Roto y sangrando, Contador abandona
Una ca¨ªda descendiendo un puerto en pelot¨®n acaba con las esperanzas de regeneraci¨®n del chico Pinto cinco d¨ªas despu¨¦s de la retirada de Froome
En solo cinco d¨ªas, todos de lluvia, de niebla, de carreteras imposibles, de pav¨¦s y de ascensiones incesantes por carreteras m¨ªnimas, el Tour ha perdido a sus dos grandes favoritos, una circunstancia que los m¨¢s viejos de la carrera no recuerdan que se hubiera producido nunca. Cinco d¨ªas despu¨¦s de que en una rotonda resbaladiza, antes de entrar en el pav¨¦s de Roubaix, el ganador del 13 y favorito del 14 sufriera su tercera ca¨ªda en dos d¨ªas y arrojara la toalla con fractura de mu?eca, bajando un puerto de los Vosgos se cay¨® el designado como su gran rival, Alberto Contador, quien tambi¨¦n abandon¨®.
El italiano Vincenzo Nibali, partido como el tercero en discordia o ¨¢rbitro del duelo, gan¨® la etapa el d¨ªa en el que justamente Contador hab¨ªa pedido a sus amigos que no dejaran de ver la tele, pues iba a atacar a lo grande, recuper¨® el maillot amarillo prestado la v¨ªspera a Tony Gallopin y se convirti¨® en favorito ¨²nico para la victoria. El Tour justo ha llegado a su mitad, pero quedan a¨²n Alpes, Pirineos y la gran contrarreloj.
Al comienzo de las Chevr¨¨res, justo en la curva donde la carretera se inclina imposible, los del pueblo de al lado han colocado una pancarta. ¡°Aqu¨ª comienza el v¨ªa crucis¡±. Aviso de dolor insufrible para los supervivientes animosos; aviso innecesario para Contador, quien solo la pudo ver desde el coche de su equipo, sentado a la derecha del conductor, con la rodilla derecha destrozada, quien ya ha sufrido su propia y solitaria, e in¨²til, ascensi¨®n al monte del Calvario unos kil¨®metros antes. Ca¨ªdo en el descenso del Petit Ballon, una de tantas colinas de cima redondeada, como un globo, que dan su car¨¢cter ¨²nico a los Vosgos, Contador recibi¨®, de pie en la cuneta, las primeras curas en una rodilla derecha que no paraba de sangrar; despu¨¦s, con una tranquilidad extraordinaria, sin que le temblaran las manos, se sent¨® en un peque?o talud y se cambi¨® la zapatilla izquierda, destrozada en la ca¨ªda. Ten¨ªa el culotte destrozado, como los toreros la taleguilla tras una cogida, pero no reaccion¨® con furia sangu¨ªnea, sino con fr¨ªa calma, aunque con la mano ped¨ªa al m¨¦dico que se diera m¨¢s prisa en vendarle.
Ca¨ªdo en el descenso del Petit Ballon, se destroz¨® la rodilla derecha
A su alrededor, su mec¨¢nico, los mec¨¢nicos, sus directores, Philippe Mauduit y Bjarne Riis, danzan un baile de nervios. Todo el episodio transcurre en cinco minutos. Por delante, aunque aminorando la marcha, el pelot¨®n ha seguido. Sobre una bici nueva, Contador volvi¨® a la carrera y ascendi¨® otro primera, el col de Platzerwasel. Debe de sentir un dolor atroz, un dolor que en el descenso se hizo inaguantable, un sufrimiento innecesario. 18 kil¨®metros despu¨¦s de la ca¨ªda, Contador se retir¨®. Despu¨¦s, cuando en el cami¨®n de la llegada le hicieron las primeras radiograf¨ªas, se descubri¨® que todo eso lo hab¨ªa pedaleado con una fractura de la meseta tibial, con un hueso roto. En su equipo, el Tinkoff, aseguraron que deber¨ªa pasar por el quir¨®fano, por lo que lo m¨¢s probable es que no est¨¦ restablecido para correr la Vuelta, que comienza el 23 de agosto.
