Estados Unidos prolonga su declive
El pa¨ªs que m¨¢s campeones ha dado se queda sin tenistas masculinos en Flushing Meadows
El lunes 9 de mayo de 2011 fue una fecha terrible para el tenis de Estados Unidos. Ese d¨ªa, la lista de los diez mejores del mundo amaneci¨® sin ning¨²n nombre del pa¨ªs por primera vez en d¨¦cadas, desde que las computadoras pasaron a gestionar la clasificaci¨®n profesional. El s¨¢bado, tres a?os y 113 d¨ªas despu¨¦s, Sam Querrey y John Isner prolongaron la decadencia del tenis masculino estadounidense tras perder ante el serbio Novak Djokovic (6-3, 6-2 y 6-2) y el alem¨¢n Philipp Kohlschreiber (7-6, 4-6, 7-6 y 7-6), respectivamente, y dejar Flushing Meadows sin jugadores locales.
La sequ¨ªa no es nueva. Ha sido un proceso lento, consolidado. Pero basta una cita tan importante como el Open USA, el ¨²ltimo grande del a?o, para que la realidad se imponga una vez m¨¢s como una bofetada. Para la patria de Pete Sampras, John McEnroe, Jimmy Connors, Andr¨¦ Agassi, Chris Evert y Martina Navratilova, campeones que contribuyeron a los m¨¢s de 300 t¨ªtulos individuales del Grand Slam que posee Estados Unidos, contemplar el cuadro masculino de Nueva York al final de la primera semana constituye un drama.
¡°Ser¨ªa bonito que Estados Unidos tuviera un jugador de tenis famoso¡±, coment¨®, inocente, Noah Rubin, de 18 a?os, al ser preguntado antes de su debut en el Open USA, donde no ha pasado de la primera ronda. Su comentario encierra una dura verdad: la ¨²ltima vez que un estadounidense gan¨® un torneo del Grand Slam ¡ªAndy Roddick, precisamente en Nueva York, en 2003¡ª Rubin montaba legos en la escuela. Los datos son inapelables: en los primeros meses de 1984, seis de los diez mejores jugadores del mundo, y 24 de los 50 mejores, eran estadounidenses. En la actualidad solo hay dos: John Isner, en el puesto 15, y Donald Young, en el 47. Isner no ha superado nunca los cuartos de final de un torneo del Grand Slam. Espa?a, con un cuarto de la poblaci¨®n de Estados Unidos, es el pa¨ªs mejor representado, con 10.
La ¨²ltima vez que un estadounidense gan¨® un Grand Slam fue en 2003
¡°Nos gustar¨ªa hacer lo que ha hecho Espa?a, que ha creado una verdadera ola de buenos jugadores entre los 100 primeros. Cuando los pones todos juntos, se empujan unos a otros para llegar a lo m¨¢s alto¡±, afirma Patrick McEnroe, hermano del gran campe¨®n, responsable de desarrollo de jugadores de la Asociaci¨®n de Tenis de Estados Unidos (USTA) desde 2008. En Nueva York, seis espa?oles han alcanzado la tercera ronda, una cifra solo amenazada por Francia (5). Les sigue Suiza, con 2 (Federer y Wawrinka).
El peque?o de los McEnroe, excapit¨¢n del equipo de Copa Davis, maneja un presupuesto de 17 millones de d¨®lares, aportado con los ingresos del torneo de Nueva York, para buscar talentos. Supervisa varios centros de formaci¨®n en todo el pa¨ªs y una academia en Florida, a la que invita a los j¨®venes con mejores condiciones para completar all¨ª sus estudios y formarse como tenistas. Pero los resultados con los chicos no llegan.
En el caso de las mujeres, la posici¨®n en el n¨²mero uno mundial de Serena Williams, que el s¨¢bado sigui¨® adelante en Nueva York (derrot¨® a su compatriota Varvara Lepchenko), relaja algo la situaci¨®n, pero sin grandes alegr¨ªas. Detr¨¢s de ella, la competencia es brutal. En la tercera ronda de Flushing Meadows resist¨ªan cuatro mujeres estadounidenses, pero en dura batalla con la Rep¨²blica Checa, Italia, Rusia y Alemania, todos ellos con tres clasificadas. El tenis es, m¨¢s que nunca, global. Y caprichoso. En el estadio de Queens, los aficionados locales se enamoraron de una chiquilla de 15 a?os llamada CiCi Bellis. Gan¨® en primera ronda y fue la locura. En el segunda partido perdi¨® y las luces se apagaron. Demasiadas expectativas injustificadas.
