Dos bostezos y sin Krul
No hubo f¨²tbol, sino futbol¨ªn y del malo. La pelota sufri¨® m¨¢s de un esguince y las porter¨ªas sobraron
Al espray y otras ocurrencias, la FIFA podr¨ªa obligar a los contendientes a firmar una declaraci¨®n de intenciones antes de los partidos. Si no garantizaran ante notario y en una declaraci¨®n p¨²blica dirigida a las hinchadas un m¨ªnimo de espect¨¢culo, mejor directamente a los penaltis, que siempre disparan audiencias y entronizan a alg¨²n h¨¦roe de paso. Si proclamaran una cosa e hicieran la contraria, alg¨²n togado podr¨ªa intervenir y... a los penaltis. Para compensar al p¨²blico de pago, que tiraran veinte cada uno, o cincuenta. Lo que fuera con tal de evitar los dos bostezos a los que sometieron ayer al personal Holanda y Argentina. Encima, con una pr¨®rroga de propina.
Fue un pe?azo en toda regla. Un encuentro para el olvido inmediato de no ser porque haya que rebobinarlo para que el jurado no dude en proclamarle el peor del campeonato. De este y muchos otros. Eso s¨ª, ya tiene plaza en la enciclopedia mundialista: la primera semifinal que acaba sin goles. En dos horas: trece remates, solo ocho tiritos a puerta, 25 faltas y ocho saques de esquina.
Messi no regateaba a un bote, no remataba ni a los anfiteatros y algunas faltas que lanz¨® fueron preescolares
No hubo f¨²tbol, sino futbol¨ªn y del malo. La pelota sufri¨® m¨¢s de un esguince, las porter¨ªas sobraron y los porteros pudieron darse al ganchillo. El resto de actores causaron el tormento. Las cr¨®nicas certificar¨¢n que s¨ª, que en el bodrio estuvieron Messi, Robben, Sneijder. Puede ser, pero corroborarlo ser¨ªa un acto de fe. Porque el que parec¨ªa Messi no regateaba a un bote, no remataba ni a los anfiteatros y algunas faltas que ejecut¨® fueron preescolares. En la l¨ªnea de Sneijder, o el que fuera aquel que jug¨® con las botas del rev¨¦s. De hecho, t¨¦cnicamente, Cillessen, el portero holand¨¦s, fue el mejor de largo, con dos regates a Higua¨ªn y Ag¨¹ero. Con las manos, en el momento cumbre, no fue nada.
Al margen de los riesgos que corri¨® el bal¨®n, peligro no hubo, salvo para el bravo de Mascherano, que casi se parte la crisma con Wijnaldum, y para Zabaleta, que en otro espanto se dej¨® alg¨²n molar. Bueno, en justicia, Mascherano tambi¨¦n se jug¨® el alma al evitar un gol de Robben. Higua¨ªn tambi¨¦n tuvo la suya en un cabezazo a la red, por fuera, por supuesto, porque por dentro solo hab¨ªa humo.
La pel¨ªcula fue borrosa desde el principio. Con Wijnaldum y De Jong en los cuarteles, Van Gaal hizo el embudo a Messi, aunque para ello tuviera que renunciar al imponente Robben de este Mundial. El jugador del Bayern centr¨® su posici¨®n, m¨¢s como interior que como extremo, y se extravi¨®. Lo suyo son las orillas, es ah¨ª donde tiene picante. El seleccionador holand¨¦s acept¨® la neutralizaci¨®n de ambos, como si pensara en un duelo m¨¢s igualado en un tablero de nueve contra nueve. Van Gaal siempre tuvo un toque ajedrecista. Los dos pivotes centrales tambi¨¦n quitaron foco a Sneijder, as¨ª que Holanda se bloque¨®. A Argentina no le hace falta enredarse en la pizarra. Ya se bloquea ella sola, y m¨¢s sin Di Mar¨ªa como dinamizador.
Con el tedio a cuestas, solo quedaba encomendarse a Van Gaal y su Krul de la chistera. Pues ni eso
Con el tedio a cuestas, solo quedaba encomendarse a Van Gaal y su Krul de la chistera. Pues ni eso. Van Gaal dio calabazas y el bodrio se resolvi¨® en los penaltis. Cillessen, el que no ten¨ªa altura ante Costa Rica, oler, oler, solo oli¨® el ¨²ltimo, el que anot¨® Maxi Rodr¨ªguez para colar a Argentina en la final. Una final con aroma a Italia 90. Tanto porque el partido fue propio de aquel pesti?o de torneo como porque el guardameta Romero fue?Goycochea como porque se repite el cartel en la final: Alemania-Argentina. Vistas las semifinales, como entonces, mal asunto para La Albiceleste. Qui¨¦n sabe, lo mismo Messi encuentra a un Messi despierto y lo que evoca el cartel del domingo es la final del 86. Los mismos rivales y un tal Maradona para no bostezar ni parpadear.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.