¡°Est¨¢bamos bajando a toda velocidad, muy r¨¢pido, cuando vi que detr¨¢s de Bennati, su gu¨ªa, me adelantaba Alberto, y unos segundos despu¨¦s le vi en el suelo, se cay¨® justo delante de m¨ª¡±, dijo Nibali. ¡°Y yo mismo sent¨ª miedo por m¨ª mismo, porque yo tambi¨¦n me vi en el suelo¡±. Y tambi¨¦n Alejandro Valverde, que tras la etapa ascendi¨® a tercero en la general, vio caerse al l¨ªder del Tinkoff delante de sus mismas narices. ¡°Seguramente pill¨® un socav¨®n y no llevaba agarrado firme el manillar y se fue al suelo¡±, dijo el murciano, quien en su carrera ha abandonado dos Tours por golpes diversos, uno con la clav¨ªcula rota. ¡°Fue una ca¨ªda muy fea. ?bamos muy r¨¢pido¡±. Contador no efectu¨® declaraciones, pero Riis explic¨® que justo cuando iba a echarse la mano al bolsillo, Contador pill¨® un bache y se fue al suelo. ¡°Es una pena¡±, dijo el dan¨¦s, ¡°porque Alberto estaba en la mejor forma de su vida. Estaba convencido de que ganar¨ªa el Tour¡±.
Ten¨ªa el ¡®culotte¡¯ destrozado, pero no reaccion¨® con furia sino con fr¨ªa calma
Es la primera vez en su carrera que Contador, de 31 a?os y dos Tours, dos Vueltas y un Giro en su palmar¨¦s, abandona en una gran vuelta. Su ca¨ªda, sus heridas, su abandono, reflejan tambi¨¦n con gran claridad, una cierta injusticia: la grandeza que el ciclismo proporciona a sus campeones y a sus practicantes no es proporcional a la crueldad con que los maltrata llegado el momento. El Tour del 14 deber¨ªa ser el de la regeneraci¨®n, el de la reconquista del orgullo de Contador, quien fue despose¨ªdo de su victoria en el de 2010 y del Giro de 2011 por un positivo, y quien, pese a ganar la Vuelta de 2012 tras cumplir una suspensi¨®n, no hab¨ªa vuelto a ser el mismo de sus momentos m¨¢s grandes, los que vivi¨® en el Tour de 2009, cuando gan¨® la carrera derrotando sobre todo a su gran enemigo del interior de su equipo, Lance Armstrong. Pero un 2014 magn¨ªfico (victorias en el Pa¨ªs Vasco y Tirreno; exhibici¨®n en la Dauphin¨¦) y muy trabajado (concentraciones monacales en el Teide) le hab¨ªan devuelto la seguridad y a la afici¨®n la fe.
A Nibali, quien en los primeros d¨ªas, en el pav¨¦s, en el que fue hasta mejor que Cancellara, en Inglaterra, donde gan¨® una etapa en el primer repecho del Tour, en G¨¦rardmer, hab¨ªa logrado ya una renta de m¨¢s de dos minutos sobre Contador, le cae la desgracia de ser el posible ganador de un Tour descabezado, de una carrera que se recordar¨¢ por el abandono de los m¨¢ximos favoritos. ¡°Pero yo ya hab¨ªa mostrado que estaba muy fuerte¡±, dijo el italiano, conocido por los grandes riesgos que asume en los descensos, que domina con maestr¨ªa. ¡°Y estaba preparado para un duelo magn¨ªfico con Contador. El ciclismo no es solo subidas y contrarrelojes, tambi¨¦n las ca¨ªdas forman parte del juego. Yo ya he sufrido las m¨ªas tambi¨¦n, y s¨¦ que siempre hay que tener cuidado. Lo siento por Alberto. Es una l¨¢stima. Espero que no tenga una herida muy grave¡±.
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