Primera subida, primeros da?os

Quiz¨¢s porque era la primera, quiz¨¢s porque era una recta de cuatro kil¨®metros con algunas zonas duras, quiz¨¢s porque las piernas a¨²n no tienen el pedaleo de las cumbres, quiz¨¢s por el calor, quiz¨¢s por nada de eso, la primera llegada en alto de la carrera caus¨® los primeros da?os y no precisamente colaterales. Con el term¨®metro reventando, sorprend¨ªa ver a Nairo Quintana, abrochado el maillot hasta la nuez, con su cimbreo habitual sobre la bicicleta. Pod¨ªa quiz¨¢s parecer hasta insultante y el pr¨®logo de una victoria. Pero el colombiano cedi¨® cuando el ramillete de estrellas segu¨ªa la estela de un poderoso Valverde. All¨ª, bajo el cielo azul y entre una carretera estrecha, se juntaron Contador, Nairo Quintana, Froome, Purito Rodr¨ªguez y Valverde en el primer mano a mano de la Vuelta. No se jugaban m¨¢s que una partida. No hab¨ªa fortuna que arriesgar, si acaso miedo que vencer. Valverde hab¨ªa dicho que la bicefalia en el equipo Movistar ¡°se resolver¨ªa en la carretera¡±. Y la carretera le dio el primer gal¨®n al ciclista murciano.

Fue ¨¦l quien asumi¨® el reto de liderar el grupo, cuando a¨²n eran diez los aspirantes. Todos en fila. Nairo Quintana y Contador con su estilo elegante que disimula el esfuerzo o la impotencia si llega el caso. Y Froome con ese cabeceo que afea la figura de un campe¨®n. Valverde los llevaba apretando la mand¨ªbula y Purito calculaba el momento para sancionar lo que suele ser su dominio en los finales explosivos. Y Purito calcul¨® mal. O bien, pero se qued¨® corto. A su rueda salt¨® Valverde y tras ¨¦l Contador y tambi¨¦n Froome... y se qued¨® Quintana, con el maillot abrochado, pero sin el aliento necesario para seguir la jugada de sus rivales. Sentado sobre la bicicleta, el colombiano los vio partir, no lejos pero s¨ª m¨¢s de lo esperado. Y Valverde se volvi¨® a vestir de l¨ªder, aunque tras la meta ya aseguraba que el colombiano sigue siendo el l¨ªder del equipo aunque el maillot rojo lo porte ¨¦l.

Fue en La Zubia donde se inici¨® el cambio de miradas, el primer an¨¢lisis del rival y el primer autoan¨¢lisis de cada uno. Contador sonre¨ªa porque entend¨ªa que para ¨¦l ¡°esto ha sido como una victoria¡± y porque las piernas funcionan ¡°aunque a veces me dan algunos pinchazos en la rodilla da?ada¡± tras la ca¨ªda en el Tour. Valverde tambi¨¦n sonre¨ªa con esa cara blanquirroja que deja el sol en los ciclistas por culpa de las gafas. Los dem¨¢s no sonre¨ªan, pero tampoco lloraban. Los cinco hab¨ªan tramitado su primer expediente x y los cinco aparecieron en la escena principal.

El descubridor del intr¨ªngulis fue Valverde, que fue desmigando el pelot¨®n como cuando se parte el pan con las manos. Poco a poco, con un ritmo dur¨ªsimo lo dej¨® en diez. Los cinco magn¨ªficos, un escudero de lujo (Nieve, el de Froome) y algunos outsiders interesantes, Aru, Chaves, Navarro, Gesink o Barguil. Valverde estruj¨® un poco m¨¢s el pan y se desmig¨® a¨²n m¨¢s. El ataque final de Purito ya hizo el resto, incluso deshilach¨® el ramillete de los favoritos que caminaron uno a uno. Valverde, m¨¢s fuerte y m¨¢s r¨¢pido, los distanci¨® a¨²n m¨¢s, un poco m¨¢s, aunque al final al murciano, a Contador y a Froome les asignaron el mismo tiempo. Purito cedi¨® ocho segundos y Quintana 12. Las bonificaciones ampliaron las ventajas de los tres primeros.

Los 167 kil¨®metros anteriores sirvieron para que el balear Llu¨ªs Mas y el holand¨¦s Ligthart se atracaran de asfalto, para morir en las primeras rampas de La Zubia. Los cuatro ¨²ltimos kil¨®metros eran los que contaban. Decir que todo lo anterior era un calentamiento ser¨ªa ofender al sol. Y ah¨ª, en ese tramo, en esa subida, Valverde se llev¨® al triunfo, el maillot de l¨ªder y el maillot de la general combinada. No fue un mal bot¨ªn para ser el primer salto de un largo trayecto. Quintana perdi¨® el ritmo, pero nada m¨¢s. Si acaso, un da?o moral. Al final, los cinco estuvieron ah¨ª, aunque los mil¨ªmetros en el ciclismo cuentan tanto como las miradas.