Una sonrisa que da miedo
Ricciardo, la nueva joya de Red Bull, suma su segunda victoria, por delante de Fernando Alonso y de Hamilton, en la mejor carrera de la temporada, antes del par¨®n veraniego
Se dice del tej¨®n melero que es el mam¨ªfero m¨¢s agresivo y valiente del planeta, un bicho que no se asusta ante nada y que hasta es capaz de plantarle cara a un le¨®n. Su actitud f¨¦rrea es la misma que acompa?a a Daniel Ricciardo, que lleva la parte occipital de su casco decorada con el dibujo de uno de estos animales, junto a un mensaje de lo m¨¢s significativo: "?Qu¨¦ crees que har¨ªa ¨¦l?". Pues bien, cuando el panorama se complica, el australiano se concentra en esta frase y la repite una y otra vez para tirar de esa autoconfianza y voluntad de acero que vive con ¨¦l.
La carrera que se marc¨® en Hungr¨ªa, la ¨²ltima antes del par¨®n veraniego, refleja esos valores tan buenos que transmite el chico de Perth, incluida la sencillez y el buen rollo. El gran premio m¨¢s explosivo de los que se han disputado hasta ahora fue una aut¨¦ntica monta?a rusa impredecible que favoreci¨® a los m¨¢s intr¨¦pidos y atrevidos en la toma de decisiones. Lo fue el de Red Bull y lo fue Fernando Alonso, que termin¨® el segundo y firm¨® su mejor resultado del curso, y tambi¨¦n Lewis Hamilton, que se subi¨® al caj¨®n a pesar de haber arrancado la cita desde los talleres.
"Seguro que batallar¨¦ muchos a?os con ¨¦l", afirma el espa?ol sobre el piloto australiano
A media ma?ana, casi todo el paddock cruzaba los dedos para que la tormenta que figuraba en las previsiones se instalara al menos durante un rato encima de esta pista situada a las afueras de Budapest. Lo deseaban los espectadores, que est¨¢n hasta la coronilla del repaso que est¨¢ dando Mercedes, y la mayor¨ªa de las dem¨¢s escuder¨ªas. Hasta Hamilton, obligado de nuevo a escalar, rezaba por ello. El cielo se rompi¨® una hora antes de comenzar y con esos 10 minutos bast¨® para convertir aquello que presumiblemente iba a ser una procesi¨®n en fila en un delicioso correcalles que no se resolvi¨® hasta el ¨²ltimo resuello. En las 28 ediciones anteriores en Hungr¨ªa, el coche de seguridad solo hab¨ªa salido en dos ocasiones en total (2006 y 2010) y solo ayer asom¨® otras dos. Esta victoria es la segunda que figura en el palmar¨¦s del corredor aussie despu¨¦s de la conseguida en Canad¨¢ y le ratifica a ¨¦l como la ¨²nica alternativa a las dos flechas de plata en cuesti¨®n de triunfos. A partir de un plan alternativo, Ricciardo consigui¨® llegar al momento decisivo en mejores condiciones que nadie. Su estrategia tom¨® cuerpo en base a sus tres visitas a los talleres y a dos adelantamientos en pista: uno sobre Hamilton a falta de tres vueltas para el final y otro sobre Alonso, un giro despu¨¦s, cuando el espa?ol ya circulaba con las gomas de su Ferrari hechas unos zorros. Una t¨¢ctica muy bien pensada y estupendamente ejecutada que le permite volver a pintarle la cara a Sebastian Vettel (sexto), que ya no sabe qu¨¦ hacer para darle la vuelta al calvario que atraviesa. El tetracampe¨®n no se aclara con estos coches que tanto le gustan a su vecino, reci¨¦n llegado a Red Bull y que de ahora en adelante deber¨¢ enfrentarse a un nuevo escenario. Aunque la distancia entre ambos sea considerable (43 puntos), Mark Webber ya hab¨ªa puesto en apuros al alem¨¢n en otras campa?as, por m¨¢s que despu¨¦s no supiera administrar su ventaja y Baby Shumi terminara caz¨¢ndolo.
"Daniel est¨¢ liderando el equipo campe¨®n y haciendo un trabajo fant¨¢stico. Quiero felicitarle por lo que ha hecho hoy y por el campeonato en general. Seguro que batallar¨¦ muchas veces con ¨¦l en los pr¨®ximos a?os", le pirope¨® Fernando Alonso, que ya se las tuvo tiesas con la nueva joya de la marca energ¨¦tica la semana pasada, en Hockenheim. "No es solo uno de los t¨ªos m¨¢s simp¨¢ticos del paddock sino tambi¨¦n uno de los m¨¢s r¨¢pidos", le elogi¨® Hamilton.
A Ricciardo le sale todo lo que intenta para dicha de la tropa de Milton Keynes, que alucina con ¨¦l y se rinde a sus pies, tanto por lo que hace cuando se sube al coche como por c¨®mo les trata cuando se baja de ¨¦l. En un campeonato que atraviesa una de las etapas m¨¢s confusas de su historia no hay mejor carta de presentaci¨®n que una sonrisa tan contagiosa como la suya. Solo queda esperar que no se la borre nadie.
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