El v¨ªa crucis de Lillo
El t¨¦cnico espa?ol es destituido en Millonarios por los conflictos institucionales a pesar de presentar unos buenos resultados
En una cena interminable entre Menotti y Valdano, el mayor de los dos t¨¦cnicos argentinos solt¨® una frase: "He encontrado a alguien m¨¢s loco que nosotros que habla de jugar al f¨²tbol por el camino correcto". Ese hombre del que hablaba Menotti era Juanma Lillo. Un t¨¦cnico mitad maldito, mitad de culto.
Si en su primera aventura fuera de Espa?a, Lillo coincidi¨® con Guardiola en Dorados de Sinaola, un encuentro que el Loco Abreu subray¨® diciendo: "Una tertulia con ellos era estar en el para¨ªso". En su segunda andanza fuera de las fronteras espa?olas, Juanma se ha encontrado con un panorama esperp¨¦ntico. En Millonarios los futbolistas no tienen duchas y los masajes se los tienen que dar en el suelo. Adem¨¢s, las guerras sucias y la inestabilidad institucional se han convertido en una tradici¨®n dentro del club colombiano. Lillo y sus ayudantes ??igo Dom¨ªnguez y Jorge Mu?oz se han encontrado en medio de una lucha de egos por el poder con cinco presidentes en ocho meses.
En Millonarios no hay duchas y los masajes se dan en el suelo. Las guerras sucias y la inestabilidad institucional es tradici¨®n en el club
Lillo vivi¨® en marzo una situaci¨®n in¨¦dita. A pesar de que en Colombia hay una regla por la que no se publica los emolumentos por respeto a los profesionales a fin de no poner en riesgo su integridad f¨ªsica y evitar posibles secuestros, el sueldo del t¨¦cnico vasco se filtr¨® a la prensa multiplicado por cinco. Algunos medios colombianos apuntaron como instigador al empresario Gustavo Serpa, acusado adem¨¢s de financiar a algunos periodistas para generar inestabilidad con el fin de provocar el descenso del precio de las acciones y poder comprar el club.
Las historias rocambolescas han marcado el camino de Lillo en Colombia. El equipo viaj¨® y jug¨® en Trujillo (Per¨²) despu¨¦s de que un miembro de una barra brava fuera asesinado por un amigo y compa?ero del grupo radical. La familia viaj¨® a reconocer el cuerpo en el mismo vuelo que Millonarios. Asimismo, las emboscadas y los sicarios se vinculan a uno de los clubes m¨¢s hist¨®ricos de Latinoam¨¦rica, que lleg¨® a tener en sus filas a Alfredo Di St¨¦fano, pero que ahora es un aut¨¦ntico polvor¨ªn.
Cuando el equipo encaden¨® un par de malos resultados, los dirigentes destituyeron primero al director deportivo y despu¨¦s a Lillo?
A pesar de la situaci¨®n desoladora, Lillo encontr¨® la senda del buen f¨²tbol. El equipo se qued¨® a un penalti de alcanzar la final (en 25 a?os Millonarios s¨®lo ha disputado una) y fue el equipo menos goleado del Apertura. La temporada anterior a la llegada de Lillo, el Atl¨¦tico Nacional super¨® en 28 puntos en la reclasificaci¨®n final a Millonarios, equipo que a las ¨®rdenes del t¨¦cnico espa?ol se coloc¨® despu¨¦s en segundo lugar en la reclasificaci¨®n, a 7 puntos, con dos partidos menos y clasificado para la pr¨®xima edici¨®n de la Libertadores. Lillo se hab¨ªa ganado el respeto de los m¨¢s futboleros e incluso lleg¨® a sonar como posible seleccionador de Colombia este verano cuando parec¨ªa que P¨¦kerman dejar¨ªa el cargo despu¨¦s del Mundial.
En verano Juanma Lillo y sus ayudantes vieron que desde el club no cumpl¨ªan las promesas que hab¨ªan asegurado y el equipo iba siendo desmantelado, sobre todo con la baja de M'bami (de la m¨¢xima confianza del t¨¦cnico, que lo entren¨® en el Almer¨ªa). Aument¨® el poder de Gustavo Serpa y cuando el equipo encaden¨® un par de malos resultados aprovecharon para destituir primero al director deportivo Portol¨¦s y despu¨¦s a Lillo y sus asistentes.
En una rueda de prensa, Lillo mostr¨® todo su apoyo a la gente de Millonarios: "Aqu¨ª hay sentimiento e identidad. Con los clubes no se juega. Si realmente amas una entidad, no se hipoteca su sostenibilidad, apuestas por ella de verdad". Fiel a su estilo, Lillo no busc¨® coartadas para explicar el v¨ªa crucis que ha vivido: "En el f¨²tbol no hay nada de lo que excusarse. Unas veces ganas y otras pierdes. P¨®nganse a jugar y lo ver¨¦is. Desde que se inventaron las excusas se acabaron los errores".
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