El Flamengo, en ca¨ªda libre
El club brasile?o, en riesgo de descender por primera vez, ficha como t¨¦cnico a Luxemburgo.
El pasado 20 de julio, cuando la plantilla del Flamengo tomaba un vuelo hacia Porto Alegre para jugar un partido contra Internacional, el lateral izquierdo Andr¨¦ Santos (uno de los jugadores m¨¢s criticados por la afici¨®n) escuch¨® como un hincha le gritaba: ¡°?Si perd¨¦is, es mejor que no vuelvas a R¨ªo!¡±. 24 horas despu¨¦s, Flamengo fue goleado sin piedad (4-0) en el estadio Beira-Rio. Era el segundo partido disputado despu¨¦s del par¨®n obligatorio por el Mundial; el equipo ca¨ªa a puestos de descenso. A la salida del estadio, Santos se despist¨® durante unos instantes del resto de sus compa?eros y fue asaltado por un grupo de sus propios hinchas que se liaron a patadas y pu?etazos. La r¨¢pida intervenci¨®n policial evit¨® lesiones graves: ¡°Recib¨ª bastante¡±, reconoci¨® el jugador.
Con el exentrenador del Madrid, el equipo busca reaccionar como la selecci¨®n con Dunga
Al d¨ªa siguiente, de regreso a R¨ªo de Janeiro, una veintena de torcedores salud¨® al equipo con gritos de ¡°equipo sin verg¨¹enza¡± y ¡°quiero de vuelta a mi Flamengo vencedor¡±. La directiva emiti¨® una nota censurando la actitud ¡°criminal¡± de los agresores de Santos, ¡°que s¨®lo perjudica al club¡±. Horas despu¨¦s anunci¨® la rescisi¨®n del contrato del futbolista, exjugador tambi¨¦n de Fenerbah?e y Arsenal, que reaccion¨® estupefacto: ¡°Estoy muy sorprendido, apesadumbrado¡ Incluso llegu¨¦ a llorar¡±.
Esta es apenas una de las numerosas historias que certifican la crisis del equipo m¨¢s popular de Brasil (el club con m¨¢s hinchas del mundo, seg¨²n algunas estad¨ªsticas), que a una deuda estimada de 125 millones de euros a?ade una p¨¦sima gesti¨®n deportiva: Flamengo ocupa la antepen¨²ltima posici¨®n del Campeonato A brasile?o y podr¨ªa abandonar el selecto grupo (junto con Cruzeiro, Internacional, Santos y S?o Paulo) de los ¨²nicos equipos que nunca han descendido a la Segunda Divisi¨®n. Para evitar el desastre, despidi¨® hace diez d¨ªas al entrenador, Ney Franco, y contrat¨® de urgencia a Vanderlei Luxemburgo, que ya entren¨® al club en la d¨¦cada de 1990 y salv¨® una situaci¨®n similar hace tres a?os.
¡°Recib¨ª bastante¡±, dice el lateral Santos, agredido por varios aficionados
La espiral del club rojinegro se produce en paralelo a la te¨®rica regeneraci¨®n de la selecci¨®n brasile?a tras el desastre del Mineirazo, resuelta tambi¨¦n recientemente con la contrataci¨®n de otro exentrenador (Dunga, seleccionador entre 2006 y 2010), mientras la presidenta, Dilma Rousseff, parece tomarse en serio por fin la crisis estructural del deporte rey y se re¨²ne con dirigentes y plataformas renovadoras, como Bom Senso F.C., que reclaman cambios urgentes para que ¡°Brasil vuelva a convertirse en el pa¨ªs del f¨²tbol¡±.
La reanudaci¨®n del calendario de la Serie A ha restituido el panorama ya conocido de estadios nuevos pero semivac¨ªos, juego mediocre, episodios violentos, cr¨ªticas a la mala gesti¨®n financiera y denuncias pol¨ªticas (con el diputado y aspirante a senador Romario como principal azote de la poderosa Confederaci¨®n Brasile?a de Futebol). Brasil ocupa el puesto 15 en cuanto a promedio de p¨²blico en los estadios, por detr¨¢s de Australia o Estados Unidos. Ya lo dijo el propio vicepresidente del Flamengo (hoy ya exvicepresidente) Wallim Wasconcelos en abril: ¡°Este modelo est¨¢ matando a los campeonatos estatales. Dentro de poco ya no va a valer la pena¡¡±
El expresidente Leite propone contratar a Robinho como soluci¨®n
El primer partido de Luxemburgo al frente de Flamengo, el cl¨¢sico contra Botafogo (1-0), le permiti¨® dejar de ser colista, pero sigue en puestos de descenso. ¡°Estamos muy mal, muy preocupados¡±, dice Douglas H. en uno de los bares de la barriada, donde m¨¢s de la mitad de los presentes lleva una camiseta rojinegra. ¡°Los jugadores ya no sienten la camiseta, y nos cuesta una barbaridad ir al estadio¡±. El periodista brasile?o Juca Kfouri se expresa en los siguientes t¨¦rminos: ¡°La arrogancia, incompetencia y el permanente conflicto de intereses de los actuales peces gordos manda hoy en el club¡±.
El n¨²mero de socios del Flamengo ha ca¨ªdo de 64.000 a 55.000 en los ¨²ltimos meses, fruto del des¨¢nimo ante el deterioro de un equipo que en nada recuerda al que obtuvo la Copa Libertadores y la Copa Intercontinental en 1981, liderado por Zico, el mayor ¨ªdolo de la historia del club y m¨¢ximo goleador de la historia del Maracan¨¢. Hoy, a pesar de tener m¨¢s hinchas que ning¨²n otro equipo, es el quinto en cuanto a cantidad de abonados.
Es uno de los cinco conjuntos brasile?os que solo conoce la m¨¢xima categor¨ªa
El centrocampista Carlos Eduardo, que regres¨® al Rubin Kazan ruso hace unas semanas, fue muy sincero al hablar sobre el ambiente en el club: ¡°Sufr¨ªamos una presi¨®n muy alta, muchas veces exagerada. De aqu¨ª a algunos a?os nadie va a querer jugar en Flamengo¡±. Hoy [DOMINGO]el equipo juega contra Chapecoense. Acostumbrado ya a lidiar con el fantasma de su primer descenso (que roz¨® en 2011), el t¨ªtulo menor de la Copa de Brasil el a?o pasado ya ha sido olvidado por una hinchada temerosa de que el club pierda su puesto en la ¨¦lite.
Las propuestas y globos sonda en la prensa son constantes: el ¨²ltimo provino del expresidente Kleber Leite, que apuesta por la contrataci¨®n de Robinho como ¡°refuerzo extraordinario, mucho m¨¢s que un refuerzo¡±, y present¨® un plan financiero que lo har¨ªa presuntamente factible. ¡°Robinho podr¨ªa ser el ¨ªdolo, algo absolutamente fundamental en un club popular¡±.
Parece dif¨ªcil que la llegada de un miembro de la generaci¨®n perdida del f¨²tbol brasile?o, con salario europeo tras su paso por Madrid, Milan o City, sea suficiente para sacar del atolladero a un club extraordinariamente querido y lastimado que encarna el complicado momento del f¨²tbol en el pais do futebol.
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