El Murcia suspende el examen

La Liga de F¨²tbol Profesional (LFP) anunci¨® el descenso del Murcia a Segunda B por infringir los ratios de deuda e ingresos que exigen sus estatutos y por sus incumplimientos ¡°reiterados¡± con Hacienda, a la que el club presidido por Jes¨²s Samper deb¨ªa a finales de julio m¨¢s de 12 millones de euros, lo que le cost¨® una multa de 180.303, impuesta por el juez ¨²nico de la Liga. El puesto en Segunda del equipo pimentonero lo ocupar¨¢ el Mirand¨¦s.

M¨¢s de un centenar de aficionados desplazados desde Murcia en autobuses y acompa?ados por los capitanes del equipo y el t¨¦cnico Jos¨¦ Manuel Aira conocieron la noticia en la puerta de la Liga, en Madrid, frente a la que se pasaron la ma?ana protestando. El Racing de Santander, que estaba en una situaci¨®n parecida, s¨ª competir¨¢ en Segunda tras aprovechar la pr¨®rroga que le hab¨ªa concedido la LFP para presentar la documentaci¨®n que garantiza, de momento, su sostenibilidad financiera.

¡°Hay dos motivos en el caso del Murcia: no cumple los requisitos de ratios econ¨®micos y adem¨¢s hoy el juez ¨²nico ha resuelto con la sanci¨®n de descenso de categor¨ªa un expediente disciplinario que ten¨ªa abierto por impagos a Hacienda¡±, explic¨® Javier Tebas, presidente de la LFP, en rueda de prensa. ¡°No es un tema de deuda cuantitativa, sino de plazos de pago y volumen de ingresos. Hay clubes con m¨¢s deudas, pero las tienen aplazadas con Hacienda, tienen un acuerdo¡±, a?adi¨® el dirigente. ¡°El Racing, para cumplir los ratios, ha procedido a una renegociaci¨®n de su deuda privada y ha entrado, justo, pero ha podido cumplir los ratios. Pasa este plazo, pero es fundamental que suscriba una ampliaci¨®n de capital antes de final de temporada, porque si no tendr¨¢ problemas econ¨®micos importantes¡±, avis¨®.

Durante la ma?ana, se sucedieron los c¨¢nticos de los aficionados del Murcia, que precedieron al anuncio de que su equipo abandonar¨ªa las categor¨ªas profesionales del f¨²tbol espa?ol: ¡°La sede de la Liga, la vamos a quemar¡±, gritaba el gent¨ªo mientras dos polic¨ªas como dos torres vigilaban la entrada. Alguien contestaba: ¡°?Gasolina hay!¡±. Estallaban los aplausos. Los silbidos. Se mezclaban, casi todos con sus camisetas rojas del Murcia, adultos, madres y ni?os, asombrados frente al humo de una bengala prendida sobre el asfalto. Muchos llegaban con sus carteles escritos a mano y sus pancartas serigrafiadas. ¡°SOS Murcia¡±, se le¨ªa. Otros acusaban a la Liga de querer que su plaza en Segunda la ocupara el Castilla, filial del Real Madrid descendido a Segunda B el pasado curso (en realidad, lo har¨¢ el Mirand¨¦s; ¡°No tendr¨¢ ning¨²n problema¡±, dijo Tebas). Los pocos conductores que circulaban en la ma?ana de agosto por Madrid miraban at¨®nitos la escena, que parec¨ªa sacada directamente de un estadio de f¨²tbol.

¡°?Acciari p¨ªsalos! ?Acciari p¨ªsalos!¡±, animaban los m¨¢s radicales al jugador argentino del Murcia. ¡°?La Liga es una mafia!¡±, gritaban otros, a los que pronto se uni¨® el resto cuando comenzaron a entonar el himno de m¨¢s ¨¦xito de la ma?ana, una adaptaci¨®n del ¡°Resistir¨¦¡± que populariz¨® el D¨²o Din¨¢mico. Mientras los aficionados cantaban fuera, sufriendo bajo el sol y acerc¨¢ndose cuanto pod¨ªan a la entrada del edificio, los ejecutivos se reun¨ªan dentro.

Entonces se conoci¨® la noticia del descenso del Murcia. Hubo l¨¢grimas. M¨¢s c¨¢nticos de protesta. Y, finalmente, el adi¨®s.