Los ratos de Leo

La llama del Mundial que tan bien prendi¨® el d¨ªa de la inauguraci¨®n en S?o Paulo se consume malamente por culpa del tiempo, de los campos, de los horarios, de los ¨¢rbitros, de las lesiones y de cuantas cosas rodean al f¨²tbol, cada vez m¨¢s escaso en Brasil. Las selecciones que llegaron a la Copa del Mundo para jugar al f¨²tbol se vencen desde octavos ante las que quieren ganar, as¨ª que se impone el peso de la historia, tambi¨¦n en el B¨¦lgica-Argentina. A veces alcanza con una jugada y en ocasiones vale con un rato que se evapora con el tiempo y solo adquiere grandeza cuando se canta victoria, como pas¨® despu¨¦s que La Albiceleste se proclamara semifinalista tras 24 a?os y Messi se puso la mar de contento, hasta euf¨®rico, en el Man¨¦ Garrincha de Brasilia.

A Messi se le escruta a diario y cita a la gente para el siguiente partido, se?al de que todav¨ªa no es Messi y tambi¨¦n de que contin¨²a en un Mundial cada jornada m¨¢s desfigurado, ya sin Cristiano, sin Neymar, sin James. La referencia es y ser¨¢ Messi, protagonista de actuaciones bipolares, de apariciones decisivas y de largos tramos de absentismo, falto de continuidad. No queda m¨¢s remedio que remitirse para bien y para mal al 10. Hay minutos en que dan ganas de saltar al campo para abrazarle y otros en que se saltar¨ªa para estrangularle, como ante B¨¦lgica.

Hay minutos en que dan ganas de saltar al campo para abrazarle y otros en que se saltar¨ªa para estrangularle

Messi empez¨® por leer un texto contra el racismo; Messi abri¨® acto seguido de forma prodigiosa a la banda para Di Mar¨ªa; Messi le reban¨® despu¨¦s el bal¨®n a Fellaini; Messi se marc¨® m¨¢s tarde una pelopina como la que tiene registrada Xavi; Messi arm¨® la jugada del gol tras quitar la pelota a B¨¦lgica. Messi se enfad¨® cuando le hicieron falta, se quej¨® al ¨¢rbitro por las entradas y consol¨® a Di Mar¨ªa tras su lesi¨®n muscular. Messi pinch¨® la pelota y en un metro cuadrado del balc¨®n del ¨¢rea se sac¨® de encima a Witsel, Van Buyten y Fellaini. Hubo un cuarto de hora en que se supo por qu¨¦ Messi hab¨ªa dicho que ve¨ªa a Higua¨ªn como un buen socio en el Bar?a, que ha acabado por fichar a Luis Su¨¢rez, qui¨¦n sabe si para que Leo juegue en el Camp Nou como en Brasil.

Messi jugaba, recortaba, pasaba, tiraba faltas laterales y frontales, y serv¨ªa para Di Mar¨ªa e Higua¨ªn. Messi estaba en todas partes del Man¨¦ Garrincha. Y justo cuando se aguardaba a que se arrancase con su cambio de ritmo, con su velocidad, con la famosa explosividad, se venci¨® y se acab¨® Argentina. Ya no hubo m¨¢s noticia sino que Messi se fue fundiendo con el calor, m¨¢s pendiente de pedir que de dar, de descansar que de esforzarse, de regular que de acelerar, de ense?ar el muslo al colegiado que a los centrales, retratado finalmente en el mano a mano con Courtois, que devolvi¨® la imagen del Messi derrotado en el Bar?a. No se supo m¨¢s de Leo hasta que se acab¨® el partido y se le vio dichoso y contento, pese a no marcar y no ser elegido por vez primera el mejor del partido, t¨ªtulo reservado a Higua¨ªn.

Los ratos de Messi feliz son los que ayudan a combatir el calor, la humedad y los horarios, a soportar a los ¨¢rbitros y a la FIFA, a pasar el Mundial.