De ¡®romeros¡¯ y ¡®mascheranos¡¯
UN ESPEJO POR FAVOR
En la vida es m¨¢s f¨¢cil subir de nivel que bajar. Otra vida es el f¨²tbol. Pero hay otra cuesti¨®n que los humanos no llevamos con objetividad: la reflexi¨®n para saber d¨®nde estamos.
Conozco a mucha gente que se pasa la vida mirando a los dem¨¢s y no tanto a s¨ª mismo. Creen que siguen viviendo como y donde antes, sin darse cuenta de que todo avanza y vivir del recuerdo es un dique que detiene. Y si el algod¨®n no enga?a, que dir¨ªa el anuncio, el espejo jam¨¢s. Es el juez silencioso de lo que no quieres escuchar, pero que te hace reflexionar sobre ti mismo y tu vida personal. Brasil se mira al espejo y se ve campe¨®n del mundo por historia y, si me apuran, por decreto. Creen que su amarillo no desti?e.
Su cord¨®n umbilical enganchado al resto del mundo del f¨²tbol es Maracan¨¢. Aquel donde Pel¨¦ , Tost?o, Gerson, Garrincha, Amarildo, S¨®crates, Zico, Ronaldinho, Ronaldo¡ ¡ª?sigo?¡ª tienen vida y leyenda propia. Pero esos privilegios no se traspasan ni a los hijos por mucha leyenda que portes. No es una monarqu¨ªa. Es una manera distinta de entender que los ¨¦xitos s¨®lo se alimentan de actualidad y no de recuerdos; aquellos han fagocitado a sus cr¨ªas. Que se lo digan a los que han sufrido la mayor afrenta del f¨²tbol brasile?o en la historia moderna. S¨®lo con el nombre y el color amarillo no es suficiente para hacerle creer a los dem¨¢s que eres el de siempre.
Si no ponemos pa?os calientes podr¨ªamos decir que este Mundial es un plomo, un bodrio o mucho lirili y poco lerele
El cataclismo fue un accidente por la goleada, pero entiendo que m¨¢s previsible de lo que los anfitriones cre¨ªan, por no pensar que llegar a la final hay que ganarlo; no te lo traen en bandeja real. No lo superar¨¢n en mucho tiempo. Pero como recurso, podr¨ªan hacer como sus rivales en semifinales, que durante largo tiempo se sintieron la cima del mundo y cuando alguien ha osado ocupar su trono, han adoptado el silencio y el trabajo ¡ªcomo en su d¨ªa hicieron con su pa¨ªs despu¨¦s de tanta maldita guerra¡ª para reconstruir su pasado con esfuerzo en el presente. Esa es Alemania que de sus cenizas ha rehabilitado otro edificio moderno y servicial. Por eso Alemania nunca muere, ni siquiera perdiendo.
LOS ¡®GUEVOS¡¯
A falta de f¨²tbol hicimos un esfuerzo mental para trasladar las estrellas del firmamento al del c¨¦sped. No lo conseguimos porque de tanto esperar a un Messi ¡ªseguro que en la final tendr¨¢ mucho que decir; o eso esperamos para justificar tanta devoci¨®n por ¨¦l¡ª se nos empa?an los ojos por no pesta?ear, no vaya a ser que se nos escape un destello. Si no ponemos pa?os calientes podr¨ªamos decir que este Mundial es un plomo, un bodrio o mucho lirili y poco lerele. Aunque a fuerza de acontecimientos, las noticias y las portadas encuentren siempre un protagonista a mano con rese?a estelar.
Con mano firme participa Romero en las ¨²ltimas cuatro semanas. Es de los pocos en este mundo que ha sufrido en Montecarlo por su escasa participaci¨®n a las ¨®rdenes de Ranieri. Las rendijas en que los porteros de los grandes aspirantes tienen su momento, suelen ser en las tandas de penaltis; y a Gato Romero no le deslumbraron los flashes. Busc¨® su revancha y la consigui¨®, justo al final de una maldita temporada que puede acabar siendo inolvidable.
Entre el portero y el jefe Mascherano ¡ªsiempre apodado Jefecito¡ª arriaron velas y llevaron a Argentina a la final. Como no hubo juego que llevarse a la sobremesa nocturna ¡ªven¨ªamos intoxicados de la otra semifinal¡ª nos quedamos con detalles que magnifican una semifinal mundial. Una puede ser que un portero vive en su mundo, pero cuando tiene que intervenir no tiene coartada si no las salva. Esas son sus historias. Que los equipos tienen m¨¢s l¨ªderes ocultos, que sin ser notables para el gran p¨²blico, son un gran activo para un vestuario.
Mascherano es uno de esos y es adem¨¢s es la definici¨®n perfecta para el estribillo de una canci¨®n que desde siempre calienta los estadios donde juega Argentina y dice: ¡°Pongan huevos / Pongan huevos¡¡±, que es un himno cuando nos est¨¢n los messis de turno y que invita a aparecer a aquellos que tantas alegr¨ªas les dieron a los argentinos en este deporte. El Jefecito Jefazo es uno de ellos. Sus m¨ªtines en los entretiempos de las pr¨®rrogas son un excelente ejemplo motivador.
De romeros y mascheranos sue?a Argentina en albicelese.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.