa regalar la posesi¨®n y el bal¨®n y Colombia quiere interpretarse a trav¨¦s de sus volantes, principio y fin del buen f¨²tbol. Pararse a mitad de campo es correr riesgos con las galopadas de Neymar y la velocidad de los centrales colombianos. En la disputa de esos 30 metros est¨¢ la clave de un juego que Colombia quiere llevar a enormes exigencias f¨ªsicas, convencida de su mayor reserva energ¨¦tica.
Ante Brasil, Colombia juega el partido m¨¢s importante de su historia. Sus futbolistas y su pueblo, que los idolatra, sienten mariposas amarillas en el est¨®mago, pues ya montados en este tren de la gloria saben que las estirpes condenadas a perder en Fortaleza nunca tendr¨¢n una segunda oportunidad sobre la tierra, seg¨²n Garc¨ªa M¨¢rquez.
Iv¨¢n Mej¨ªa ?lvarez es comentarista de Caracol Radio y columnista de El Espectador.
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