Cuando un alpinista necesita ser deportista
Alberto I?urrategi, que busca estos d¨ªas junto a Mikel Zabalza y Juan Vallejo, escalar la sur del Paiju Peak se entrena con especialistas para evitar la exposici¨®n en alta monta?a.
Todav¨ªa hoy, muchos alpinistas se niegan a ser calificados como deportistas y reniegan del entrenamiento planificado, de la rutina del sufrimiento y del m¨¦todo como puerta de acceso a la excelencia. Se sienten m¨¢s artistas que estajanovistas del esfuerzo. Asumen que una actividad en la que uno puede perder la vida no puede compararse con lo que la sociedad conoce como deporte y f¨ªan su fortuna al instinto y al conocimiento del medio y de sus capacidades. Pero no Alberto I?urrategi, un alpinista con vocaci¨®n de modernidad que entiende que su especialidad no debe perderse los adelantos que ofrece la ingenier¨ªa del deporte.
¡°Adem¨¢s, me dar¨ªa verg¨¹enza vivir de la monta?a y no dar lo m¨¢ximo para estar siempre en el mejor estado de forma posible¡±, enfatiza. El ¨¦xito en el alpinismo de ¨¦lite, ¨¦se que necesita m¨¢s que nunca venderse y ganar un p¨²blico que atraiga patrocinio, se mide en metros de altitud y en escalas de dificultad. Pero esto es de puertas afuera. De puertas adentro, el ¨¦xito, en alpinismo, tiene m¨¢s que ver con saber reconocer el momento de la renuncia, con sobrevivir para volver a intentarlo. Y aqu¨ª, I?urrategi ha encontrado otra raz¨®n poderosa para entrenarse duro en el Centro de Perfeccionamiento T¨¦cnico de Fadura (Bizkaia): un ¨®ptimo estado de forma reduce el tiempo pasado en monta?a, y as¨ª, la exposici¨®n. Rapidez es seguridad y el entrenamiento es fundamental para aumentar el rendimiento y ampliar los m¨¢rgenes de seguridad. I?urrategi escala, corre de forma programada y practica ciclismo: entrena menos horas que en el pasado pero sus entrenamientos de resistencia y fuerza son de gran calidad: ¡°Nunca he acudido mejor entrenado a una expedici¨®n¡±, asegura unas horas antes de afrontar su primer asalto a la cima del Paiju Peak, una monta?a de 6. 610 m protegida por una pared de roca de 1.500 metros en la que ¨¦l y sus compa?eros de expedici¨®n, Mikel Zabalza y Juan Vallejo, desean cerar el trabajo iniciado hace un a?o, cuando el mal tiempo los desaloj¨® de la ruta.
Ahora mismo, nadie como el alpinista suizo Ueli Steck parece haber entendido mejor los beneficios de un entrenamiento bien estructurado y mejor aprovechado. Steck lleg¨® a entrenarse con la selecci¨®n de su pa¨ªs de esqu¨ª de fondo, adelgaz¨® cinco kilos para batir el r¨¦cord de la ascensi¨®n al Eiger y el mismo d¨ªa que lo bati¨® se encerr¨® en el roc¨®dromo para seguir con su plan de perfeccionamiento.
La pasada primavera, Steck logr¨® una gesta impensable: escal¨® la cara sur del Annapurna (8.091 m)en solitario y regres¨® al campo base en 27 horas. Intacto. D¨ªas despu¨¦s, dos de los mejores alpinistas franceses, dos tipos de una experiencia enorme y con un curr¨ªculo brillante a sus espaldas siguieron los pasos del suizo en la misma pared: frenados por el mal tiempo invirtieron casi 9 d¨ªas en subir y bajar, un viaje terrible en el que St¨¦phane Benoist perdi¨® las primeras falanges de pies y manos y salv¨® la vida gracias a su compa?ero Yannick Graziani.
El Paiju Peak no es tan elevado como el Annapurna pero s¨ª mucho m¨¢s t¨¦cnico: presenta un terreno mixto en su parte final pero antes observa una muralla vertical de granito donde correr no es una opci¨®n. I?urrategi, vallejo y Zabalza esperan la llegada del buen tiempo, quiz¨¢ ¨¦ste mismo s¨¢bado, para lanzar un ataque que les mantendr¨¢ ocupados en la pared no menos de diez d¨ªas. Dormir¨¢n en hamacas fijadas a la roca, izar¨¢n sus campos de altura y comida y beber¨¢n fundiendo la nieve que hallen en los neveros que observa el muro. Si caminar en la frontera de los 6.000 metros resulta desagradable, escalar en dicha cota es un atentado contra la capacidad de bombeo del coraz¨®n.
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