Tres orfidales y un decatl¨®n
Carrillo, entrenador del murciano, obtiene por fin un oro para su escuela de Cieza.
A los turistas que en la gris y lluviosa Z¨²rich eligieron pasar la ma?ana en la iglesia de Fraum¨¹nster en ¨¦xtasis ante las vidrieras de Chagall se les puede perdonar su ignorancia. No eran muchos los que sab¨ªan que el verdadero espect¨¢culo del d¨ªa, aunque no tanto m¨ªstico como vital, racial, se desarrollaba unos metros m¨¢s all¨¢, simplemente cruzando el ancho puente sobre el Limmat, en la zona de avituallamiento de los marchadores. All¨ª, entre las 9.20 y las 10.40, ante una mesita en la que se acumulaban botellas de agua y polvos, actuaba Jos¨¦ Antonio Carrillo, entrenador de marcha.
Fue el zuriqu¨¦s un menos escandaloso que el que organiz¨® en Mosc¨², donde el abrasante calor le tuvo, y tambi¨¦n a Ram¨®n Cid, el director t¨¦cnico, y a cuantos pasaban por all¨ª, trabajando a destajo con el hielo, rellenando gorras de cubitos, como barmen preparando mojitos sin parar. El tiempo de Z¨²rich, magn¨ªfico para la marcha, le ahorr¨® esa tarea, pero no par¨® sus nervios ni apag¨® su sabidur¨ªa. Con los nervios, que aumentaban seg¨²n ve¨ªa a su pupilo haciendo realidad lo que tantas veces hab¨ªa so?ado, acerc¨¢ndose a la victoria paso a paso, luch¨® y venci¨® gracias al cargamento de orfidales que llevaba en el bolsillo. ¡°Me he tenido que tomar tres orfidales, as¨ª de duro ha estado esto¡±, le dijo a su hija, que trabaja en M¨²nich y hab¨ªa viajado toda la noche para llegar a la carrera. El ¨²ltimo se lo tom¨® cuando faltaban apenas 2.000 metros, cuando la prueba, que ¨¦l compara con un decatl¨®n, entraba en su d¨¦cima competici¨®n, el 1.500. Y ni siquiera el psic¨®tropo hipn¨®tico logr¨® calmarle, reducir el nivel de sus gritos, los gallos de emoci¨®n.
Antes, cuando a¨²n estaba un poco m¨¢s tranquilo, cuando apenas llevaban seis o siete kil¨®metros marchando los atletas, pero ya ve¨ªa fuerte, bien colocado, con la boca cerrada, seguro, a su Miguel ?ngel L¨®pez, Carrillo empez¨® a explicar que los 20 kil¨®metros son un decatl¨®n. ¡°Se empieza por el sprint, y luego los saltos, y ahora est¨¢n en el 400. Y se trata de ir pasando todas las pruebas sin errores¡±, dijo. ¡°Y siempre guardando fuerzas, porque el final son los 1.500, y ah¨ª s¨ª, ah¨ª hay que darlo todo¡±. Y, mientras, con su ojo cl¨ªnico, con la sabidur¨ªa de quien conoce el atletismo y a los atletas y sabe analizar de un vistazo lo que pasa y lo que va a pasar, analizaba la carrera. Y sonre¨ªa por dentro, pues ve¨ªa fuerte a su L¨®pez.
Y luego, despu¨¦s de los abrazos y los llantos emocionados, sac¨® pecho, porque pod¨ªa, y habl¨® del pasado, de Fernando V¨¢zquez, el marchador al que ya llev¨® a Atlanta 96, y de Juanma Molina y de Benjam¨ªn S¨¢nchez. Y habl¨® del futuro. ¡°Tengo a dos chavalillos en los Juegos de la Juventud en China. Y uno de ellos, Berm¨²dez, viene buen¨ªsimo. Va a ser mejor que L¨®pez, viene borrando todas sus marcas¡±. Y con Berm¨²dez Carrillo seguir¨¢ organizando su espect¨¢culo en el futuro, pero en Z¨²rich solo hab¨ªa sitio para L¨®pez.
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