Algunos expertos de Estados Unidos consideran que los j¨®venes jugadores llegan muy tarde al circuito
McEnroe admite: ¡°Hemos cometido errores, y estamos aprendiendo de lo que est¨¢n haciendo otros, como Espa?a y Francia. Queremos ayudar a todos los j¨®venes norteamericanos, pero nos equivocamos al pensar que podr¨ªamos finalizar su formaci¨®n con 14 a?os y dejarlos caminar solos, sin cuidar su evoluci¨®n¡±. Espa?a, con muchas academias y un clima adecuado para la pr¨¢ctica del tenis, es un rival para Florida, antigua factor¨ªa de campeones, y el sustituto, junto a Francia, B¨¦lgica, Alemania y la Rep¨²blica Chica, de la cantera sueca, tambi¨¦n en decadencia.
Pero no es s¨®lo un problema de instalaciones. La manera de formar es tanto o m¨¢s importante. McEnroe opina que los j¨®venes estadounidenses aprenden a golpear la pelota (Roddick, el ca?onero de Omaha, fue uno de los productos m¨¢s depurados), pero no a jugar, lo que es muy distinto. Es por eso por lo que el t¨¦cnico y su equipo est¨¢n promoviendo la formaci¨®n sobre tierra batida, una superficie extra?a en Estados Unidos. Consideran que una de las claves del ¨¦xito de los europeos es la paciencia, el sentido estrat¨¦gico, la variedad de golpes, la resistencia que exige el tenis sobre arcilla.
De todo ello dio el s¨¢bado por la noche una excelente lecci¨®n Tommy Robredo, de 32 a?os, en su partido contra el australiano Nick Kyrgios, de 19, verdugo de Nadal en Wimbledon, al que se impuso por 3-6, 6-3, 7-6 y 6-3. Robredo arranc¨® el partido atascado, como superado por el horario y la frescura del rival. Sin embargo, en el segundo set comenz¨® a imponer su repertorio, en particular su derecha, hasta desquiciar a su oponente, que entreg¨® el partido entre calambres, pese a su juventud. El duelo fue intenso y tuvo momentos espectaculares, que los aficionados agradecieron. Al terminar el enfrentamiento, que empez¨® en s¨¢bado y concluy¨® en la madrugada del domingo, el locutor de la pista pregunt¨® a Robredo por ese inventario de recursos y golpes que atribuy¨® a la "escuela espa?ola".
Algunos expertos de Estados Unidos consideran que los j¨®venes jugadores llegan muy tarde al circuito, ya que se forman en el tenis universitario antes de ser profesionales, m¨¢s o menos con 22 a?os. En otros casos se alude a razones culturales, a un cierto aburguesamiento en la forma poco exigente de manejar a los chicos, de manera que los nombres de 16 a?os que m¨¢s se citan como esperanza de futuro tienen apellidos rusos o africanos, hijos de inmigrantes con m¨¢s hambre de triunfo. Asimismo, hay muchas cr¨ªticas por lo que consideran una urgente necesidad de resultados. Lo denominan el s¨ªndrome Michael Chang, el estadounidense que gan¨® Roland Garros con 17 a?os y con un sorprendente servicio de cuchara.
McEnroe descarta que el problema sea la falta de talento: ¡°Hay un mont¨®n de chicos por ah¨ª jugando en estos momentos que son condenadamente buenos. Nuestro trabajo es hacerlo mejor con ellos, y creo que ah¨ª nos hemos quedado atr¨¢s, desde el punto de vista t¨¦cnico y estrat¨¦gico¡±.
Mientras Estados Unidos da con la clave, su torneo bandera sigue adelante, caliente y emocionante. En la jornada del s¨¢bado, adem¨¢s del triunfo de Djokovic y de Robredo, el brit¨¢nico Andy Murray tambi¨¦n cumpli¨® con el pron¨®stico. Derrot¨® al ruso Andrey Kuznetsov por 6-1, 5-7, 6-4 y 6-2.
El canadiense Milos Raonic acab¨® con el maravilloso sue?o del dominicano V¨ªctor Estrella Burgos (7-6, 7-6 y 7-6), que una vez m¨¢s estuvo bien arropado por su gente, esta vez en una pista en condiciones, la Grandstand, la tercera en importancia del complejo Billie Jean King, en Corona Park. ¡°Da pena perder por tan poco, pero esta semana ha sido la mejor de mi carrera¡±, coment¨® Estrella Burgos. El caribe?o abog¨® por que su buen papel en Nueva York favorezca el desarrollo del tenis en su pa¨ªs, donde el b¨¦isbol es el rey. El tenista, de 34 a?os, explic¨® que los 110.000 d¨®lares que ha ganado los invertir¨¢ en viajar y competir por el circuito, algo que no pudo hacer durante muchos a?os, raz¨®n por la que su debut en Flushing Meadows ha sido tan tard¨ªo.
La representaci¨®n espa?ola tuvo un par de contratiempos. El asturiano Pablo Carre?o no pudo con el franc¨¦s Jo-Wilfried Tsonga (6-4, 6-4 y 6-4), mientras que Carla Su¨¢rez se despidi¨® del cuadro individual ante la estonia Kaia Kanepi (7-5 y 6-0).
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