Cuando Spanoulis era ¡°el n¨²mero 7¡±
Estados Unidos ha pasado de no conocer el nombre de sus rivales en su ¨²ltima derrota en 2006 a estudiar el baloncesto internacional y tener tres ojeadores en el Mundial.
Estados Unidos llega a la final como una locomotora, con 101 puntos de media a favor por encuentro y 69 en contra. Sus atletas han brincado y esprintado ante todo el que se ha puesto por delante. Pero por detr¨¢s del m¨²sculo y el talento de los nba asoma tambi¨¦n un trabajo de pizarra. Ya no conf¨ªa Estados Unidos en vencer solo por la inercia de su superioridad, sino que ha incorporado un estudio t¨¢ctico de los rivales, colectivo e individual, del que carec¨ªa.
Desde que tom¨® el mando de la selecci¨®n en 2006, Coach K ha ganado 74 de los 75 encuentros que ha disputado. Esa ¨²nica mancha lo transform¨® todo. El 101-95 que Grecia bord¨® en las semifinales del Mundial 2006 hizo que Estados Unidos abriera los ojos. "Tenemos que estudiar mejor el baloncesto internacional", admiti¨® el t¨¦cnico tras la derrota. Sus explicaciones evidenciaron su desconocimiento del contrario. "El n¨²mero 4 estuvo espectacular en la primera parte, en la segunda brill¨® el n¨²mero 7 y el n¨²mero 15 meti¨® unos lanzamientos impresionantes", dijo Krzyzewski. Eran Papaloukas, Spanoulis y Kakiouzis. Para el entrenador, los contrarios eran n¨²meros, no nombres. Estados Unidos despreciaba el an¨¢lisis de un semifinalista del mundo, como si no existiera ni vida ni baloncesto m¨¢s all¨¢ de la NBA, y como si no bastara con mirarse al espejo.
Anuncio de Harden en el helipuerto
Estados Unidos no se entren¨® ayer. Era d¨ªa de descanso despu¨¦s de viajar desde Barcelona a Madrid y el momento apropiado para que algunos de sus jugadores atendieran compromisos comerciales. El m¨¢s espectacular situ¨® al alero James Harden en el helipuerto situado en la azotea del edificio del BBVA en el Paseo de la Castellana. A 686 metros de altura, Harden grab¨® durante unos minutos un anuncio en una media cancha de baloncesto construida para la ocasi¨®n y rodeada de una verja met¨¢lica, m¨¢s por seguridad para que el bal¨®n no cayera a la calle que por otras cuestiones. Harden es imagen del BBVA junto a Kevin Durant, y uno de los jugadores m¨¢s medi¨¢ticos de la NBA y de la selecci¨®n estadounidense.
Poco despu¨¦s, el propio Harden y el p¨ªvot Anthony Davis presentaron un videojuego de la NBA y disputaron un cuarto virtual con sus equipos, los Houston Rockets y los New Orleans Pelicans, que acab¨® 16-16. Harden fue cuestionado por su equipo ideal de todos los tiempos. Cit¨® a Magic Johnson, Michael Jordan y a Shaquille O¡¯Neal, pero no se incluy¨® a s¨ª mismo, a pesar de que recientemente consider¨® que se consideraba el mejor baloncestista vivo.
Los jugadores de la NBA son un gran gancho comercial durante el Mundial, y la expedici¨®n de Estados Unidos, de 97 personas, cuenta con especialistas en mercadotecnia.
El bofet¨®n fue un ba?o de realidad para Estados Unidos. El resto del mundo se hab¨ªa acercado a ellos, e incluso superado, como tambi¨¦n Puerto Rico, Lituania y Argentina en los Juegos de 2004. De Jap¨®n 2006 naci¨® el nuevo respeto hacia el rival. A un banquillo en el que Tom Thibodeau, Jim Boeheim y Monty Williams asisten a Coach K se ha unido en este Mundial un tr¨ªo de ojeadores pendientes de la vida exterior. El exalero Arturas Karnisovas se dedica al estudio de los jugadores internacionales, y Scott Simpson (ojeador de los Thunder de Oklahoma) y T.J. Zanin, de los Clippers, ponen el foco en los equipos. "Conozco a todos los jugadores, para eso me han fichado. Hemos avanzado mucho en ese aspecto. Ahora prestan mucho m¨¢s inter¨¦s", explica el lituano, que vivi¨® con el coraz¨®n partido unas semifinales entre su pa¨ªs y el pa¨ªs que le paga. Los sentimentalismos quedaron aparcados para este hombre de mundo que jug¨® en Lituania, Estados Unidos (Liga universitaria), Francia, Grecia e Italia, ha sido ojeador en Houston y ahora es ayudante del director general en los Nuggets de Denver y viste el uniforme de USA Basketball.
Karnisovas, Simpson y Zanin hacen las maletas cada verano. Al ¨²ltimo FIBA Am¨¦rica y al pasado Europeo, por ejemplo. Ah¨ª se pulen esos informes que asoman por la carpeta de Coach K. Durante la primera fase, Simpson viaj¨® a Gran Canaria y, sentado en la zona de prensa, vio cada partido de los posibles rivales de EE UU. De ah¨ª a Madrid, para analizar a los potenciales contrarios en la final. Especialmente a Espa?a. Seguramente Krzyzewski no atend¨ªa demasiado al scouting cuando fue asistente de Chuck Daly en el dream team de 1992. No lo necesitaba, pero hoy s¨ª. Estudia al rival y adapta sus entrenamientos. Habla de "respeto" y admira la cohesi¨®n de otras selecciones para jugar "como hermanos".
El aperturismo de mente es tambi¨¦n resultado de la universalizaci¨®n de la NBA. La temporada pasada bati¨® el r¨¦cord de jugadores no estadounidenses, 92, procedentes de 39 pa¨ªses (Francia fue con nueve el m¨¢s exportador; seis aport¨® Espa?a). La f¨®rmula funciona porque el equipo con m¨¢s for¨¢neos, nueve, fue el campe¨®n, San Antonio.
El entrenador de aquella Grecia de 2006 era Panagiotis Yannakis, estos pasados d¨ªas en Barcelona. Coach K le plant¨® un abrazo afectuoso tras los cuartos contra Eslovenia. Fue como un gesto de reconocimiento al ¨²nico entrenador que le ha vencido y a la vez de agradecimiento por esa lecci¨®n. Desde entonces, la selecci¨®n NBA no ha perdido: 62 victorias seguidas, un oro americano, dos oros ol¨ªmpicos y otro mundial, y la final de ma?ana. "El gran cambio es que ahora pensamos que podemos perder", comenta Krzyzewski. Hoy ya sabe que los rivales tienen nombre y no solo n¨²mero.
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